El primer ministro chino, Wen Jiabao inicia una visita de tres días
Abe invita al presidente chino Hu Jintao a visitar Japón el año que viene
Jordi Juste
El primer ministro chino, Wen Jiabao, inició ayer una visita de tres días a Japón con una reunión con su homólogo japonés, Shinzo Abe, tras la cual se hizo público un comunicado conjunto que más que resultados concretos muestra la voluntad de las dos potencias asiáticas de mejorar sus relaciones en áreas como la cooperación económica, el medio ambiente, la interpretación de la historia y la resolución de problemas que afectan a su vecino común, Corea del Norte. “Ambos países apoyan el desarrollo pacífico del otro y van a reforzar su confianza política”, dice el comunicado conjunto. Antes de salir de Pekín, Wen resumió el objetivo de su visita a Japón, la primera de un jefe de gobierno chino en más de seis años, explicando que la hacía con la esperanza de “romper el hielo”.
Las relaciones entre China y Japón se habían deteriorado seriamente durante los cinco años de gobierno de Junichiro Koizumi, tanto por razones simbólicas como por su rivalidad estratégica. China reaccionó con protestas y suspensión de las reuniones políticas al más alto nivel a las visitas anuales de Koizumi al santuario sintoísta de Yasukuni, donde se rinde homenaje a millones de japoneses muertos en diversas guerras y a 14 criminales de la segunda guerra mundial, contienda que puso fin a la sangrienta ocupación nipona de China. Por otra parte, en los últimos años, el acelerado crecimiento económico chino ha puesto de manifiesto la rivalidad entre los dos países por el acceso a materias primas, que se ha concretado en el contencioso por el desarrollo, por parte de China, de campos de extracción de gas en una zona marítima al suroeste de Japón que ambos países reclaman como suya.
Tras su llegada a la jefatura del gobierno, en septiembre pasado, Abe escogió Pekín como su primer destino en lo que se interpretó como una señal clara de su voluntad de rehacer los puentes rotos por Koizumi. Abe, que llegó al cargo con fama de ser más nacionalista que su predecesor, no ha querido declarar abiertamente su renuncia a visitar Yasukuni, pero parece difícil que ahora tire por la borda la mejora de las relaciones con China, el mayor éxito de su Administración hasta el momento.
Interdependencia económica
La ironía es que la suspensión de relaciones diplomáticas al más alto nivel durante el gobierno de Koizumi se produjo al mismo tiempo que quedaba definitivamente provada la creciente relación económica entre Japón y China. La República Popular es el segundo cliente de Japón y va camino de convertirse en el primero, desbancando a los Estados Unidos. Por su parte, para China su vecino del este sigue siendo un mercado importante y una abundante fuente de inversiones, con decenas de miles de empresas niponas intaladas en suelo chino.
Entre los pocos resultados concretos de la reunión de ayer está la confirmación de la reanudación de las exportaciones de arroz japonés a China, un asunto que no deja de ser simbólico, ya que China es autosuficiente en este producto básico de su dieta pero cuenta con una creciente clase media a la que los agricultores japoneses esperan vender una parte de su producción de calidad alta. En otro de los grandes asuntos compartidos, el medio ambiente, Japón, país con un alto grado de eficencia energética, se comprometió a ayudar a China a reducir sus emisiones de gases que producen el efecto invernadero.
Mañana Wen Jiabao hará una alocución en el parlamento japonés, se reunirá con líderes empresariales japoneses y será recibido en audiencia por el emperador Akihito. El viernes se desplazará hasta Kyoto, donde visitará la universidad Ritsumeikan antes de regresar a Pekín desde Osaka.
Abe invita al presidente chino Hu Jintao a visitar Japón el año que viene
Jordi Juste
El primer ministro chino, Wen Jiabao, inició ayer una visita de tres días a Japón con una reunión con su homólogo japonés, Shinzo Abe, tras la cual se hizo público un comunicado conjunto que más que resultados concretos muestra la voluntad de las dos potencias asiáticas de mejorar sus relaciones en áreas como la cooperación económica, el medio ambiente, la interpretación de la historia y la resolución de problemas que afectan a su vecino común, Corea del Norte. “Ambos países apoyan el desarrollo pacífico del otro y van a reforzar su confianza política”, dice el comunicado conjunto. Antes de salir de Pekín, Wen resumió el objetivo de su visita a Japón, la primera de un jefe de gobierno chino en más de seis años, explicando que la hacía con la esperanza de “romper el hielo”.
Las relaciones entre China y Japón se habían deteriorado seriamente durante los cinco años de gobierno de Junichiro Koizumi, tanto por razones simbólicas como por su rivalidad estratégica. China reaccionó con protestas y suspensión de las reuniones políticas al más alto nivel a las visitas anuales de Koizumi al santuario sintoísta de Yasukuni, donde se rinde homenaje a millones de japoneses muertos en diversas guerras y a 14 criminales de la segunda guerra mundial, contienda que puso fin a la sangrienta ocupación nipona de China. Por otra parte, en los últimos años, el acelerado crecimiento económico chino ha puesto de manifiesto la rivalidad entre los dos países por el acceso a materias primas, que se ha concretado en el contencioso por el desarrollo, por parte de China, de campos de extracción de gas en una zona marítima al suroeste de Japón que ambos países reclaman como suya.
Tras su llegada a la jefatura del gobierno, en septiembre pasado, Abe escogió Pekín como su primer destino en lo que se interpretó como una señal clara de su voluntad de rehacer los puentes rotos por Koizumi. Abe, que llegó al cargo con fama de ser más nacionalista que su predecesor, no ha querido declarar abiertamente su renuncia a visitar Yasukuni, pero parece difícil que ahora tire por la borda la mejora de las relaciones con China, el mayor éxito de su Administración hasta el momento.
Interdependencia económica
La ironía es que la suspensión de relaciones diplomáticas al más alto nivel durante el gobierno de Koizumi se produjo al mismo tiempo que quedaba definitivamente provada la creciente relación económica entre Japón y China. La República Popular es el segundo cliente de Japón y va camino de convertirse en el primero, desbancando a los Estados Unidos. Por su parte, para China su vecino del este sigue siendo un mercado importante y una abundante fuente de inversiones, con decenas de miles de empresas niponas intaladas en suelo chino.
Entre los pocos resultados concretos de la reunión de ayer está la confirmación de la reanudación de las exportaciones de arroz japonés a China, un asunto que no deja de ser simbólico, ya que China es autosuficiente en este producto básico de su dieta pero cuenta con una creciente clase media a la que los agricultores japoneses esperan vender una parte de su producción de calidad alta. En otro de los grandes asuntos compartidos, el medio ambiente, Japón, país con un alto grado de eficencia energética, se comprometió a ayudar a China a reducir sus emisiones de gases que producen el efecto invernadero.
Mañana Wen Jiabao hará una alocución en el parlamento japonés, se reunirá con líderes empresariales japoneses y será recibido en audiencia por el emperador Akihito. El viernes se desplazará hasta Kyoto, donde visitará la universidad Ritsumeikan antes de regresar a Pekín desde Osaka.
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