El anuncio de que
Corea del Norte va a poner en órbita un satélite ha puesto en guardia a toda la
región. No hace falta ser muy listo para saber que para hacerlo se usa
tecnología similar a la de los misiles balísticos de largo alcance, capaces de portar
cargas nucleares. Este hecho pone en duda la sinceridad de Pyongyang cuando
recientemente llegó a un acuerdo con Estados Unidos para recibir ayuda a cambio
de replantear su programa de armamento atómico.
Se prevé que uno
de los cohetes lanzadores sobrevuele parte del territorio japonés e incluso
podría caer sobre el mismo. Por eso el gobierno de Japón ya ha anunciado que
prepara las baterías antimisiles de las Fuerzas de Autodefensa por si es
necesario interceptar y destruir en el aire el artilugio norcoreano.
Este nuevo
episodio del conflicto que enfrenta a Corea del Norte con sus vecinos me ha
hecho recordar lo que me dijo recientemente un amigo surcoreano: “Entiendo perfectamente
lo que hace Corea del Norte”. Ante mi sorpresa, se explicó. Viendo lo que pasa
en otras partes del mundo, saben que las bombas atómicas son una de las pocas
cosas que pueden disuadir a sus enemigos de intentar desestabilizar el régimen.
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