viernes, junio 08, 2007

Arte y gastronomía para el pueblo







CRÓNICA DESDE TOKIO
Jordi Juste. Tokio
Entre la gran cantidad de nuevos edificios que han abierto sus puertas últimamente en la capital de Japón, quizás el que más destaca por su aspecto exterior es el del National Art Center, Tokyo (NACT), obra del arquitecto Kisho Kurokawa, uno de los candidatos que recientemente disputaron sin éxito el puesto de gobernador al ultranacionalista Shintaro Ishihara.
El nuevo centro de exposiciones, situado a pocos minutos de los complejos comerciales, de ocio y oficinas Roppongi Hills y Tokyo Midtown, ofrece al paisaje urbano de la capital una sinuosa fachada de cristal que tiene el efecto óptico de reducir y suavizar sus dimensiones. Sin embargo, una vez dentro, el edificio se revela como un gran recipiente, con un atrio de 21 metros de altura y grandes porciones de sus paredes dominadas por el hormigón desnudo. En el espacio central destaca un gran cono invertido, también de hormigón, que recuerda un enorme silo y que actúa como eje de conexión de los diversos espacios.
“National Art Center, Tokyo” (NACT) es el nombre oficial en inglés de lo que en japonés se conoce como Kokuritsu Shin Bijutsukan (Nuevo Museo Nacional de Arte) el quinto centro que se abre bajo el paraguas de la institución pública independiente que agrupa los museos nacionales de arte que hay en Tokio, Osaka y Kioto. La originalidad del “Nuevo Museo” reside en que no cuenta con una exposición permanente. En su lugar ofrece exposiciones concebidas tanto por sus expertos como por otros centros de arte y por asociaciones de artistas.
De los 48.000 metros cuadrados que tiene el NACT, 14.000 están dedicados a exposiciones, lo que lo convierte en el mayor centro de estas características del país. Entre sus intenciones declaradas está la de facilitar el acceso del arte al gran público, razón por la que sus responsables afirman que le han dado gran importancia a la zona de entrada gratuita, especialmente a la tienda de recuerdos de diseño, a las cafeterías y al restaurante, que gestiona el famoso cocinero francés Paul Bocuse. Por si no estuvieran claras las referencias geográficas del NACT, su segunda exposición “invitada” ha sido “París del mundo entero: Artistas extranjeros en París 1900-2005”, organizada por el Centre Pompidou.
De momento, la estrategia para captar público está reportando una abrumadora respuesta positiva, sobre todo por parte de las tokiotas de entre 30 y 50 años, siempre ávidas de encontrar sitios donde aligerar con buen gusto sus abultados billeteros. Sin duda, la cercanía de Tokyo Midtown y Roppongi Hills contribuye a canalizar espectadores para el arte y consumidores para la gastronomía. El NACT es uno de los tres vértices del llamado Roppongi Art Triangle, que comenzó hace más de un año el Museo Mori de Roppongi Hills y culminó en abril con la apertura del Museo Suntory en Tokyo Midtown. Con estas tres incorporaciones, sumadas al 21_21 Design Sight de Issey Miyake y Tadao Ando, esta parte de Tokio, hasta hace poco conocida por sus locales de ocio nocturno, se ha convertido en uno de sus principales focos irradiadores de tendencias.

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