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viernes, septiembre 19, 2008

Japón ya tiene más de 36.000 centenarios

Ejercicios de gimnasia durante la celebración del Día de Respeto a los Ancianos, en Kioto. JJuste

El envejecimiento pone en jaque el sistema de asistencia médica
Las japonesas tienen una tasa de natalidad bajísima
El tercer lunes de septiembre es festivo nacional en Japón desde que en 1965 se instauró el Día del Respeto a los Ancianos. Durante la jornada, por todo el país se celebran actos dedicados a mostrar la gratitud de la sociedad a sus mayores. “El respeto a los ancianos es algo típico de la cultura japonesa, y está muy bien que sea oficial. Especialmente ahora que en muchas familias los abuelos y los nietos viven separados.”, explica Shinobu Yuasa, presidente de una asociación local de gente mayor.
Como todos los años, en la escuela primaria Sakaidani, en Kioto, la Asociación de Bienestar Social del barrio ha organizado un acto al que acuden casi 100 personas de más de setenta años, algunos en coches eléctricos o en sillas de ruedas empujadas por sus familiares. Durante más de dos horas, se suceden discursos de políticos locales alabando la contribución de las generaciones pasadas al desarrollo del país, actuaciones musicales de niños de diversas edades y una sesión de gimnasia especial para mayores. “Está todo muy bien, es una buena ocasión para reunir al barrio, aunque sólo viene una parte de los 700 ancianos que hay”, dice uno de los organizadores, de 77 años, que se ha pasado parte de la mañana acarreando mesas para acomodar a los invitados.
Es una situación cada vez más habitual en muchas comunidades, donde una gran parte de los residentes están jubilados o les falta muy poco y las fiestas a menudo se convierten en eventos organizados por ciudadanos mayores con buena salud para los más enfermos o ancianos. Aunque existen grandes diferencias regionales, el fenómeno afecta a todo Japón.
Más ancianos
Según un informe oficial, a finales de septiembre, 28 millones de ciudadanos tendrán más de 65 años, con lo que serán ya un 22% del total, y 36.276 de ellos tendrán más de cien años. La provincia más envejecida, Okinawa, en el extremo sur del país, cuenta con 61 centenarios por cada 100.000 habitantes, mientras en la más joven, Saitama, en la región de Tokio, son sólo 14. Para todo el país la media es de 28 por 100.000, de los cuales un 86% son mujeres.
Con ocasión del Día del Respeto a los Ancianos, el Ministerio de Sanidad informó de que el japonés más viejo es una mujer de 113 años que vive en Okinawa. En cuanto a los varones, en el libro Guiness de los récords aparece Tomoji Tanabe, de 112 años, residente en la provincia de Miyazaki, en el sur de la isla de Kyushu, como el hombre más viejo del mundo.
Más muertes que nacimientos
Japón cuenta con una de las mayores esperanzas de vida al nacer entre los países desarrolados, 86 años para las mujeres y 79 para los hombres. Este hecho, combinado con una de las tasas de natalidad más bajas (1,25 hijos por mujer) y el mantenimiento de la inmigración en niveles muy moderados, está convirtiendo a Japón en una sociedad envejecida. Las muertes ya superan a los nacimientos, con lo que los expertos calculan que la población japonesa alcanzó su techo en 2006 al superar los 128 millones. A partir de ahora, Japón perderá población y en 2050 un 32% de los japoneses serán personas de más de 65 años.
El envejecimiento está planteando serias dudas sobre la posibilidad de garantizar el futuro pago de las pensiones y mantener el sistema sanitario. Por el momento, ya se ha ampliado el copago de la asistencia médica de los pensionistas y se ha creado un nuevo seguro obligatorio para hacer frente a los gastos de hospitalización de larga duración. En cuanto a las pensiones, según el gobierno, los pagos pueden alcanzar en 2025 los 141 billones de yenes (más de un billón de euros), por lo que la necesidad de aumentar el impuesto sobre el consumo, que ahora está en el 5%, es uno de los principales asuntos de debate político y social.
“Tenemos que asegurar la sostenibilidad de los sistemas médico y de pensiones. Aunque hay problemas técnicos, el impuesto sobre el consumo es la única solución para tener una fuente estable de financiación”, explicó recientemente Kaoru Yosano, ministro de economía y uno de los cinco aspirantes a suceder a Yasuo Fukuda como primer ministro.
Un reto político
Las proyecciones demográficas aseguran que los temas que afectan a los ancianos aumentarán su peso político, algo de lo que muchos de ellos son plenamente conscientes. “A partir de ahora, muchos electores seremos gente mayor, que además tenemos un nivel de participación electoral alto, así que los políticos, si quieren ganar las elecciones, tendrán que pensar en nuestros problemas y plantear planes para solucionarlos”, opina Natsushi Ono, ejecutivo jubilado de 73 años.
Natsushi ha pasado el Día del Respeto a los Ancianos desarrollando su agenda habitual de actividades. “A mí no me gusta ir a encuentros sólo para viejos, me parece que no sé de qué hablar, no tengo nada en común con la mayoría. Pero me parece muy bien que se celebre este día para que el país muestre su agradecimiento a los mayores”, se justifica el señor Ono.

lunes, diciembre 03, 2007

Pensiones en el aire

3/12/2007 CRISIS EN EL SISTEMA DE PROTECCIÓN SOCIAL NIPÓN
• El Gobierno japonés no sabe a qué contribuyentes corresponden 50 millones de cuotas pagadas a la Seguridad Social
• El país tiene 30 millones de jubilados
JORDI JUSTE.KIOTO
El Gobierno japonés tiene como uno de sus objetivos más inmediatos la reorganización del sistema de pensiones y la solución del caos que llevó a que se perdieran los datos de 50 millones de cotizaciones. Un informe oficial indica que será imposible averiguar la identidad de los cotizantes en un 40% de los casos. La salud del sistema preocupa especialmente a los japoneses, ya que en el país, casi uno de cada cuatro ciudadanos es pensionista.
La incapacidad del exprimer ministro Shinzo Abe para hacer frente al problema fue la causa de la derrota de su partido en las elecciones al Senado de julio, y acabó costándole el puesto. Poco antes de abandonar, Abe nombró como ministro de Seguridad Social a Yoichi Masuzoe, un comentarista convertido en político crítico con el Gobierno. "Antes de ser ministro, recibí muchas cartas de votantes cuyas vidas se han visto gravemente afectadas porque no están recibiendo aquello por lo que pagaron con un dinero que les costó mucho ganar", dijo Masuzoe.
El sucesor de Abe, Yasuo Fukuda, ha decidido mantener a Masuzoe en el cargo y confiarle gran parte de su futuro político. "Entiendo que los problemas sobre las pensiones han erosionado la autoridad del Gobierno. Me gustaría hacer lo posible para devolverle la dignidad", explicó Fukuda.
En el sistema de pensiones japonés existe un programa básico común al que tienen que contribuir todos los mayores de 20 años, y planes complementarios para grupos de profesionales, como los empleados de las empresas privadas, los funcionarios y los enseñantes. Las cotizaciones actuales pagan las pensiones presentes, por lo que preocupa la viabilidad en el futuro, cuando más de la mitad de los japoneses estén jubilados.
Reforma del 2004
En el 2004 se aprobó una reforma que aumentó las cotizaciones y la parte que se financia con aportaciones del Estado. Además, en esa ocasión se descubrió que muchos personajes públicos, entre ellos el primer ministro, Junichiro Koizumi, y su entonces jefe de Gabinete, el propio Yasuo Fukuda, habían dejado de pagar varias cuotas por descuido.Un caso más embarazoso fue el de la actriz Esumi Makiko, protagonista de la campaña con la que la Seguridad Social quería convencer a los ciudadanos para que contribuyeran, pese a que no había pagado.
En los últimos años no han dejado de aparecer escándalos relacionados con las pensiones. Sin embargo, lo que encendió los ánimos de muchos ciudadanos fue la noticia de que se habían perdido los registros de 50 millones de cotizaciones. A la Seguridad Social le consta que dichos pagos se han hecho, pero no sabe a quién corresponden. El caso salió a la luz a partir de una denuncia de un grupo de ciudadanos que reclamaban porque no se les reconocían cotizaciones realizadas.
En julio, cuando el Gobierno reconoció el desastre, el director general de la Seguridad Social, Kiyoshi Murase, salió con su equipo a la calle a repartir octavillas en que se leía Pedimos sinceramente perdón y se daban los teléfonos para consultas. Además, Murase pidió a los 17.000 funcionarios de la agencia y a directivos jubilados que devolvieran parte de sus salarios para pagar por su ineptitud. Él mismo reembolsó los 2,7 millones de yenes (16.000 euros) que le correspondían como paga de verano.
Según el Gobierno, el problema tiene su origen en la unificación, en 1997, de los sistemas de identificación de los ciudadanos. Sin embargo, nadie ha sabido dar una explicación convincente de cómo pueden desaparecer los registros de 50 millones de cotizaciones.