viernes, septiembre 14, 2007

Tracción humana para pasear turistas

14/9/2007 CRÓNICA DESDE KIOTO // JORDI JUSTE
Dos conductores de rickshaw.
JORDI Juste
Muchos europeos asocian la imagen del rickshaw, el carrito de dos ruedas tirado por una persona para transportar a otras, con el tercer mundo. Posiblemente, a la mayoría, su mención les sugiere imágenes de la India colonial de Kipling o de la Calcuta de nuestros días. Sin embargo, uno de los lugares donde el rickshaw sigue vivo y parece tener más futuro es Japón, segunda economía del mundo y patria de miles de empresas de tecnología punta.
En el Japón de hoy en dia, el rickshaw se usa exclusivamente para transportar turistas en algunas ciudades, entre ellas Tokio (donde se pueden ver en el distrito de Asakusa) y Kioto, que cuenta con medio centenar, distribuidos en áreas turísticas como Kinkakuji (el pabellón del Templo Dorado), el santuario de Heian o Arashiyama, una zona famosa por sus espléndidas vistas en primavera y otoño y por albergar gran cantidad de templos budistas.
En Arashiyama, tira cada día de su carro durante siete horas Katsuya Honda, de 38 años y con 13 de experiencia, de los que habla con orgullo. "Cuando empecé buscaba un trabajo que fuera típico de Kioto y, para chicos, no había mucho donde escoger. Encontré esto, me presenté y tuve que pasar una entrevista. Al principio fue duro, me costó acostumbrarme a tirar del carro y tuve que aprenderme todo lo que hay que saber sobre Kioto para hacer este trabajo", explica Katsuya.
Los conductores de rickshaw tratan a sus pasajeros con una amabilidad extrema, casi exagerada. Su salario puede superar los 300.000 yenes (casi 2.000 euros) y, como es norma general en Japón, no esperan recibir propina. Hay conductores de entre 18 y 48 años, todos ellos profesionales a tiempo completo; la inmensa mayoría son hombres. En un día, en Arashiyama pueden llegar a recorrer cada uno de ellos unos 30 kilómetros. La dureza, claro, depende de las condiciones meteorológicas y del peso de los pasajeros. Katsuya Honda explica que su récord es una pareja que sumaba 220 kilos.
Hubo un tiempo en que los rickshaws se contaban por decenas de millares y hacían las veces de los coches de punto y de los taxis. Las teorías más creíbles sobre su origen lo sitúan en Japón en 1868, ideado por un misionero estadounidense para transportar a su mujer inválida. Lo cierto es que el invento fue registrado por tres japoneses que le dieron el nombre de jinrikisha (literalmente, coche a fuerza humana) y rápidamente se extendió su uso. Los coches de caballos eran demasiado grandes y caros y además no tenían tradición, así que el jinrikisha sustituyó fácilmente al palanquín como medio para transportar personas.
Hoy en día, los rickshaws se mantienen como reliquia histórica y como atracción turística. Los precios básicos en Kioto van desde los 2.000 yenes (unos 13 euros) por una sola persona durante 10 minutos a los 15.000 yenes (95 euros) para una pareja durante una hora y media. Algunos de los conductores hablan un inglés suficiente para hacerse entender por los turistas y, según su jefe, muchos de ellos ahora aprenden chino para hacer frente al creciente número de visitantes que acuden desde el país vecino.

2 comentarios:

  1. Viajo por el mundo haciendo bicicletas de alambre. Ahora empezaré a hacer rickshaws en Kioto,cerca del templo Kiyomizu.

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