15/1/2009 CRÓNICA DESDE KIOTO
En Japón existen muchos sistemas acientíficos de predecir el futuro de alguien y de conocer su personalidad. Algunos están ligados a sus tradiciones, como los omikuji, unos papelitos que se obtienen tras sacar un palito de una caja en los santuarios sintoístas, o el número de trazos que suman los caracteres chinos con los que se escriben el nombre y el apellido. Otros son de introducción más reciente, como el horóscopo occidental o el tipo de sangre.
Este último método está tan arraigado que muchos japoneses ignoran que su origen se encuentra en los años 20 del siglo pasado, ligado a las teorías racistas que asociaban el carácter de los pueblos al predominio de un determinado grupo sanguíneo. Entonces adquirió gran popularidad y los militares nipones intentaron usarlo para seleccionar a los soldados mejor dotados. Sin embargo, vista su escasa eficacia, en los años 30 pasó de moda y no volvió a estar en boga hasta los 70, cuando lo revitalizó el abogado y personaje televisivo Masahiko Nomi.
Desde entonces, muchos japoneses se han dejado seducir por esta forma de clasificar a las personas, según la cual los que tienen la sangre de tipo A son gente ordenada y sensible pero fastidiosa, los del grupo B son activos y sociables pero egoístas, los AB son fríos y racionales pero indecisos y los O son agradables y optimistas pero vanidosos.
Este asunto se ha convertido en una fuente de ingresos para la industria editorial. Uno de los éxitos de ventas de este año en las librerías japonesas ha sido la colección Jibun no setsumeisho (Tu propio manual de instrucciones), que han situado los volúmenes de los tipos A y O, los más abundantes, en los primeros puestos de las listas de ventas y se ha convertido en tema de conversación, especialmente entre los jóvenes.
"Me compré el libro de mi tipo y lo acierta todo sobre mí", explica Haruno, una joven universitaria. Ayae, su compañera de clase, también se muestra convencida de la fiabilidad del método: "Muchas veces, cuando he conocido a una persona he imaginado, por su forma de actuar, cual era su grupo sanguíneo, y siempre he acertado". En cambio, Yuuta, un chico de 19 años, confiesa que su afición por el método es más bien recreativa: "No sé si acierta o no, pero la vida es más divertida si crees en estas cosas", confiesa.
Recientemente, el actor de kabuki (teatro tradicional japonés) Ichikawa Danjuro explicó que su tipo sanguíneo ha cambiado de A a O debido a un trasplante de células madre procedentes de su hermana, como parte de un tratamiento para curar la leucemia. Conocedor de la popularidad del sistema de definir la personalidad a partir del tipo de sangre, Ichikawa planteó un reto al público que asista a su reaparición en la escena: "Quiero que venga y vea si la forma de actuar es distinta entre las personas de tipo A y las de tipo O". Es de esperar que haya bastantes espectadores que vean en los gestos y en la entonación de Ichikawa la prueba de la transformación de su carácter, ya que, según una encuesta, el 63% de las mujeres y el 47% de los hombres japoneses afirman que creen en la relación entre tipo de sangre y personalidad.
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