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jueves, marzo 29, 2012

Ejecutados tres asesinos



Hoy han sido ejecutados en Japón tres presos, veinte meses después de la última ejecución de condenados a muerte. El anuncio lo ha hecho el ministro de Justicia, Toshio Ogawa, quien ha declarado que más del 80% de los japoneses está a favor de la pena de muerte, que estas personas habían sido condenadas por los tribunales y que él se ha limitado a transmitir la orden, tal como indica la ley.
Los ejecutados sonYasuaki Uwabe, de 48 años por el asesinato de cinco personas en la estación de Shimonoseki en 1999; Yatsutoshi Matsuda, de 44 años, por la muerte de dos mujeres en 2001 para robarlasy Tomoyuki Furusawa, de 46 años, que mató en 2002 a sus suegros (estaba en trámites de divorcioy al nieto de 12 años de los mismos.
En el año y ocho meses en que no ha habido ejecuciones, se han acumulado 31 nuevas condenas capitales, que han hecho que el número de reos que esperan su final haya aumentado a 132 (129 ahora). Entre ellos el más célebre es el líder de la secta Aum Shinrikyo, Shoko Asahara, que se hizo mundialmente famosa en 1995 por el ataque con gas sarín en el metro de Tokio, en el que murieron doce personas.
El presidente de la asociación japonesa de víctimas de crímenes se ha felicitado por las ejecuciones y ha pedido que continúen al ritmo adecuado. Por su parte, la Comisión contra la Pena de Muerte de la Asociación de Abogados ha reclamado que se abra un verdadero debate nacional sobre su abolición. 
Los condenados a muerte en Japón son informados de sus ejecuciones la mañana del día que serán llevadas a cabo, y las familias reciben la notificación cuando ya son un hecho. Según el Ministerio, se hace así para evitar el sufrimiento de los presos. En la cultura nipona está muy arraigada la idea de pagar por los errorescon la propia vida y se repiten periódicamente casos de asesinos que piden ser ejecutados.

jueves, junio 19, 2008

Japón ejecuta a su Hannibal Lecter

Tsutomu Miyazaki asesinó a cuatro niñas hace 20 años
“El asesino otaku” se comió partes de sus víctimas
El asesino durante una reconstrucción de los hechos en una imagen tomada de la televisión Asahi.
Jordi Juste
Tsutomu Miyazaki, de 45 años, fue ejecutado ayer en la horca por el asesinato hace veinte años de cuatro niñas de entre 4 y 7 años en los alrededores de Tokio. Ayer también se ahorcó a dos presos más condenados por asesinato, con lo que Japón lleva ya ejecutadas a diez personas en lo que va de año y se calcula que unas 100 más esperan la misma suerte.
Japón tiene uno de los índices de criminalidad más bajos del mundo, pero periódicamente se producen casos de asesinatos espectaculares o especialmente crueles que reciben una gran atención informativa. Hace sólo una semana un joven mató a siete personas en el centro de Tokio, primero arrollando a varias con un camión en una zona peatonal y luego apuñalando indiscriminadamente a cuantas encontró en su camino.
Detalles macabros
Hace dos décadas, el caso de Miyazaki conmovió a los japoneses, especialmente cuando supieron que había abusado sexualmente de los cadáveres, los había mutilado y se había comido algunas partes. Antes de ser arrestado, el asesino había mandado diversos mensajes a las familias de las niñas relatando sus muertes y en un caso mandó las cenizas de una de ellas.
La noticia de que Miyazaki guardaba una colección de más de cinco mil vídeos pornográficos y de terror le valió el apelativo de “El asesino otaku” (en referencia a los jóvenes que viven obsesionados por los manga) y abrió un debate sobre si el porno y los cómics podían estar creando una generación de japoneses insensibles al dolor ajeno.
Miyazaki fue arrestado en julio de 1989 después de ser atacado por el padre de una niña de la que estaba abusando en un parque. Al parecer confesó rápidamente los asesinatos y en ningún momento perdió la calma, aunque posteriormente explicó que cuando las niñas a las que había secuestrado lloraban aparecía un “hombre rata” que era quien las mataba.
En los años que duraron su juicio y las apelaciones de su condena no mostró nunca ninguna muestra de arrepentimiento por sus acciones, pero en varias ocasiones declaró sentirse como en medio de un sueño. Diversos forenses certificaron durante el proceso que Miyazaki sufría esquizofrenia, a pesar de lo cual los jueces lo consideraron responsable de sus acciones. “Los atroces asesinatos de cuatro niñas para satisfacer sus deseos sexuales no dejan espacio para la indulgencia”, dijo en 2006 Tokiyasu Fujita, magistrado del Tribunal Supremo, en la confirmación de la condena.
Ejecuciones sin aviso
En Japón las ejecuciones se hacen públicas a posteriori y se producen siempre por ahorcamiento. El propio ajusticiado es informado de que va a morir la misma mañana de su último día de vida y a sus familiares y representantes legales sólo se les comunica cuando ya es un hecho.
Según la ley, las ejecuciones se deben llevar a cabo, tras la orden del Ministro de Justicia, en el transcurso de medio año desde que la condena a morir es confirmada por el Tribunal Supremo. Sin embargo, hasta hace poco la media de espera en el corredor de la muerte era de más de ocho años.
Con el nombramiento de Kunio Hatoyama como ministro se ha producido una aceleración de las ejecuciones y Hatoyama ya se ha convertido en el ministro que más ha ordenado, exactamente trece desde que asumiera el cargo hace diez meses.
“Estamos llevando a cabo las ejecuciones después de escoger personas a las que podemos ejecutar con un sentimiento de confianza y reponsabilidad”, declaró ayer Hatoyama.
Por su parte, el primer ministro, Yasuo Fukuda, se mostró partidario de seguir con la actual política. “En Japón, la opinión mayoritaria es hay que mantener la pena capital, así que no veo ninguna necesidad de cambiar lo que hemos venido haciendo hasta ahora”, declaró Fukuda.
A pesar de que es cierto que la mayoría de japoneses no se oponen a la pena de muerte, el debate sobre su utilidad y la forma de llevarla a cabo se va haciendo cada vez más presente en los medios de comunicación. Ayer mismo, Ichiro Furutachi, presentador del informativo de mayor audiencia de la televisión japonesa, se preguntaba si era casualidad que cada vez que se produce un crimen que conmociona a Japón al cabo de unos días se autoriza una serie de ejecuciones.

jueves, febrero 08, 2007

Japón sigue ahorcando reos discretamente


El día de Navidad 4 hombres fueron ejecutados
La oposición a la pena de muerte es muy escasa
Jordi Juste. Kioto
El día de Navidad cuatro hombres fueron ahorcados en Japón. No hubo vigilias de protesta ni campañas de recogida de firmas ni pronunciamientos internacionales en contra. Todo se hizo, como siempre que hay ejecuciones, discretamente, sin anuncios ni siquiera a sus familias. La noticia de que se había ejecutado a cuatro internos se dió una vez estaban firmados los certificados de defunción y no provocó ninguna reacción destacable en la opinión pública, más allá de las críticas habituales de algunos políticos de la oposición y de miembros de grupos contrarios a la pena capital. “Es Navidad, un día especial incluso para los que no son cristianos. No puedo entender por qué escogieron llevar a cabo las ejecuciones”, declaró Nobuto Hosaka, del Partido Social Democrático.
Los cuatro ejecutados eran Hiroaki Hidaka, de 44 años, convicto por la muerte de cuato mujeres en 1996; Michio Fukuoka, de 64 años, condenado por el asesinato en 1981 de tres personas; Yoshiaki Akiyama, de 77 años, sentenciado a morir por la muerte en 1975 de una empresaria a la que robó 10 millones de yenes (65.000 euros.); y Yoshio Fujinami, de 75 años, condenado por el asesinato en 1981 de dos parientes de su ex mujer.
Ejecuciones todos los años
Las cuatro ejecuciones se producen tras un paréntesis de 15 meses debido a la resistencia del anterior ministro de Justicia, el budista Seiken Sugiura, a firmar las órdenes de ejecución. Se mantiene así el rtimo de efectuar como mínimo una ejecución cada año retomado cuando en 1993 terminó la moratoria impuesta por el ministro Masaharu Gotoda. El actual titular de Justicia, Jinen Nagase, declaró al tomar posesión en septiembre que entendía “que hay voces contra la pena de muerte”, pero se mostró inclinado a prestar mayor atención a los sentimientos de las víctimas y a “mantener el orden en la sociedad”. Tras las ejecuciones de Navidad, Nagase se limitó a declarar que había tomado su decisión “de forma adecuada y cuidadosa, de acuerdo con la ley”.
Las cárceles japonesas cuentan ahora con 94 internos condenados a morir que esperan la firma del ministro, la única persona autorizada por la ley para dar la orden. Entre los habitantes del corredor de la muerte se cuentan criminales tan famosos como Chizuo Matsumoto, conocido como Shoko Asahara, el líder de la secta Aum, responsable del envenenamiento con gas sarín en el metro de Tokio, que en 1995 causó la muerte de 12 personas y miles de heridos.
Tras las ejecuciones, resposables del Ministerio de Justicia dieron a conocer su preocupación por la sobrepoblación del corredor de la muerte, debido al aumento del número de condenas y al mayor celo de los ministros al escoger casos que no generen polémica. Precisamente, el día 27 se supo que el tribunal superior de Nagoya ha denegado la posibilidad de repetir el juicio de Masaru Okunishi, un hombre de 80 años condenado en 1961 por la muerte por envenenamiento de cinco mujeres, un crimen que en principio confesó pero que luego afirmó haber admitido bajo presión de la policía.
Secretismo
Los condenados a muerte en Japón son informados de sus ejecuciones la mañana del día en que van a ser llevadas a cabo y las familias reciben la notificación cuando ya son un hecho. Según el Ministerio se hace así para evitar el sufrimiento de los reos. Sin embargo, Aministía Internacional ha criticado repetidamente la práctica como una forma de evitar que se abra un debate sobre la pena de muerte. Por el momento, las encuestas muestran que cerca del 80 por ciento de japoneses acepta esta forma de castigo. En la cultura nipona está muy arraigada la idea de pagar por los errores con la propia vida y se repiten periódicamente casos de asesinos que piden ser ejecutados.