En las últimas décadas se han multiplicado gracias a la abundancia de basura
Las compañías de servicios entre las víctimas de los pájaros negros
Nadie sabe exactamente el número de cuervos que hay en Japón, pero ornitólogos y responsables municipales coinciden en asegurar que en las últimas décadas se han multiplicado y no han dejado de causar problemas. Estos pájaros han sido siempre una amenaza para los agricultores nipones y sus cultivos, pero últimamente han proliferado también en las ciudades, donde su tétrico graznido se ha convertido ya en uno más de los sonidos típicos.
“La gran cantidad de parques, hileras de árboles en las calles, grandes árboles en las residencias y edificios altos, y como propina la facilidad de obtener basura orgánica” son las razones que aporta la profesora Michiyo Matsuda en su libro Karasu, naze Tokyo ga suki nanoka (Por qué a los cuervos les gusta Tokio) para explicar la gran presencia de estos pájaros en la capital de Japón.
A las causas apuntadas por Matsuda se añade que en las ciudades los cuervos se encuentran a salvo de sus depredadores naturales. Por eso ahora muchos ayuntamientos tienen planes para deshacerse de ellos. La medida más habitual es la captura y exterminación, así como la eliminación de sus nidos. Sin embargo, los cuervos urbanos están muy bien alimentados, lo que hace que su índice de reproducción sea muy alto y los esfuerzos para acabar con ellos consigan a penas mantener a raya su proliferación.
“Sólo queremos volver a la edad dorada de coexistencia”, explicaba recientemente un responsable del Departamento de Medio Ambiente del gobierno provincial de Tokio para justificar su campaña de eliminación de cuervos. Desde 2001 sólo en la capital se han exterminado con gas casi 100.000 de estos pájaros. Se dice que la campaña contra los cuervos en Tokio tomó nuevos bríos gracias a la ira de su gobernador, Shintaro Ishihara, conocido por su nacionalismo y por sus excesos verbales, que fue atacado en la cabeza por uno de ellos mientras jugaba al golf.
Sea o no cierta la anécdota, es verdad que es fácil oir historias de japoneses que han sufrido o visto directamente agresiones de cuervos. “Yo he visto como atacaban a una persona de edad e intentaban atacar a unos niños que movían un cuervo muerto. Son muy listos y es muy difícil deshacerse de sus nidos, primero hay que ahuyentarlos con humo”, explica el director de una escuela de Kioto.
La basura en la calle
“Ahora, con la unificación de bolsas y el uso de redes, hay menos basura, pero tenemos a una mujer que les deja comida a los gatos salvajes y los cuervos lo saben y van a cogerla”, cuenta un líder vecinal. Un caso parecido es el de la gente que acaba alimentando a los cuervos aunque su intención sea dar de comer a las palomas o a los patos en algunos parques, a pesar de los letreros que advierten contra esta práctica.
En Japón todavía hay muchas zonas urbanas en que no se usan contenedores y la basura se recoge dos o tres días por semana. Los vecinos dejan las bolsas por la noche en un montón en la calle para que los basureros las recojan por la mañana, pero a veces cuando estos llegan ya han pasado los cuervos y han esparcido desperdicios por toda la calle. Hasta hace unos años las bolsas eran opacas, pero se introdujeron las translúcidas para inducir a la gente a hacer correctamente la selección de desechos y con ello se les facilitó el trabajo a los cuervos.
Además de atacar a los humanos y diseminar despojos, los cuervos causan problemas a las compañías de servicios. En los últimos dos años, en Tokio se produjeron unos 1.500 casos de cortes de cables de fibra óptica por parte de los cuervos, que al parecer usan este material en la elaboración de sus nidos. El incidente más espectacular causó la breve interrupción del servicio de tren de alta velocidad.
La presencia urbana de los cuervos también causa problemas a otros pájaros, por la competencia que suponen o porque destruyen sus nidos y se comen sus huevos. En Tokio, para proteger de los cuervos a una pequeña ave migratoria se ha iniciado un experimento en el que se están usando más de 10.000 abejas cerca del aeropuerto de Haneda. Los insectos, que tienden a atacar todo lo que sea negro, mantienen alejados a los cuervos.
Mito y mala imagen
A pesar de la mala imagen de este pájaro, un cuervo negro de tres patas sosteniendo una pelota ocupa el centro del escudo de la Federación Japonesa de Fútbol, y es que en la mitología japonesa el cuervo conocido como yatagarasu tiene el papel de mensajero de la diosa Amaterasu, la principal deidad del panteón sintoísta. Pero entre los japoneses de hoy en día casi todo el mundo parece odiarlos. “Tienen una voz detestable. Y sólo de verlos me parece que alguien se va a morir”, explica una mujer de mediana edad.
“La gran cantidad de parques, hileras de árboles en las calles, grandes árboles en las residencias y edificios altos, y como propina la facilidad de obtener basura orgánica” son las razones que aporta la profesora Michiyo Matsuda en su libro Karasu, naze Tokyo ga suki nanoka (Por qué a los cuervos les gusta Tokio) para explicar la gran presencia de estos pájaros en la capital de Japón.
A las causas apuntadas por Matsuda se añade que en las ciudades los cuervos se encuentran a salvo de sus depredadores naturales. Por eso ahora muchos ayuntamientos tienen planes para deshacerse de ellos. La medida más habitual es la captura y exterminación, así como la eliminación de sus nidos. Sin embargo, los cuervos urbanos están muy bien alimentados, lo que hace que su índice de reproducción sea muy alto y los esfuerzos para acabar con ellos consigan a penas mantener a raya su proliferación.
“Sólo queremos volver a la edad dorada de coexistencia”, explicaba recientemente un responsable del Departamento de Medio Ambiente del gobierno provincial de Tokio para justificar su campaña de eliminación de cuervos. Desde 2001 sólo en la capital se han exterminado con gas casi 100.000 de estos pájaros. Se dice que la campaña contra los cuervos en Tokio tomó nuevos bríos gracias a la ira de su gobernador, Shintaro Ishihara, conocido por su nacionalismo y por sus excesos verbales, que fue atacado en la cabeza por uno de ellos mientras jugaba al golf.
Sea o no cierta la anécdota, es verdad que es fácil oir historias de japoneses que han sufrido o visto directamente agresiones de cuervos. “Yo he visto como atacaban a una persona de edad e intentaban atacar a unos niños que movían un cuervo muerto. Son muy listos y es muy difícil deshacerse de sus nidos, primero hay que ahuyentarlos con humo”, explica el director de una escuela de Kioto.
La basura en la calle
“Ahora, con la unificación de bolsas y el uso de redes, hay menos basura, pero tenemos a una mujer que les deja comida a los gatos salvajes y los cuervos lo saben y van a cogerla”, cuenta un líder vecinal. Un caso parecido es el de la gente que acaba alimentando a los cuervos aunque su intención sea dar de comer a las palomas o a los patos en algunos parques, a pesar de los letreros que advierten contra esta práctica.
En Japón todavía hay muchas zonas urbanas en que no se usan contenedores y la basura se recoge dos o tres días por semana. Los vecinos dejan las bolsas por la noche en un montón en la calle para que los basureros las recojan por la mañana, pero a veces cuando estos llegan ya han pasado los cuervos y han esparcido desperdicios por toda la calle. Hasta hace unos años las bolsas eran opacas, pero se introdujeron las translúcidas para inducir a la gente a hacer correctamente la selección de desechos y con ello se les facilitó el trabajo a los cuervos.
Además de atacar a los humanos y diseminar despojos, los cuervos causan problemas a las compañías de servicios. En los últimos dos años, en Tokio se produjeron unos 1.500 casos de cortes de cables de fibra óptica por parte de los cuervos, que al parecer usan este material en la elaboración de sus nidos. El incidente más espectacular causó la breve interrupción del servicio de tren de alta velocidad.
La presencia urbana de los cuervos también causa problemas a otros pájaros, por la competencia que suponen o porque destruyen sus nidos y se comen sus huevos. En Tokio, para proteger de los cuervos a una pequeña ave migratoria se ha iniciado un experimento en el que se están usando más de 10.000 abejas cerca del aeropuerto de Haneda. Los insectos, que tienden a atacar todo lo que sea negro, mantienen alejados a los cuervos.
Mito y mala imagen
A pesar de la mala imagen de este pájaro, un cuervo negro de tres patas sosteniendo una pelota ocupa el centro del escudo de la Federación Japonesa de Fútbol, y es que en la mitología japonesa el cuervo conocido como yatagarasu tiene el papel de mensajero de la diosa Amaterasu, la principal deidad del panteón sintoísta. Pero entre los japoneses de hoy en día casi todo el mundo parece odiarlos. “Tienen una voz detestable. Y sólo de verlos me parece que alguien se va a morir”, explica una mujer de mediana edad.
hola amigos la verda me gusta mucho viajar a japon porque es un pais bastante linda y differente mis am,gos viajan para comprar celulares replicas replika telefonlar pero dicen que ahi estan un poco caros el mejor idea por eso puede ser kore malı telefon
ResponderEliminarAca puso algunos informaciones que puede ser bien
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