Un veterano japonés de la guerra mundial, 'desaparecido' en la antigua URSS, vuelve a su país tras 63 años para ver las 'sakura'
JORDI JUSTE.KIOTO
Ya no hablaba su lengua materna, y necesitaba de una intérprete para dirigirse a los periodistas de su país natal. Tras 63 años de ausencia, Ishinosuke Uwano, un veterano japonés de la segunda guerra mundial de 83 años, aterrizó ayer en su país natal procedente de Ucrania, seis años después de haber sido declarado muerto de forma oficial por las autoridades.A su llegada al aeropuerto Narita de la capital japonesa, Uwano explicó en ruso que no había usado el japonés durante más de medio siglo. Tan sólo alcanzó a balbucear "konnichiwa" (hola) y "sayonara" (adiós), antes de declarar que quería decir muchas cosas más y partir hacia su pueblo natal, Hirono, en la provincia de Iwate, en el norte de Japón, para encontrarse con sus hermanos y primos."Me gustaría rezar ante la tumba de mis padres y ver los cerezos en flor", había declarado diez horas antes Uwano al prepararse para viajar desde Ucrania. Precisamente, la previsión meteorológica indica que las sakura (flor del cerezo) alcanzarán su máximo y efímero esplendor precisamente esta semana en el norte de la isla de Honshu, donde se encuentra la provincia de Iwate.Uno de tantosAntiguo soldado del Ejército Imperial llamado a filas en 1943, fue uno de tantos que no regresaron a su país después de la contienda. Uwano se quedó en Sajalín, la gran isla que sirve de frontera oriental al inmenso territorio de la Federación Rusa. La mitad sur de esa fría isla del Pacífico, situada al norte del archipiélago japonés, fue ocupada por el país vecino entre los años 1905 y 1945. Su permanencia en Sajalín fue conocida por las autoridades japonesas hasta 1958, año en que el Gobierno de Tokio le perdió la pista.Según se ha sabido ahora, Uwano se casó con una mujer ucraniana, con la que se trasladó a vivir a la entonces república soviética. Allí tuvieron tres hijos, aunque las autoridades soviéticas le prohibieron que se pusiera en contacto con su familia en Japón. En la actualidad, Ishinosuke vive en Zhitomyr, una ciudad a 90 kilómetros de la capital, Kiev, donde se le conoce con el nombre de Ishinovski.No está claro qué fue exactamente lo que llevó a Ishinosuke Uwano a intentar rehacer los lazos con su país natal. Sólo se sabe que en octubre del año pasado solicitó ayuda para localizar a sus familiares, y se puso en contacto con el personal de la Embajada de Japón. Los familiares que le quedaba en Japón pudieron reconocerle a través de fotografías realizadas por miembros de la delegación japonesa en Ucrania.Acompañado de un hijoUwano, que viaja acompañado de su hijo mayor, Anatoli, de 37 años, se encuentra en Japón con pasaporte ucraniano y un visado de turista. Tiene la intención de pasar diez días en Japón, antes de regresar a su país de adopción. Según algunas informaciones periodísticas, el Gobierno de Tokio podría incluso estudiar concederle la nacionalidad, aunque Japón no admite la doble ciudadanía y la adquisición de una distinta de la ciudadanía japonesa supone, en principio, la pérdida automática del pasaporte japonés.Según el Gobierno de Tokio, todavía quedan con vida unos 400 veteranos de guerra japoneses en territorio de la antigua Unión Soviética, de los que Tokio tiene localizados tan sólo a unos 40.Noticia publicada en la página 16 de la edición de 20/4/2006 de El Periódico - edición impresa. Para ver la página completa, descargue el archivo en formato PDF
Fascinante. Jordi, ha sido toda una alegría haber descubierto esta página, gracias a tu otro blog "ELEJapón", que es, por otra parte, el mejor aliciente que he encontrado hasta ahora, precisamente cuando estoy intentando aprender esta nueva y, a priori, difícil lengua que pareces dominar tan bien. En cualquier caso, y supongo que para darte un poco de envidia (que compense la que yo siento ahora leyéndote), te contaré que he estado la semana pasada con Vargas Llosa, con motivo de la presentación de su última novela, en el transcurso de una velada sencillamente inmejorable :)
ResponderEliminarUn abrazo
Guiller