26/3/2007 DEBATE EN JAPÓN SOBRE LA CONVIVENCIA EN LAS ACERAS
• El poco respeto de algunos ciclistas japoneses ha originado una ley para proteger al peatón
JORDI JUSTEKIOTO
La difícil convivencia entre los peatones y las bicicletas ha desatado en Japón una viva polémica social, hasta el punto de que el Gobierno prepara una norma sobre el uso de la acera.
• El poco respeto de algunos ciclistas japoneses ha originado una ley para proteger al peatón
JORDI JUSTEKIOTO
La difícil convivencia entre los peatones y las bicicletas ha desatado en Japón una viva polémica social, hasta el punto de que el Gobierno prepara una norma sobre el uso de la acera.
A la gente que no haya visitado Japón posiblemente le sorprenderá saber que en este país, de 127 millones de habitantes, hay más de 80 millones de propietarios de bicicletas. Los trenes de alta velocidad y las constantes innovaciones de la industria automovilística conviven con el uso intensivo de la bici. Por eso la propuesta gubernamental de poner orden en la normativa sobre su circulación ha despertado una gran expectación, reflejada en programas especiales de la televisión y en los editoriales de los periódicos de mayor tirada. "¿Cómo deberían acomodarse los peatones, ciclistas y motoristas? Nos gustaría ver un poco más de humildad en los automovilistas y mejor educación en los ciclistas", concluía recientemente su editorial el rotativo Asahi Shimbun.
Vehículo polivalente
En todo el país mucha gente usa la bici para ir de compras o desplazarse al trabajo, la escuela o la estación de tren. En casi todos los edificios públicos, colegios y centros comerciales hay aparcamientos especiales para bicicletas, y existe un gran comercio relacionado con este vehículo no contaminante. Incluso la policía usa la bici para patrullar por los alrededores de pequeñas comisarías de barrio.
Esta presencia ubicua de la bicicleta adopta muchas veces una forma anárquica. El carril bici es escaso, así que lo habitual es que los velocípedos compartan el espacio con los peatones en las aceras o con los coches en la calzada. Ahí, junto a los vehículos de motor, es donde dice el código de la circulación que deben rodar las bicis, salvo cuando está explícitamente permitido hacerlo por la acera, y en este caso dando siempre prioridad a los peatones.
Permisividad oficial
La presencia de bicicletas en las aceras empezó a permitirse en los años 70 como medida provisional debido al gran aumento de accidentes entre coches y bicis que siguió al espectacular crecimiento del parque automovilístico. Sin embargo, lo que estaba pensado como una medida de urgencia, para ganar tiempo hasta que mejoraran las infraestructuras, se convirtió en permanente, de modo que hoy la presencia de bicicletas está permitida en casi la mitad de las aceras del país.
La situación mejoraría si una parte sustancial de las tasas que gravan a los automovilistas se dedicara a compatibilizar los usos de calles y carreteras. Por ley, impuestos como el de la gasolina deben destinarse obligatoriamente a la construcción y mejora de las calzadas, concepto que el lobi del automóvil se ocupa de que se aplique de forma restrictiva en beneficio del coche. Todavía hoy hay numerosas calles en las que ni siquiera hay acera, y solo una línea blanca pintada en la calzada separa a peatones y vehículos.
Pero lo más grave es que en los lugares donde sí la hay, la inmensa mayoría de los ciclistas ignoran las normas más elementales de civismo y se dedican a tocar de forma insistente el timbre para que los viandantes les cedan el paso.
Conductas de riesgo
Esta conducta reviste evidentes peligros, pero la opción de obligar a las bicicletas a bajar de la acera parece por el momento poco recomendable. Hay que tener en cuenta que muchos de los ciclistas urbanos son menores, madres con niños como pasajeros y ancianos.
La revisión del código de la circulación que se ha presentado en el Parlamento legaliza la actual presencia de las bicis en las aceras, al establecer que podrán usarlas los menores de 12 años o cualquier persona cuando la calzada sea extremadamente peligrosa, lo cual es fácilmente atribuible a la mayoría. El mérito más aparente de la reforma es que está sirviendo para que muchos japoneses tomen conciencia de que hasta ahora han estado infringiendo el código."La gente no sabe que las bicis deberían circular por la calzada. Necesitamos establecer reglas claras que la gente pueda cumplir", declaraba recientemente un portavoz de la policía. En el 2006 hubo en Japón 174.000 accidentes de bicicletas, de los que 2.700 fueron atropellos de peatones.
Me acabo de caer del guindo. Cuando he ido a Japón, en Noda prefectura de Chiba, yo iba con la bici por la acera la mayoria de veces, y cuando era peatón y me tocaban el timbre yo me apartaba pensando que era mi deber. Me quedo sin palabras.
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