miércoles, febrero 20, 2008

Enamorados del chocolate

14/2/2008 CRÓNICA DESDE OSAKA // JORDI JUSTE
Tienda de chocolates en Osaka. JJuste
JORDI Juste
El 14 de febrero es el día de San Valentín, la fecha en que la costumbre exportada por Estados Unidos a medio mundo hace que los enamorados se demuestren sus sentimientos por escrito y en forma de regalos. En Japón también se celebra, pero tiene algunas peculiaridades: el regalo casi exclusivo es el chocolate, solo lo regalan las mujeres a los hombres y en muchas ocasiones es más una expresión de obligación social que de amor genuino.
Japón ha añadido a sus numerosas celebraciones tradicionales, algunas de ellas ancestrales, una gran cantidad de fiestas occidentales que se han adaptado muy fácilmente a las necesidades modernas de su industria, ávida por impulsar cualquier incentivo al consumo. Navidad y los días del padre y de la madre son algunos de los ejemplos más claros, junto con San Valentín, o varantain, que es como se pronuncia aquí.
Desde finales de enero, el chocolate es el gran protagonista en todos los centros comerciales del país. Las chocolaterías preparan productos especiales y contratan personal extra para hacer frente al incremento de la clientela en sus locales de venta habituales. Además, los grandes almacenes dedican plantas enteras a ferias del chocolate, con puestos dedicados a los principales fabricantes europeos y japoneses. Su esfuerzo se ve recompensado, ya que las ventas para el día de San Valentín representan el 15% de la facturación anual.
La costumbre de regalar chocolate la intentó introducir en 1936 la chocolatería Morozoff, de Kobe, pero su éxito definitivo se fraguó en 1958. Entonces, Kunio Hara, hijo de un chocolatero de Tokio intentó vender el producto como regalo ideal para los enamorados, pero la iniciativa fue un fracaso. Sin embargo, al año siguiente, tuvo la idea de vender chocolates en forma de corazón y parece ser que triunfó entre numerosas mujeres deseosas de expresar su amor. Las japonesas están poco acostumbradas a expresar sus sentimientos en forma directa, así que el corazón de chocolate resultó una forma ideal de comunicación.
Año tras año la costumbre se fue generalizando y fue derivando hasta convertirse en la obligación de las mujeres japonesas de regalar chocolate a los hombres de su alrededor, especialmente a aquellos que estaban en una situación social superior, es decir a casi todos hasta finales del siglo XX. Es lo que se conoce como guirichoco, o chocolate por compromiso. Paradójicamente, el chocolate, sea o no guirichoco, viene acompañado casi siempre de símbolos amorosos, como cupidos o corazones. A principios de los años 80 empezó a generalizarse también la celebración, el 14 de marzo, del White Day, en que se supone que los hombres deben recompensar con un regalo de valor superior a las mujeres que les han dado chocolate por San Valentín.
Las japonesas adquieren independencia y seguridad y con el crecimiento de estas cualidades va disminuyendo el guirichoco y aumentando el uso del chocolate como expresión de amor, o como mínimo de un afecto genuino, hacia enamorados, compañeros de trabajo, amigos o familiares cercanos.

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