Recientemente fui a comer a Ramen Yokocho, un callejón del
centro de Sapporo donde todos los restaurantes sirven esta especialidad. Fui
armado de mi crónico escepticismo, pensando que era muy posible que me
sirvieran una sopa vulgar, suficiente para saciar mi voracidad de viajero.
Y me llevé una gratísima sorpresa. Un primer
sorbo de fideos me bastó para determinar que aquel era el mejor ramen que he
comido en mi vida. Era la especialidad de Sapporo, claro. O sea, los fideos
flotaban en un generoso caldo de carne con base de miso acompañados de verduras
y lonchas de cerdo.
Simple y sublime.
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