El Mundial de Alemania
Los samuráis azules
Los japoneses viven con pasión la participación de su equipo en Alemania "Hay una opción entre 10.000 de que ganemos el campeonato", dice el presidente Kawabuchi.
JORDI JUSTE (13/06/2006)
Cuatro años después de ver a Brasil proclamarse pentacampeona del mundo en Yokohama, Japón vuelve a vivir la fiebre del Mundial, esta vez acompañada de ojeras de insomnio, ya que los partidos se celebran cuando en estas latitudes ya es de madrugada. Tanto que el pasado sábado por la mañana ya se notaba una afluencia de público menor a los centros de grandes ciudades como Tokio y Osaka, debida a la ausencia de los que recuperaban las horas de sueño perdidas en la jornada inaugural.
El fútbol profesional llegó a Japón hace poco más de una década y tuvo su momento estelar con la Copa del Mundo de Corea-Japón 2002. Contra las previsiones de muchos augures, no se trataba de una de tantas modas que sacuden con regularidad el país del sol naciente. La Japan League convoca cada vez a más aficionados y es fácil ver asistencias de más de 50.000 espectadores en partidos de clubs como los Reds de Urawa, Gamba de Osaka o Marinos de Yokohama.
Empujón al béisbol
El béisbol sigue siendo el deporte rey y, en marzo pasado, recibió un balón de oxígeno cuando Japón se proclamó campeón de la World Baseball Classic, pero pierde cada año adeptos, especialmente entre los niños, en favor del sakka, que es como llaman al fútbol. "Después de ver los primeros partidos, estoy convencido de que Japón tiene posibilidades de llegar muy lejos", afirmaba ayer convencido Masaki Kuroda, de 41 años, entrenador de alevines del Nishiyama, de Kyoto, minutos después de que Japón cayera ante Australia (1-3).
Quien no parecía tan convencido recientemente era el presidente de la Federación Japonesa de Fútbol, Saburo Kawabuchi, que afirmó, que "las posibilidades de que Japón gane el Mundial son de una entre 10.000". Tal vez ese realismo fue lo que le llevó a desplazarse el sábado a la concentración de los samuráis azules en Bonn para repetirles las palabras de Johan Cruyff a sus hombres antes de la final de Wembley: "Salid y disfrutad".
Algo más espera su seleccionador, el mítico Zico, cuyos hombres jugaron a un alto nivel en un partido amistoso contra Alemania que terminó finalmente con empate (2-2), a tan solo 10 días del inicio de la Copa del Mundo. "Tenemos que luchar en cada partido como si fuera el último, como si fuera la final. Ya no importa cómo jugamos. Lo único que cuenta son los puntos que seamos capaces de sumar", declaró el técnico brasileño.
Para lograr su objetivo, Japón cuenta con un equipo basado en jugadores que militan en la Liga nacional, como Miyamoto, Álex (Santos) o el hijo pródigo de los Urawa Reds, Shinji Ono, a los que se suma la llamada legión extranjera, encabezada por el creativo Nakata (actualmente en el Bolton), el malabarista Nakamura (Celtic de Glasgow) y el incisivo Takahara (Hamburgo alemán).