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viernes, marzo 16, 2012

Uniqlo abre megatienda multilingüe en Ginza.


La cadena de ropa Uniqlo ha abierto hoy una tienda de 12 pisos y casi 5.000 metros cuadrados de superficie en Tokio, concretamente en la calle principal del barrio de Ginza, conocido por ser sede de los establecimientos más sofisticados y lujosos del país. Será la tienda más grande de la cadena y tendrá personal capaz de hablar en inglés, coreano, chino, español y francés.
La empresa tiene su origen en los años 80 en Yamaguchi, cerca de Hiroshima, a unos 800 kilómetros de Tokio. Su éxito se ha basado en la producción barata de sus productos en China pero con diseño y control de calidad japoneses. Mientras en Japón muchas tiendas y grandes almacenes seguían apostando por multitud de marcas a precios exclusivistas, las tiendas de Uniqlo solo vendían ropa de su marca con una muy buena relación entre precio y calidad.
En 1994 contaba con 100 tiendas en Japón. Hoy son unas 800, y 200 más en el resto del mundo (más  de la mitad en Corea del Sur y China). Y con perspectivas de seguir creciendo y convertirse en una empresa global. La apertura de la súper tienda multilingüe en el barrio del lujo de Tokio es significativa. Se diseña en Japón, se produce en China y se vende al mundo, con tiendas repartidas en cada vez más países y ahora también en Japón mismo. ¿Por qué? Porque, hasta la chapuza de Fukushima, el número de turistas extranjeros no había dejado de aumentar.
Con el yuan chino revalorizado y el yen a la baja es fácil que se recupere la tendencia.

lunes, marzo 09, 2009

A la búsqueda del aire del palacio imperial

Foso del palacio imperial.JORDI Juste
En el centro de la mayor metrópolis del mundo, habitada por alrededor de 30 millones de personas, hay una superficie verde de unos 3,5 kilómetros cuadrados rodeada de un foso con agua. Es el palacio imperial y sus jardines, sede de la residencia oficial de los monarcas japoneses desde que en 1868 la corte se trasladara desde Kioto a la antigua Edo y ocupara el castillo, hasta entonces utilizado por los shogun de la familia Tokugawa, auténticos caudillos del país durante casi tres siglos. El edificio principal de la antigua fortaleza fue pasto de las llamas en 1873 y los actuales monarcas habitan uno mucho más funcional, terminado en 1968. Las edificaciones que se ven desde el exterior y que muchos turistas usan como fondo de sus fotografías no son más que algunas estructuras de vigilancia situadas cerca de las murallas.
La mayor parte de los jardines solo es accesible para los privilegiados invitados que acuden a actos, como la fiesta de los cerezos en flor en primavera o para los ciudadanos que desean recibir el saludo de la familia imperial desde el balcón del palacio por Año Nuevo. Pero frente a la puerta principal y el pintoresco puente de dos arcos, hay una gran explanada abierta al público por donde muchos tokiotas pasean en sus días festivos, una delicia de parque urbano con cientos de pinos que son recortados periódicamente con la paciencia de un cuidador de bonsáis que tienen los jardineros japoneses.
También se puede disfrutar de este inmenso pulmón haciendo deporte en los cinco kilómetros de recorrido de la ancha acera que rodea el foso. Cualquier día, a casi todas las horas, es fácil ver a gente corriendo por Sakuradamon, la única puerta franqueable en la zona abierta al público. Una de las ventajas de correr por este circuito es que el tráfico es escaso y, además, toda el área está muy bien vigilada, ya que en las inmediaciones del palacio también se hallan la estación central de Tokio, el edificio de la Dieta, la residencia del primer ministro, la Agencia Nacional de Policía y muchos ministerios.
En los últimos años, el Ministerio de Medio Ambiente viene trabajando en un plan para que el viento que sopla desde el jardín beneficie al distrito de negocios que rodea la estación de Tokio y al área comercial de Ginza. El proyecto prevé crear, mediante la limitación de la altura en las construcciones, la plantación de árboles y el uso de asfaltos especiales, pasillos que hagan que el aire del palacio imperial, que en pleno verano es casi dos grados más frío que en la zona de los grandes edificios, mitigue el efecto de isla de calor que estos crean.
Sin embargo, recientemente, los técnicos del ministerio han descubierto que el foso que rodea el palacio actúa como un cinturón de calor que merma en buena medida el poder refrescante de la zona verde. El problema es que desde los años 60 el agua del foso está desconectada de cualquier fuente externa, por lo que se ha ido convirtiendo en un turbio estanque que absorbe el calor de día y lo mantiene durante la noche, por lo que ahora se está estudiando la mejor manera de hacer que el agua del foso imperial circule.