martes, enero 30, 2007

El año de “Dice K”


El año de “Dice K”
Los Red Sox ficharon a Matsuzaka por 103 millones de dólares
Daisuke fue MVP en el primer Clásico Mundial de Béisbol
Jordi Juste. Kioto
El año 2006 será recordado por los aficionados japoneses al béisbol como el de la confirmación del estatus del país como potencia mundial de este deporte. En marzo Japón se proclamó en San Diego (EEUU) campeón del primer campeonato del mundo de béisbol y el 14 de diciembre los Red Sox de Boston llegaron a un acuerdo para fichar al que fue elegido MVP del torneo, el lanzador Daisuke Matzuzaka, después de comprometerse a pagarle 52 millones de dólares en seis años. A esta cifra hay que añadir los 51 millones que el club estadounidense pagó a los Seibu Lions para poder negociar con su jugador estrella, con lo que el coste total de la operación se eleva a 103 millones de dólares (unos 75 millones de euros, o más de 12.000 millones de pesetas).
La excepcional temporada ha sido providencial para este deporte, que a pesar de que sigue siendo el número uno en los gustos de los jaaponeses, había visto como en los últimos años bajaban las cifras de asistencia a los estadios y de audiencias televisivas. La crisis se explica en parte por la mala racha de los Yomiuri Giants de Tokio, el equipo que mueve a más seguidores, y también por el auge del fútbol, que ha consolidado su posición como segundo deporte del país y consigue un seguimiento televisivo cada vez más importante, sobre todo en los partidos de la selección nacional. Hace una década hubiera sido impensable que futbolistas como Hidetoshi Nakata o Shunsuke Nakamura compitieran en popularidad con beisbolistas estrella como Daisuke Matsuzaka, Ichiro Suzuki o Hideki Matsui.
Una década de sueños americanos
El fichaje de Matsuzaka ha marcado un récord económico, pero Daisuke no es ningún pionero en la marcha de jugadores japoneses a las Grandes Ligas. Ichiro Suzuki lleva cinco temporadas como estrella de los Mariners de Seatle, Hideki “Godzilla” Matsui es uno de los jugadores destacados de los Yankees de Nueva York y So Taguchi forma parte de los Sant Louis Cardinals, los vencedores de las Series Mundiales de este año. Los tres forman parte de una larga lista de lanzadores y bateadores que han seguido la tumultuosa llegada de Nideo Nomo en 1995 a los Dodgers de Los Ángeles.
Nomo, conocido como “el Tornado”, llegó a Estados Unidos después de retirarse como jugador de los Buffaloes de Osaka para escapar el férreo sistema de contratación japonés, que ata a los jugadores por la mayor parte de su carrera con un club una vez este los ha elegido en el draft, la selección que sigue a los campeonatos escolares de béisbol que se celebran cada año en primavera y verano.
El enorme desembolso que van a realizar los Red Sox se justifica en parte por las excelentes cualidades de Matsuzaka, un lanzador con un amplio repertorio que incluye el conocido como “gyroball”, un lanzamiento que combina velocidad con efecto y es muy difícil de batear con fuerza y precisión. Pero además, los Sox saben que Daisuke es una estrella en Japón, lo que les reportará importantes ingresos en venta de camisetas y en derechos de televisión.
No es ningún secreto que los 51 millones con los que el club de Bostón ganaron los derechos de negociación con Matsuzaka eran una forma de ganarles la mano a sus grandes rivales, los Yankees de Nueva York. Estos han contrarestado en parte el efecto mediático de la pérdida de Daisuke fichando al lanzador de los Hanshin Tigers, Kei Igawa, de 27 años, por 22 millones de dólares, a los que hay que añadir los 26 que pagaron por los derechos de negociación, o sea, un total de casi 50 millones de dólares (38 millones de euros), una cifra astronómica que no lo parece comparada con los 103 millones del fichaje de Dice K.

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