viernes, marzo 18, 2011

Mangueras contra la radiactividad

JORDI JUSTE
Japón posee abundante tecnología de vanguardia, pero ayer los esfuerzos para lograr refrigerar el núcleo y las barras de combustible de los reactores de la central nuclear Fukushima Daiichi se hacían a base de lanzar agua desde tierra y aire con helicópteros militares, una tanqueta antidisturbios de la policía y camiones de bomberos del Ejército. Los militares lograron hacer llegar el agua hasta el reactor número tres, pero no el vehículo policial, cuya potencia de chorro no alcanzó al objetivo. Al término de las operaciones, militares y policías no presentaban dosis de radiación preocupantes, pero es indudable que su intervención tuvo una gran dosis de heroicidad.
Si hubiéramos imaginado un accidente nuclear en Japón, posiblemente habríamos predecido el uso de sofisticados robots en las tareas para controlar una posible fuga radiactiva. No en vano, Japón es una potencia en el mundo de la robótica desde hace décadas.
Androides
En los últimos años, hemos visto perfeccionadas versiones de máquinas androides que bailan o sirven café o de robots con forma de animal que supuestamente hacen el papel de mascotas. Anécdotas, comparadas con la gran cantidad de máquinas japonesas con gran autonomía que se usan hoy en día en la industria, en todo el mundo, para hacer trabajos pesados o peligrosos que antes exigían la fuerza y el riesgo humanos.
Una explicación al hecho de recurrir a métodos que parecen rudimentarios, en lugar de los tecnológicamente más avanzados, es que los robots modernos se usan en instalaciones modernas, que ya han sido diseñadas para que eso sea posible.
La central nuclear de Fukushima fue construida en los años 70. Pero, aunque fuera una instalación moderna, parece que los daños, provocados por el tsunami primero y luego por las explosiones de hidrógeno, hubieran hecho igualmente difícil el acceso de humanos, humanoides o robots de otra forma.
No es raro ver en Japón la tecnología punta conviviendo con métodos de toda la vida. Al lado de escaleras de aleaciones muy sofisticadas es posible ver otras hechas de bambú, un material abundante y apreciado por su fuerza y ductilidad, y en templos o palacios catalogados como patrimonio de la humanidad, además de extintores y sistemas de aspersión, casi siempre están presentes los cubos rojos preparados para arrojar agua sobre las llamas.
Cultura del esfuerzo
En la cultura japonesa el esfuerzo es muy valorado y tiene un componente sobre todo físico cuyo máximo exponente es el del sacrificio de la propia vida para salvar al grupo. Esta vez, aún no ha sido necesario llegar a tal extremo, pero sí confiar en la pericia de héroes de carne y hueso para tratar de evitar una fuga radiactiva que podría afectar a sus compatriotas y a gente de otros países.
*PERIODISTA

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