La muestra se cierra con 22 millones de visitas, 7 millones más de las previstas
La representación española considera un éxito su presencia
La representación española considera un éxito su presencia
Jordi Juste. Nagakute
Una ceremonia presidida por el príncipe heredero, Naruhito, y el primer ministro, Junichiro Koizumi, sirvió ayer para bajar el telón de la primera exposición universal del siglo XXI y pasar el testigo a Zaragoza y Shangai. La capital aragonesa celebrará en 2008 una exposición internacional de tres meses de duración centrada en el agua, mientras la gran metrópolis del sur de China organizará en 2010 la próxima muestra universal (de seis meses), con el lema “mejor ciudad, mejor vida”.
Ayer el vice-alcalde de Sanghai y el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, recibieron la bandera de la Oficina Internacional de Exposiciones (BIE, en sus siglas francesas) de manos de su presidente, Wu Jianmin. Tras la ceremonia, Belloch se mostraba impresionado: “Es emocionante ver que entre dos potencias como Aichi y Shanghai está Zaragoza”. Para el alcalde, el gran reto de Expo Zaragoza 2008 es “comprender que el espectáculo tiene que ser compatible con nuestro mensaje: que es necesaria una nueva cultura del agua”.
Prestigio recobrado
Con la bandera, Zaragoza recibe de Aichi el prestigio parcialmente recobrado para este tipo de eventos, muy cuestionados sobre todo a raíz del fracaso de la exposición del año 2000 en Hanover que tuvo muchos menos visitantes de los previstos y cosechó una gran cantidad de críticas de la sociedad alemana. Aichi se había marcado como objetivo 15 millones de visitantes, una cifra bastante conservadora que ha superado en más de un cuarenta por ciento en gran parte debido a la gran cantidad de repetidores, sobre todo habitantes del área de Nagoya, capital de la provincia de Aichi y centro de un área metropolitana de más de cinco millones de habitantes.
Gobierno, industria y sociedad
Uno de los éxitos de Aichi 2005 ha sido involucrar bajo el tema de “La sabiduría de la naturaleza” a las administraciones japonesas, a la empresa privada y a la sociedad, haciendo olvidar las críticas que tuvo el proyecto inicial por lo contradictorio de destrozar un área natural para construir la sede. “Tengo el deseo profundo de que Expo 2005 Aichi sirva para difundir el concepto de mottainai (es un desperdicio) alrededor del mundo, y que no gastando lo que es valioso seamos capaces de hacer realidad una sociedad en que la humanidad y la naturaleza puedan vivir en harmonía”, dijo el primer ministro Koizumi en su discurso.
Por su parte, el presidente del BIE destacó el hecho de que a principios del siglo XXI se celebren dos exposiciones universales en Asia y lanzó el reto de trabajar para que haya exposiciones en África, Latinoamérica y el mundo islámico.“La Expo está lejos de estar obsoleta. Sus valores, la educación, el estar juntos, la cooperación y la innovación son eternos”, añadió Wu Jianmin.
Satisfacción en el pabellón español
En cuanto a la representación española en Aichi 2005, el comisario general del pabellón y presidente de la Sociedad Estatal de Exposiciones Internacionales, Pablo Bravo, destacó que se han superado las expectativas en número de visitantes, casi cuatro millones, así como en asistentes a las numerosas actividades culturales paralelas organizadas en diversas ciudades, que culminarán el 30 de septiembre en Tokio con el tercer y último concierto del violencelista catalán Jordi Savall. Además de él, habrán pasado por Japón durante estos seis meses artistas como Sara Baras, Comediants y La Fura dels Baus y cocineros como Arzak, Ferran Adrià o Santi Santamaria. Además, en junio los príncipes de Asturias visitaron Aichi 2005.
El Pabellón de España ha destacado dentro de la Expo por la vistosidad de su fachada, una enorme celosía hecha a base de hexágonos de cerámica de colores calientes. En su interior se mostraban diversos aspectos de la realidad cultural tradicional y moderna de España, como la importancia de las fiestas, el Quijote o los héroes del deporte. Sin embargo el mensaje distaba mucho de contribuir al tema de la Expo y dejaba la sensación de ser poco más que una excusa para hacer promoción turística. Por otra parte, era chocante ver el poco espacio dedicado a promover entre el público japonés la exposición de Zaragoza, posiblemente como consecuencia de que el equipo de la Sociedad Estatal para Exposiciones Internacionales (SEEI) sea todavía el nombrado por el gobierno de José María Aznar.
Ayer el vice-alcalde de Sanghai y el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, recibieron la bandera de la Oficina Internacional de Exposiciones (BIE, en sus siglas francesas) de manos de su presidente, Wu Jianmin. Tras la ceremonia, Belloch se mostraba impresionado: “Es emocionante ver que entre dos potencias como Aichi y Shanghai está Zaragoza”. Para el alcalde, el gran reto de Expo Zaragoza 2008 es “comprender que el espectáculo tiene que ser compatible con nuestro mensaje: que es necesaria una nueva cultura del agua”.
Prestigio recobrado
Con la bandera, Zaragoza recibe de Aichi el prestigio parcialmente recobrado para este tipo de eventos, muy cuestionados sobre todo a raíz del fracaso de la exposición del año 2000 en Hanover que tuvo muchos menos visitantes de los previstos y cosechó una gran cantidad de críticas de la sociedad alemana. Aichi se había marcado como objetivo 15 millones de visitantes, una cifra bastante conservadora que ha superado en más de un cuarenta por ciento en gran parte debido a la gran cantidad de repetidores, sobre todo habitantes del área de Nagoya, capital de la provincia de Aichi y centro de un área metropolitana de más de cinco millones de habitantes.
Gobierno, industria y sociedad
Uno de los éxitos de Aichi 2005 ha sido involucrar bajo el tema de “La sabiduría de la naturaleza” a las administraciones japonesas, a la empresa privada y a la sociedad, haciendo olvidar las críticas que tuvo el proyecto inicial por lo contradictorio de destrozar un área natural para construir la sede. “Tengo el deseo profundo de que Expo 2005 Aichi sirva para difundir el concepto de mottainai (es un desperdicio) alrededor del mundo, y que no gastando lo que es valioso seamos capaces de hacer realidad una sociedad en que la humanidad y la naturaleza puedan vivir en harmonía”, dijo el primer ministro Koizumi en su discurso.
Por su parte, el presidente del BIE destacó el hecho de que a principios del siglo XXI se celebren dos exposiciones universales en Asia y lanzó el reto de trabajar para que haya exposiciones en África, Latinoamérica y el mundo islámico.“La Expo está lejos de estar obsoleta. Sus valores, la educación, el estar juntos, la cooperación y la innovación son eternos”, añadió Wu Jianmin.
Satisfacción en el pabellón español
En cuanto a la representación española en Aichi 2005, el comisario general del pabellón y presidente de la Sociedad Estatal de Exposiciones Internacionales, Pablo Bravo, destacó que se han superado las expectativas en número de visitantes, casi cuatro millones, así como en asistentes a las numerosas actividades culturales paralelas organizadas en diversas ciudades, que culminarán el 30 de septiembre en Tokio con el tercer y último concierto del violencelista catalán Jordi Savall. Además de él, habrán pasado por Japón durante estos seis meses artistas como Sara Baras, Comediants y La Fura dels Baus y cocineros como Arzak, Ferran Adrià o Santi Santamaria. Además, en junio los príncipes de Asturias visitaron Aichi 2005.
El Pabellón de España ha destacado dentro de la Expo por la vistosidad de su fachada, una enorme celosía hecha a base de hexágonos de cerámica de colores calientes. En su interior se mostraban diversos aspectos de la realidad cultural tradicional y moderna de España, como la importancia de las fiestas, el Quijote o los héroes del deporte. Sin embargo el mensaje distaba mucho de contribuir al tema de la Expo y dejaba la sensación de ser poco más que una excusa para hacer promoción turística. Por otra parte, era chocante ver el poco espacio dedicado a promover entre el público japonés la exposición de Zaragoza, posiblemente como consecuencia de que el equipo de la Sociedad Estatal para Exposiciones Internacionales (SEEI) sea todavía el nombrado por el gobierno de José María Aznar.