28/2/2007 CRÓNICA DESDE KYOTO // JORDI JUSTE
El Ayuntamiento de Kioto acaba de hacer públicas una serie de medidas urbanísticas para proteger algunas de las vistas más emblemáticas de la ciudad. El plan municipal evitará que nuevas construcciones se pongan enmedio de 38 perspectivas, inventariadas con descripciones tan detalladas como "el monte Hiei desde el jardín del templo Entsuji" o "el monte Daimonji desde el río Kamo". Además, la altura máxima de los nuevos edificios pasará de 45 a 31 metros. Pero en ningún caso se concederán licencias a las construcciones que, aunque estén dentro de los límites de altura, interfieran en alguna de las 38 vistas catalogadas.
En la nueva política también se incluye la eliminación, en seis años, de todos los letreros luminosos y los anuncios en las azoteas, que ya se encuentran limitados a algunas zonas. Asimismo, se detallan algunos de los estilos arquitectónicos y materiales que deberán tener las nuevas construcciones en las cercanías de los edificios con valor histórico o artístico, entre ellos los incluidos en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, como los templos budistas Toji, Kyomizudera y Ryoanji, el santuario sintoísta de Kamigamo y el palacio de Nijo.
Contra lo que mucha gente pueda pensar conociendo la lista de palacios, templos y santuarios que alberga la ciudad, Kioto no ofrece una monumentalidad apreciable desde la calle. A diferencia de lo que pasa en muchas ciudades europeas, para gozar de la belleza de la mayoría de los edificios históricos de la antigua capital hay que entrar en sus recintos. Además, décadas de crecimiento descontrolado han destrozado en buena medida la armonía de la mayoría de calles, a base de bloques de pisos y oficinas de alturas diversas donde hasta hace poco solo había machiyas (casas tradicionales de madera, de dos pisos).
En cambio, de lo que todavía puede presumir Kioto es de que desde muchos puntos de la ciudad se puede disfrutar de la visión de algunas de las montañas que la encierran. Entre ellas se encuentran el monte Atago, en Arashiyama, el mencionado monte Hiei y las cinco colinas que, como el monte Daimonji, tienen marcado un gran ideograma chino que cada 16 de agosto se enciende con grandes hogueras, visibles a lo lejos, para culminar la celebración del Obon, la festividad budista del retorno de las almas.
A parte de las mencionadas restricciones, se endurecerán las condiciones que deberán tener las nuevas construcciones en el caso de que se encuentren a menos de 500 metros de edificios catalogados. Por ejemplo, alrededor del templo Kyomizudera solo se podrán construir edificios con tejados de tejas japonesas en los estilos tradicionales Kirizuma, Yosemune o Irimoya.
Las nuevas medidas para proteger el paisaje urbano de Kioto llegan justo cuando se van a cumplir 10 años de la inauguración de la nueva estación de trenes. Se trata de un mastodóntico edificio de 60 metros de altura por 470 de largo que fue ampliamente criticado por romper con el estilo de la ciudad y con sus límites de altura, pero que hoy forma ya parte de su patrimonio artístico y es una de sus atracciones turísticas.