miércoles, agosto 06, 2008

Guerra a las barrigas en Japón

El objetivo es combatir el síndrome metabólico
Todos los mayores de 40 años deberán medirse el abdomen
Un grupo de hombres come gyudon (arroz con carne) en un restaurante de Kioto. JJuste
“Estos últimos años, debido al cambio de los hábitos de los japoneses y al envejecimiento de la población, han aumentado enfermedades como la diabetes y otras relacionadas con el estilo de vida; se calcula que son las causantes de un tercio de las muertes. Cada persona puede prevenirlas mediante una dieta equilibrada y un ejercicio adecuado.”
Así es como el Ministerio de Salud, Trabajo y Seguridad Social de Japón presenta su campaña para concienciar a la población de la necesidad de prevenir el llamado Síndrome Metabólico, caracterizado por la conjunción de diversos factores de riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y diabetes. El síntoma más llamativo del síndrome metabólico es la concentración de grasa en el abdomen, por lo que los japoneses, siempre rápidos en acuñar nuevos términos, ya han adoptado la voz metabo como sinónimo de persona con exceso de peso.
El ministerio se ha marcado el objetivo de reducir la parte de la población con sobrepeso en un 25% en los próximos siete años y calcula que hasta el año 2025 puede ahorrar 2 billones de yenes (12.000 millones de euros) en gasto sanitario. Más que la necesidad de controlar los gastos sanitarios de una población cada vez más envejecida, hay quien ve en esta nueva política una forma de hacer crecer el negocio sanitario calificando a una parte sustancial de la población como “medio enferma”. Según un reciente editorial del diario Asahi Shinbun, el programa “está diseñado más para satisfacer los intereses del ministerio que para mejorar la salud de la gente”.
Un país de gente delgada
De hecho, cualquier persona que haya visitado Japón puede sorprenderse de leer que su gobierno ha emprendido una campaña para combatir el exceso de peso. En este país hay gordos, por supuesto, pero la mayoría de la población presenta unas figuras que a los ojos de los occidentales parecen extremamente delgadas. Sin embargo, la falta de ejercicio, el aumento de las comidas fuera de casa y la ingesta generalizada de platos ricos en grasas han hecho crecer el número de personas que llevan una vida considerada poco sana.
“Los japoneses parecemos delgados, pero a veces la grasa no se ve, se acumula en las entrañas”, comenta en un restaurante una mujer de 35 años que, por su flacura, posiblemente no podría desfilar en pasarelas de moda como Cibeles. Su compañera de mesa, algo mayor pero igualmente delgada, celebra la campaña del gobierno: “Está bien que animen a la gente a hacer más ejercicio”, asevera mientras da cuenta de un voluminoso plato de fideos chinos.
La campaña del gobierno no sólo anima a la gente a moverse más sino que contiene medidas obligatorias. De momento los más de 50 millones de personas de entre 40 y 74 años deben someterse a la medición de su circunferencia abdominal. Si ésta supera los 85 centímetros en los hombres o los 90 en las mujeres, el siguiente paso será hacerse un análisis de sangre para detectar si existen niveles demasiado altos de azucares o grasas. En caso de que los haya, será necesario ponerse en manos de un especialista. El gobierno prevé incentivos económicos para las empresas que logren reducciones significativas de sus trabajadores afectados y penalizaciones para las que no las consigan.

Dudas médicas sobre el plan

Para Takashi Doi, médico de familia en Kioto, no está clara la efectividad del procedimiento escogido para detectar a las personas que sufren el síndrome. “Se quieren hacer reconocimientos generalizados a la población, pero con los criterios actuales una gran parte de la ciudadanía será diagnosticada con el síndrome”, afirma el doctor Doi, que adopta una actiud escéptica sobre la política del Ministerio: “Está bien que la gente tome conciencia del problema pero, en muchos casos, uno de los principales causantes del exceso de masa corporal es que la gente hace demasiadas horas extras y cena tarde, aunque tampoco se puede pedir a todo el mundo que no haga horas extras. Son dos problemas que están bajo la tutela del mismo ministerio, así que tal vez también deberían hacer algo para resolver esta contradicción”.

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