lunes, diciembre 04, 2006

Roppongi Hills, la colina de las vanidades japonesas


Crónica desde Tokio
Jordi Juste
Si en 1972 a la torre Eiffel le salió la competencia de la Tour Montparnasse como principal atalaya sobre París, en 2003 la finalización de la Mori Tower supuso el fin de la supremacía de la torre de Tokio como mirador de la capital de Japón. Sin embargo, a diferencia del rascacielos parasino, el tokiota no es el edificio más alto del país, a pesar de sus 238 metros. Ese honor le corresponde todavía a la Yokohama Landmark Tower, de 295 metros de altura.
En sus tres años de vida, la Mori Tower se ha convertido en un símbolo de la nueva economía. Las principales empresas de Internet y muchos de los inversores que se han enriquecido con la recuperación de la alegría en la bolsa de Tokio compitieron desde la inauguración para ocupar alguno de sus 54 pisos. El rascacielos es el centro del complejo inmobiliario Roppongi Hills, de 109.000 metros cuadrados, en el que también se encuentran los estudios centrales de la cadena de televisión TV Asahi, así como el hotel de lujo Grand Hyatt, un centro comercial y recreativo, un museo de arte y casi 800 apartamentos de súper lujo.
Según la empresa promotora, el año pasado 44 millones de personas visitaron Roppongi Hills, que se ha convertido en uno de los lugares que hay visitar en Tokio, especialmente el observatorio de la planta 52. Para muchos japoneses, hasta hace poco, el barrio de Roppongi no era más que un conocido centro de ocio nocturno que aparecía frecuentemente en las noticias por escándalos relacionados con el tráfico de drogas o el empleo de camareras extranjeras ilegales. Ahora es mucho más, es sobre todo el lugar donde hay que estar para mostrar que se ha llegado a la cúspide del mundo de los negocios, para entrar en el selecto grupo conocido como Hills zoku (la tribu de los Hills).
Pero Roppongi también es la colina desde donde se producen algunas de las caídas más sonadas, como la de Takafumi Horie, el propietario del portal de Internet Livedoor, que en 2005, con sólo 33 años, era uno de los hombres más ricos del país y llegó a presentarse a las elecciones al parlamento con el apoyo del primer ministro Koizumi. En enero de 2006 Horie, que se hizo especialmente famoso por su atuendo informal y su fracasado intento de hacerse con el control de la cadena de televisión Fuji TV, fue acusado de fraude y tuvo que cambiar Roppongi Hills por una celda en la carcel, de donde salió en abril tras depositar una fianza de 300 millones de yenes (unos dos millones de euros). Poco tiempo después, le siguió Yoshiaki Murakami, de 46 años, fundador de un agresivo fondo de inversiones que generó en pocos años tanta riqueza como odios en el conservador mundo de las grandes empresas japonesas. Murakami, acusado entre otras cosas de usar información privilegiada, facilitada precisamente por su vecino Horie, tuvo que depositar 500 millones de yenes (más de tres millones de euros) para poder regresar a su vivienda en los Hills.
A los gestores de Roppongi Hills no parecen preocuparles ni los escándalos ni la finalización, en 2007, a menos de un kiómetro de distancia, del proyecto Tokyo Midtown cuya torre principal tendrá 10 metros más que la Mori Tower y albergará en sus plantas superiores las habitaciones del hotel Ritz Carlton. Algunos inquilinos, como Yahoo Japan, ya han anunciado su futuro traslado a Tokyo Midtown, però en la Mori Tower dicen que cuentan con una larga lista de espera.

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