lunes, marzo 03, 2008

Alarma en Japón por el hallazgo de pesticidas prohibidos en comida china

1/3/2008 CUIDADO CON EL ROLLITO TÓXICOALERTA ALIMENTARIA EN ASIA
Restaurante chino de la cadena Ohshoh, en la ciudad japonesa de Kioto. Foto: JORDI JUSTE
JORDI JUSTE.KIOTO
La semana pasada se supo que restos del insecticida phorate, prohibido en Japón, habían sido encontrados en rollitos de espárragos congelados producidos en China. El anuncio sigue al hallazgo del pesticida methamidophos en un paquete de nikuman, panecillos chinos rellenos de carne, congelados e importados también de China. Estos dos casos son los últimos de una serie que ha desatado la alerta entre los japoneses. Los medios de comunicación publican cada día noticias relacionadas con la falta de fiabilidad de los alimentos chinos y la mayoría de las escuelas del país han eliminado de sus menús los platos que contienen ingredientes importados del país vecino.
Días atrás llegó a Tokio un equipo de la policía china para intercambiar información con sus colegas japoneses sobre el caso más grave, en el que 10 personas sufrieron síntomas de intoxicación tras consumir gyoza (empanadillas chinas) producidas en la provincia china de Hebei, en cuyos paquetes se hallaron también restos de methamidophos. Las autoridades japonesas creen muy improbable que la contaminación se produjera en Japón, por lo que las sospechas apuntan a la planta productora. Los investigadores chinos sostienen justo lo contrario: que las posibilidades de contaminación durante el proceso de producción son muy escasas, que no se puede determinar que los pesticidas sean los que se usan en China y que es posible que se hayan introducido desde fuera de las bolsas.
En todo caso, la colaboración policial no tiene precedentes y da cuenta de la gravedad del asunto y de la buena pero frágil sintonía entre Pekín y Tokio. "La desconfianza de los consumidores japoneses en los productos chinos se extenderá más, mientras los ciudadanos chinos aumentarán su enfado con Japón porque creerán que Japón está acusando falsamente a China de negligencia. Esta situación, si se maneja incorrectamente, podría dañar gravemente las relaciones bilaterales", alertaba el diario japonés Asahi Shimbun en un editorial.
En los últimos años no han parado de aumentar en Japón las importaciones de productos alimentarios chinos, hasta el extremo de que a veces es difícil encontrar en los supermercados congelados o algunos tipos de verduras que no vengan de China. En algunos casos se trata de alimentos cuyo origen es mucho más lejano, pero que pasan por el país vecino para ser procesados y envasados por sus bajos costes de producción. Un ejemplo es la caballa pescada y congelada en Dinamarca, sazonada en Shandong y comercializada en Japón, en la que también la semana pasada se encontraron restos del pesticida dichlorvos.
Letra pequeñaLa cocina china forma parte de la dieta habitual de muchos japoneses. Las empanadillas, los panecillos rellenos de carne y los fideos chinos son platos comunes en las mesas japonesas, y los restaurantes de comida china, en su mayoría regentados por japoneses, están prácticamente en cada esquina. Los productos alimentarios que llegan de China no se limitan a elementos de su gastronomía, sino que incluyen incluso productos típicos japoneses en cuyos paquetes hay que leer el origen escrito en letra muy pequeña. Aunque no hay datos económicos concretos sobre cómo está afectando el actual pánico, en los supermercados se puede apreciar un marcado descenso de la venta de congelados.
"Cuando se supo lo de las empanadillas me asusté y fui a devolver al súper unas que tenía en el congelador. Ahora no quiero comprar productos chinos, pero tampoco congelados, aunque sean japoneses, porque no me fío. Tiré todos los congelados que tenía y de momento lo hago todo yo con ingredientes frescos", explica Sayoko, un ama de casa de Kioto.
Cerdo por vaca
La actual histeria por la comida importada de China se produce justo después de una sucesión de escándalos relacionados con productos alimentarios japoneses. En uno de los más sonados se descubrió que una empresa comercializaba una mezcla de carne picada de cerdo y vaca como si fuera solo de este último animal. Otros afectaron al etiquetado de productos: se sustituía el origen real para indicar otro de más prestigio, o se corregía la fecha para poder revenderlos estando caducados.Estos casos y la ineptitud de las autoridades para hacerles frente han sembrado la desconfianza entre los consumidores japoneses, que ahora concentran sus temores en las importaciones chinas.
Gyoza, empanadillas chinas. Foto: JORDI JUSTE

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