El Magazine (La
Vanguardia, La Nueva España, El Faro de Vigo...) publicaba ayer un reportaje
sobre Japón. Bajo el titulo “¿Salvados por el orden?” parece querer explicar
que la disciplina ha sido la gran fortaleza de Japón, pero que tras el tsunami
de 2011 los propios japoneses la ponen en entredicho. Ni lo uno ni lo otro son
mentira, pero el reportaje no construye un discurso coherente que me convenza.
Lo primero que
salta a la vista son las fotos efectistas de Carles Mercader, buenas para una
exposición artística pero que no aportan ninguna información a lo que se supone
que es el tema que deberían ilustrar.
En cuanto al
texto, me da la sensación de que Gabi Martínez escribió una pieza más larga y que
sufrió las tijeras del editor. Solo así me explico el síncope argumental con el
que se teje ese pachwork de anécdotas, tópicos y opiniones deslavazadas. El
único apoyo teórico es El crisantemo y la
espada, libro escrito hace más de sesenta años por la antropóloga americana
Ruth Benedict. Parece que Martínez ha leído poco más que eso sobre Japón, y que
no conoce muy bien su historia contemporánea y su realidad más reciente.
Por eso escribe
cosas como:
“La familia está
gobernada por los ancianos. El país por el Emperador” (cuando cada vez es más raro que los abuelos
vivan con o cerca de los hijos y nietos y el Emperador no manda nada)
“La meditación
zen ayuda a la autodisciplina.” (cuando
es una práctica minoritaria)
“... por manos
chinas mientras, a su vez, miles de trabajadores de aquel país se desloman en
fábricas produciendo industrialmente, aunque en esto no se distinguen demasiado
de los japoneses” (confundiendo las largas horas de trabajo de los japoneses en
cualquier sector económico con las condiciones de trabajo en la industria china)
“Las máquinas
expendedoras son un gran negocio, los clientes prefieren no tratar con
dependientes” (cuando Japón es el paraíso del comercio, con tiendas de
conveniencia por doquier y una gran profusión de excelentes establecimientos
especializados que cuentan con personal competente)
“Los cómics manga
y las consolas de videojuego son casi segundas pieles para millones de jóvenes
y adultos” (cuando, a estas alturas, lo que se tendría que estar explicando es
que la mayor parte de la población japonesa no es consumidora ni de los unos ni
de las otras)
Etcétera.