domingo, marzo 23, 2008

Comida lenta y natural fuera de casa

22/3/2008 CRÓNICA DESDE KIOTO // JORDI JUSTE Bufet del Matsutomiyakotobuki Ichie.
El Matsutomiyakotobuki Ichie de la calle Yanaginobamba, tocando a la calle Sanjo, es uno de tantos restaurantes que se han instalado en los últimos años en una machiya, las viejas casas del centro de Kioto condenadas a transformarse o sucumbir entre la modernidad. La fachada y el interior se han conservado en gran medida y el local da sensación de autenticidad, a pesar de que estos edificios no fueron pensados como restaurantes sino para servir en su parte delantera como talleres y en la trasera como residencias. Para acceder al comedor hay que descalzarse, pero se puede optar entre comer en mesas tradicionales bajas y sentarse en el tatami o hacerlo en mesas altas occidentales.
El Ichie forma parte de un número creciente de restaurantes que ofrecen una solución a la gente que no quiere renunciar a la salud cuando come fuera de casa. Se anuncia como restaurante de "comida lenta y natural" y sus platos se elaboran con productos nacionales y sin aditivos. "No podemos ofrecer comida hecha con productos 100% orgánicos porque la oferta de estos todavía es escasa, pero la dirección siempre busca los que le merecen más confianza", explica el encargado.

De hecho, según un estudio reciente, solo el 0,19% de los productos agrícolas japoneses son orgánicos, es decir, han sido cultivados y procesados sin utilizar fertilizantes, pesticidas ni aditivos artificiales. De las casi dos millones de explotaciones agrícolas que hay en Japón, solo 5.000 producen lo que la oficina certificadora del Gobierno considera "productos agrícolas orgánicos".

La conciencia de la importancia de la comida saludable no ha parado de aumentar en los últimos años en Japón, al tiempo que los cambios económicos y sociales han ido imponiendo una forma de comer cada vez más nociva para la salud. Se han multiplicado los fraudes e intoxicaciones atribuibles a la industrialización alimentaria y el aumento del número de familias en que todos los adultos trabajan fuera de casa y de personas que viven solas ha hecho que los hábitos empeoraran.

El tiempo que se dedica a cocinar en casa ha disminuido y la sana costumbre de preparar la comida pensando siempre en que incluya 30 ingredientes ha cedido al consumo masivo de precocinados que se preparan para comer en escasos minutos. Además, el uso de materias frescas de la región va quedando arrinconado por productos congelados que contienen gran cantidad de aditivos y proceden de lugares muy alejados del consumidor. Sin embargo, según un estudio del Ministerio de Agricultura, un 42% de los japoneses se muestran ya dispuestos a comprar productos agrícolas orgánicos y un 52% más afirma que lo haría si los precios bajaran.

Estos datos muestran que existe un alto potencial para recuperar la comida saludable que solo está esperando la oferta adecuada. De momento, el Matsutomiyakotobuki Ichie ofrece un producto con una relación calidad-precio excepcional, el Obanzai Viking, un bufet libre por solo 1.050 yenes (seis euros y medio) que incluye unos 20 platos de comida japonesa tradicional que varían según la estación.

miércoles, marzo 12, 2008

Nostalgia en el callejón de los borrachos

12/3/2008 CRÓNICA DESDE TOKIO // JORDI JUSTE
Nonbei-yokocho, el callejón de los borrachos de Shibuya. JJuste

Shibuya es la meca de la moda juvenil asiática. Son famosas las grandes pantallas de televisión que se ven nada más salir a la plaza principal desde la estación. A su derecha hay un tramo elevado de vía férrea, uno de tantos que sobrevuelan Tokio. Pasadas las vías, justo a mano izquierda, está Nonbei-yokocho (el callejón de los borrachos), dos hileras de menos de 50 metros de edificios de madera de dos plantas.
Paso el arco que anuncia el callejón y accedo a otro mundo, sin pantallas, niñas bronceadas ni encuestadores a la caza de nuevos gustos. Aquí todo es rancio, pequeño, oloroso, entrañable. Bares diminutos se suceden bajo la tenue luz de unas lámparas rojas que presentan todo un reto fotográfico. Busco el ángulo adecuado, la apertura correcta del diafragma, cuando, desde un local, un hombre de unos 70 años, con gafas y vestido con traje, me pide con gestos que me acerque.

Abro la puerta corredera, doy las buenas noches y me asomo a una habitación de unos 6 metros cuadrados. Dos señoras de unos 70 años, con los labios muy pintados, el moño muy bien puesto y el delantal muy blanco, están de pie tras una estrecha barra frente a la que hay seis taburetes, cuatro de ellos ocupados por clientes que beben aguardiente de trigo en grandes vasos de cristal. Al fondo, detrás del hombre que me ha invitado a entrar, hay una mujer menuda de unos 50 años, con ropa un poco hippy y gafas de sol a lo John Lennon. Entrando a la izquierda, en el pie de la L que forma el mostrador, hay dos septuagenarios más, uno gordo, con aspecto de capataz jubilado, y otro muy flaco, vestido como un contable.

El hombre que me ha invitado a entrar me conmina a sentarme a su lado, en el centro de la barra. Me dice que se llama Hiroshi, me llena un vaso con aguardiente de su propia botella, me pide una ración de pescado crudo y empieza a hacerme preguntas. De dónde soy, cómo me llamo, qué hacía ahí fuera... Los otros tres clientes, que al verme entrar parecían un poco contrariados, van relajando sus expresiones y metiendo baza en la conversación, a medida que se dan cuenta de que entiendo y hablo el japonés.

--¿Cómo se llamaba aquel lugar dónde había tantos vampiros?
--Transilvania.
--Pero eso está lejos de Barcelona.
--Ah, sí, vale, y ese otro sitio, cómo era, va..., va....
--Vasco, País Vasco.
--Eso. Está más cerca, ¿no?
--Como de Tokio a Osaka, ¿verdad?
--¿Qué tal la seguridad ciudadana?
-- Bueno...
-- Pero no hay ningún lugar tan seguro como Japón. ¿No?

El capataz es quien hace más honor al nombre del callejón: su lengua se pega cada vez más a la base de la boca y se hace difícil entenderle.

Hay unos 30 clientes asiduos del local que se dejan caer en algún momento todas las semanas. "Somos como el club de los corazones solitarios. Esta es nuestra familia", dice Hiroshi. La hippy madura, que se expresa en un argot muy de esa época que añora, asiente y me ruega que si escribo sobre el callejón, no haga público el nombre del local porque no quiere verlo lleno de turistas.

viernes, marzo 07, 2008

El Cervantes triunfa en Tokio

JORDI JUSTE.TOKIO
Alumnos japoneses a la salida de una clase nocturna en el Instituto Cervantes. Foto JORDI JUSTE
El Instituto Cervantes tiene en Japón la sede más grande del mundo.
El éxito ha superado las previsiones.
Desde abril impartirá también clases de catalán
En los cinco meses que lleva en Tokio, el Instituto Cervantes ha superado con creces las expectativas que tenía. Antes de abrir, esperaba captar de entrada a unos 300 alumnos, atrajo a 800 para su primera prematrícula y ahora ya va por el millar. A pesar de tener en pleno funcionamiento sus actividades principales, la sede del Cervantes en Tokio no ha sido aún inaugurada oficialmente. La ceremonia está prevista para noviembre, como parte de la visita de Estado que realizarán los Reyes a Japón.
La sede japonesa es la más grande del Cervantes en el mundo y está situada en una zona céntrica de la capital, donde además de dar clases de castellano se ofrecen otras actividades de difusión de la cultura española e hispanoamericana, como conferencias, cine y exposiciones. En estos momentos se puede ver la exposición Extraños en el paraíso. Fotografía contemporánea en el País Vasco. Desde abril se ofrecerán también clases de catalán y, si hay demanda, de gallego y vasco.
Ir a lo fácil
"De momento, hemos ido a lo fácil, a lo que ya hay, a la gente que ya tiene interés en lo español. Ahora intentaremos incorporar a gente que no ha tenido contacto. Ese es el objetivo. Queremos contextualizar el español y que los japoneses puedan enriquecer su vida cultural", explica el director del centro, Víctor Ugarte.

La llegada del Instituto Cervantes a Tokio se produjo en septiembre del 2007, tras una década de repetidos rumores que anunciaban su inminente apertura y que finalmente quedaban siempre en nada.Espacio adecuadoUna de las principales dificultades fue encontrar un espacio adecuado a un precio asequible en el centro de Tokio, ciudad que cuenta con los alquileres más caros del mundo. Incluso se llegó a pensar en ubicar la sede del Instituto Cervantes en la Embajada de España, pero se tuvo que desechar la idea por la imposibilidad de llevar a cabo actividades remuneradas, como los cursos de idiomas, en sedes diplomáticas.

Japón es un país donde una gran parte de la población dispone de una importante cantidad de dinero para gastar en actividades culturales. Además, la mayoría de los japoneses prefieren tener organizadas sus horas de ocio y no cuentan con segundas residencias donde pasar los fines de semana o los períodos de vacaciones largos.

A todo eso se añade una gran curiosidad por lo extranjero, que alcanza también a lo español. Sin embargo, contra lo que alguna gente cree, el castellano no está de moda en Japón, aunque sí es cierto que su estatus ha aumentado con respecto al de otras lenguas europeas, como el alemán o el francés, hasta hace poco las preferidas de buena parte de los intelectuales nipones.
Al mayor interés por lo español contribuyeron decisivamente los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Liga del fútbol profesional, pero también el descubrimiento del modernismo, el flamenco, el cine y la cocina. El castellano se estudia en unas 40 universidades, aunque en la mayoría de los casos como una segunda lengua extranjera que los alumnos tienen que cursar obligatoriamente. Además, numerosas academias privadas y la radio y televisión públicas ofrecen semanalmente cursos de español.
Una clase en la sede del IC en Tokio. JJuste
Sobre todo, mujeres
El Instituto Cervantes ha logrado atraer a estudiantes de diversas edades y condiciones, pero el 70% son mujeres de entre 20 y 45 años. La mayoría de ellas estudian castellano porque les interesa algún aspecto de la cultura española o hispanoamericana, aunque también hay una minoría que espera usarlo en el trabajo."Mi marido es empresario y a veces trabaja con clientes de España. Yo le ayudo y por eso a veces tengo que hablar en español", explica Keiko, una mujer de unos 40 años que lleva cinco meses estudiando, dos días por semana, en el Cervantes. En cambio, su compañera Junko explica que estudia en ese centro, junto a su esposo, por pura afición: "Me interesa la música de España desde que conocí a Vicente Amigo. Y también la comida y la gente".
El Instituto Cervantes cuenta en Tokio con 28 profesores nativos a tiempo parcial provenientes de diversos países hispanohablantes, que en su mayoría ejercen también en alguna de las universidades de la capital. Todos aplican la metodología comunicativa contemplada en el plan curricular para todo el mundo, pero a veces se topan con la idiosincrasia local y tienen que convencer a alumnos poco acostumbrados a hablar con sus compañeros en una lengua extranjera.

miércoles, marzo 05, 2008

Pintar para mantener viva la ciudad

5/3/2008 CRÓNICA DESDE KIOTO // JORDI JUSTE
Entrada de la exposición. JJuste
JORDI Juste
El novelista Yasunari Kawabata le pidió al pintor Kaii Higashiyama en los años 60: "Si no pintas Kioto ahora, desaparecerá. Mientras estés en Kioto, pinta, por favor". La petición fue el principio de una fructífera amistad. Higashiyama le hizo caso y creó la serie de cuadros Keiraku shiki (Las cuatro estaciones de Kioto), que recogían la esencia del paisaje que Kawabata se resistía a ver desaparecer. En una de las exposiciones más interesantes de los últimos años, el Museo de Kioto acaba de mostrar la relación epistolar que se estableció entre los dos hombres, centrada en su amor por la antigua capital, y algunas de las obras que dió como fruto.

Quizás a bastantes lectores les suena el nombre de Kawabata, premio Nobel de literatura en 1968 gracias a novelas como País de Nieve o La Antigua Capital, pero seguramente muy pocos han oído hablar de Kaii Higashiyama. Y, sin embargo, en Japón ambos son igualmente famosos.Kawabata recibió una gran influencia de la literatura europea pero su obra dejó un conjunto de retratos eminentemente japoneses, de un Japón a la vez bello y triste, que languidecía aplastado por el vulgar mundo moderno; una serie de anécdotas que, a modo de haikus, pretendían atrapar la esencia de las cosas a través de una impresión sensorial. Algunos de esos retazos de vida que Kawabata atrapó con palabras estaban en el Kioto que no lograba salvarse del desarrollismo.

"Yo andaba por Kioto e iba murmurando "no se ven las montañas, no se ven las montañas", y me iba entristeciendo. Se iban construyendo edificios feos y desde la ciudad se iban dejando de ver las montañas. Para mí una ciudad desde la que no se veían las montañas no podía ser Kioto, y me lamentaba. Ahora ya me he acostumbrado a esta ciudad, Kioto, desde donde no se ven las montañas. Pero quiero que el perfil de la antigua ciudad se quede así por largo tiempo. Es lo que ruego hoy", le escribía el novelista al pintor para agradecerle que hubiera llegado a tiempo de salvar el antiguo paisaje.
Por su parte, Higashiyama comenzó su carrera en el ámbito del nihonga, la pintura tradicional japonesa, y fue incorporando influencias del arte europeo del siglo XIX hasta encontrar un estilo personal deudor en gran medida del romanticismo alemán. Sus peores pinturas rozan peligrosamente el cromo cursi, pero en sus obras maestras logró captar como pocos la esencia de la naturaleza japonesa en general, y en especial la de Kioto.

"Nada como la vida cotidiana de los habitantes de Kioto ejemplifica una unión tan íntima con las cuatro estaciones. Desde la antigüedad esa es la base, el apoyo y la señal del sentimiento de belleza de los japoneses. Ahora está a punto de desaparecer buena parte de eso", se lamentaba Higashiyama en una carta.
Ambos tenían razón, a juzgar por la gran cantidad de edificios feos que se pueden ver hoy en Kioto. Sin embargo, lo bello todavía abunda en la ciudad, las montañas se ven desde muchas calles y pervive algo de esa comunión entre la vida cotidiana y la naturaleza que tanto admiraban Kawabata y Higashiyama.

lunes, marzo 03, 2008

Alarma en Japón por el hallazgo de pesticidas prohibidos en comida china

1/3/2008 CUIDADO CON EL ROLLITO TÓXICOALERTA ALIMENTARIA EN ASIA
Restaurante chino de la cadena Ohshoh, en la ciudad japonesa de Kioto. Foto: JORDI JUSTE
JORDI JUSTE.KIOTO
La semana pasada se supo que restos del insecticida phorate, prohibido en Japón, habían sido encontrados en rollitos de espárragos congelados producidos en China. El anuncio sigue al hallazgo del pesticida methamidophos en un paquete de nikuman, panecillos chinos rellenos de carne, congelados e importados también de China. Estos dos casos son los últimos de una serie que ha desatado la alerta entre los japoneses. Los medios de comunicación publican cada día noticias relacionadas con la falta de fiabilidad de los alimentos chinos y la mayoría de las escuelas del país han eliminado de sus menús los platos que contienen ingredientes importados del país vecino.
Días atrás llegó a Tokio un equipo de la policía china para intercambiar información con sus colegas japoneses sobre el caso más grave, en el que 10 personas sufrieron síntomas de intoxicación tras consumir gyoza (empanadillas chinas) producidas en la provincia china de Hebei, en cuyos paquetes se hallaron también restos de methamidophos. Las autoridades japonesas creen muy improbable que la contaminación se produjera en Japón, por lo que las sospechas apuntan a la planta productora. Los investigadores chinos sostienen justo lo contrario: que las posibilidades de contaminación durante el proceso de producción son muy escasas, que no se puede determinar que los pesticidas sean los que se usan en China y que es posible que se hayan introducido desde fuera de las bolsas.
En todo caso, la colaboración policial no tiene precedentes y da cuenta de la gravedad del asunto y de la buena pero frágil sintonía entre Pekín y Tokio. "La desconfianza de los consumidores japoneses en los productos chinos se extenderá más, mientras los ciudadanos chinos aumentarán su enfado con Japón porque creerán que Japón está acusando falsamente a China de negligencia. Esta situación, si se maneja incorrectamente, podría dañar gravemente las relaciones bilaterales", alertaba el diario japonés Asahi Shimbun en un editorial.
En los últimos años no han parado de aumentar en Japón las importaciones de productos alimentarios chinos, hasta el extremo de que a veces es difícil encontrar en los supermercados congelados o algunos tipos de verduras que no vengan de China. En algunos casos se trata de alimentos cuyo origen es mucho más lejano, pero que pasan por el país vecino para ser procesados y envasados por sus bajos costes de producción. Un ejemplo es la caballa pescada y congelada en Dinamarca, sazonada en Shandong y comercializada en Japón, en la que también la semana pasada se encontraron restos del pesticida dichlorvos.
Letra pequeñaLa cocina china forma parte de la dieta habitual de muchos japoneses. Las empanadillas, los panecillos rellenos de carne y los fideos chinos son platos comunes en las mesas japonesas, y los restaurantes de comida china, en su mayoría regentados por japoneses, están prácticamente en cada esquina. Los productos alimentarios que llegan de China no se limitan a elementos de su gastronomía, sino que incluyen incluso productos típicos japoneses en cuyos paquetes hay que leer el origen escrito en letra muy pequeña. Aunque no hay datos económicos concretos sobre cómo está afectando el actual pánico, en los supermercados se puede apreciar un marcado descenso de la venta de congelados.
"Cuando se supo lo de las empanadillas me asusté y fui a devolver al súper unas que tenía en el congelador. Ahora no quiero comprar productos chinos, pero tampoco congelados, aunque sean japoneses, porque no me fío. Tiré todos los congelados que tenía y de momento lo hago todo yo con ingredientes frescos", explica Sayoko, un ama de casa de Kioto.
Cerdo por vaca
La actual histeria por la comida importada de China se produce justo después de una sucesión de escándalos relacionados con productos alimentarios japoneses. En uno de los más sonados se descubrió que una empresa comercializaba una mezcla de carne picada de cerdo y vaca como si fuera solo de este último animal. Otros afectaron al etiquetado de productos: se sustituía el origen real para indicar otro de más prestigio, o se corregía la fecha para poder revenderlos estando caducados.Estos casos y la ineptitud de las autoridades para hacerles frente han sembrado la desconfianza entre los consumidores japoneses, que ahora concentran sus temores en las importaciones chinas.
Gyoza, empanadillas chinas. Foto: JORDI JUSTE

miércoles, febrero 27, 2008

El misionero de la cocina española

27/2/2008 CRÓNICA DESDE TOKIO // JORDI JUSTE
El chef Nishimura y el director Ohgari en el Ogasawara. Foto JJuste
JORDI Juste
En noviembre, la primera edición de la guía gastronómica Michelín otorgó tres estrellas a la cocina española en la capital de Japón. Las dos primeras fueron para el Sant Pau, el restaurante de Carme Ruscalleda en Tokio, clónico de su establecimiento de Sant Pol de Mar. La tercera fue para el Ogasawara Hakushaku Tei (Casa del Conde de Ogasawara), un restaurante de cocina española contemporánea situado en una mansión de 1927 en el centro de la ciudad. Desde hace un año su cocina está a cargo del japonés Junichi Nishimura, que ha trabajado en restaurantes españoles, entre ellos el Coure y Comerç 24, de Barcelona.
Sin embargo, la estrella del Ogasawara no se entiende sin hablar de Josep Barahona, un cocinero de Lleida afincado desde hace 16 años en Japón, donde se ha ganado el prestigio de los aficionados a la gastronomía con locales como El Pati de Barahona y L' Estudi o con su labor al frente del restaurante del pabellón de España en la Exposición Universal de Aichi. Barahona, que ha evolucionado desde planteamientos más tradicionales a la cocina contemporánea de autor, levantó el Ogasawara y lo dejó para enfrentarse a nuevos retos profesionales.
La salida del cocinero catalán hace dos años provocó una crisis que parece haber sido superada con Nishimura. El menú sigue teniendo toques españoles, combinados con bastante libertad. "No hago cocina española. El fondo, la base es la cocina española, lo que aprendí en España, pero yo veo lo que tengo enfrente, la materia prima, y hago lo que puedo, mezclo técnicas italianas, francesas, chinas... Hago lo que están haciendo los cocineros en España. Antes que ser cocinero español yo soy japonés y tengo mi cultura. Soy de Kioto y uso verduras de mi tierra", explica Nishimura.
Esta declaración puede generar dudas acerca de la españolidad del restaurante, pero su cocinero afirma sentirse como un "misionero de la cocina española en Japón", vocación que le confiere una gran responsabilidad. "Siempre intento que no se me olvide la base de la cocina española, que tiene una cultura detrás. La originalidad es importante, pero la base cultural es fundamental", añade el chef.
Nishimura tiene que competir por la excelencia con el edificio. La casa del conde de Ogasawara, descendiente de uno de los señores feudales de la isla de Kyushu, es un palacio de estilo español, con jardín, patio interior, terraza y una espectacular sala de fumar con decoración mozárabe. La guerra, los terremotos y la costumbre de construir con madera han dejado a Tokio con muy pocas construcciones antiguas, por lo que la visita al Ogasawara ya merece la pena por su interés arquitectónico. La dirección ha sabido explotar esta característica y ofrece a los clientes, en su mayoría mujeres, un recorrido guiado por la mansión. Además, la empresa organiza cada año la Spanish Night, una gran fiesta con tapas, tuna y flamenco. Según el director, Wataru Ohgari, que presume de ser campeón del concurso de cortadores de jamón ibérico de Japón, "a los japoneses es más fácil presentarles la imagen de España relacionada con el sur".
Fachada de la casa del conde de Ogasawara. Foto JJuste

lunes, febrero 25, 2008

Un tren ultrarrápido unirá Tokio y Osaka en poco más de una hora

25/2/2008 NUEVA ERA FERROVIARIALOS PIONEROS
• Los 550 kilómetros que las separan se cubren ahora en dos horas y 25 minutos
Un Shinkansen a su paso por Shinagawa, la segunda estación de alta velocidad de Tokio. JJuste
JORDI JUSTE.TOKIO
Mientras el AVE acaba de unir Madrid y Barcelona, en Japón la línea del Shinkansen, el tren de alta velocidad que une Tokio y Osaka, va a cumplir ya 44 años y se empiezan a concretar los planes para construir una nueva línea ultrarrápida, que reduciría a poco más de una hora el trayecto de 550 kilómetros que separa las dos grandes metrópolis del país, que ahora se puede hacer en dos horas y 25 minutos.
Por otra parte, si en la capital catalana se cuestiona todavía la necesidad de contar con dos estaciones, en Tokio se cumplen más de cuatro años de la inauguración de la segunda estación del Shinkansen, Shinagawa. A partir de marzo, todos los trenes de alta velocidad de la línea Osaka-Tokio pararán en Shinagawa y en Yokohama.
COMO UN METRO
En estos momentos se calcula que unos 40.000 pasajeros suben o bajan del tren en la segunda parada de la capital. "Prefiero bajar en Shinagawa porque las conexiones con otras líneas son más sencillas que en la estación de Tokio", explica Mariko Morise, ejecutiva de una empresa de Osaka.
La línea que une Osaka y Tokio se conoce como Tokaido Sanyo Shinkansen. En sus 44 años de existencia, ha ido creciendo en importancia hasta convertirse en una especie de metro que une las dos ciudades con unos 300 trenes al día, que transportan a unos 400.000 pasajeros.
Entre sus principales virtudes están la fiabilidad y la seguridad. Los retrasos son escasos y hasta ahora solo ha descarrilado una vez a causa de un fuerte terremoto, pero no hubo ningún herido.
Tomar el tren de alta velocidad es algo que ha dejado de tener glamur para convertirse en una rutina para millones de japoneses. Los trenes se detienen muy brevemente en la mayoría de las estaciones, donde los pasajeros esperan para abordar en hileras dispuestas exactamente en los puntos donde van a estar las puertas. Los convoyes más largos cuentan con 16 vagones y pueden transportar hasta 1.300 pasajeros.
SIN CAFETERÍA
El billete básico da derecho a sentarse en alguno de los vagones de asientos sin reserva o a viajar de pie si estos están llenos. Los coches no tienen cafetería, pero continuamente circulan empleados con unos carritos de venta que sirven desde café o cerveza hasta bocadillos y obento, la típica comida japonesa servida en una caja.
El Shinkansen transporta cada año entre las dos principales ciudades de Japón a unos 150 millones de pasajeros, cinco veces más que los que optan por tomar el avión. "Con el tren puedo ir del centro de una ciudad al centro de la otra y además sin reserva", explica Akitoshi Yokota, empleado de una empresa de maquinaria industrial en Osaka.
LEVITACIÓN MAGNÉTICA
La compañía JR Tokai, que opera la línea, anunció recientemente su intención de seguir adelante con los planes para construir otro trazado entre Osaka y Tokio utilizando la tecnología maglev, que usa imanes que hacen que el tren levite sobre la vía y alcance velocidades superiores a las de los trenes convencionales.
Con los nuevos convoyes, el trayecto entre Tokio y Osaka podría hacerse en aproximadamente una hora, menos de la mitad del tiempo necesario actualmente. El principal problema que afronta el proyecto es su elevado coste, por la dificultad de hacer pasar una nueva línea de tren por unas zonas muy densamente urbanizadas. El presupuesto del proyecto se calcula en 10 billones de yenes (65.000 millones de euros).

Interior de un Shinkansen. JJuste

viernes, febrero 22, 2008

Furor en Okinawa por violaciones de militares estadounidenses

Jordi Juste
Okinawa vive días de gran tensión, provocados por varios casos de abusos sexuales y desórdenes protagonizados por militares estadounidenses. El caso que ha soliviantado esta vez especialmente a los japoneses se conoció la semana pasada con el arresto del sargento Tyron Hadnott, de 38 años, acusado de violar a una niña de 14 años. El militar ha negado los cargos, aunque ha admitido que forzó a la niña para besarla.
Ayer se supo que otro militar estadounidense se encuentra bajo custodia, acusado de violar este mes a una mujer filipina de 21 años en la ciudad de Okinawa. Además, durante el fin de semana, dos soldados más fueron detenidos en la isla, uno por conducir ebrio y el otro por allanamiento de morada. Todos estos casos han recordado la rabia que se apoderó de los isleños en 1995, cuando se produjo la violación de una niña de 12 años a manos de un soldado americano.
La província más pobre
La provincia de Okinawa, en el archipiélago de las Ryukyu, en el extremo sur de Japón, sirve de base a la mayor parte de los más de 30.000 militares estadounidenses estacionados en Japón. Es la provincia más pobre del país y sus dos principales fuentes de ingresos son las bases y el turismo, sobre todo nacional. Desde el final de la segunda guerra mundial hasta 1972, estuvo bajo soberanía americana. A las moltestias habituales causadas por la presencia de instalaciones militares, como ruidos y accidentes, se añade en estos momentos la inseguridad provocada por los excesos de la milicia.
La ira de los okinawenses y las protestas del gobierno japonés han obligado a las autoridades estadounidenses a decretar un toque de queda parcial indefinido. Por el momento, y se supone que hasta que se calmen los ánimos, los militares americanos y sus familias sólo pueden salir de las bases para ir a trabajar, a la escuela, a la iglesia o al hospital. Además, hoy viernes ha sido declarado “día de reflexión” en las bases para reafirmar los valores militares básicos. “Las fuerzas estadounidenses en Japón consideran seriamente todos los incidentes que afectan la conducta incorrecta de sus miembros. Como miembros responsables de la comunidad japonesa, seguiremos haciendo todo lo posible para prevenir incidentes”, declararon las autoridades americanas.
Agradecimiento
Por su parte, el gobierno japonés ha agradecido la reacción americana, al tiempo que trataba de dar una imagen de firmeza para aplacar el descontento de los okinawenses, que tienen que soportar buena parte del precio de la defensa del país. “Aunque damos la bienvenida, hasta cierto punto, se necesitan más medidas concretas para evitar la repetición de incidentes similares. La prohibición tiene sentido como primer paso”, declaró el portavoz del gobierno nipón, Nobutaka Machimura, tras anunciarse el toque de queda.
La presencia estadounidense
Desde el fin de la segunda guerra mundial, Estados Unidos mantiene una importante presencia militar en Japón. El país estuvo bajo ocupación americana hasta 1951, cuando recuperó la soberanía tras firmar un acuerdo de cooperación por el que Estados Unidos se compormetió a proteger a Japón de cualquier agresión extranjera y a cambio obtuvo el derecho de mantener instalaciones militares en el país.
Las bases en Japón jugaron un papel importantísimo en la participación americana en la guerra de Corea (1950-1953). Desde entonces, uno de sus principales cometidos ha sido servir de disuasión a las aspiraciones chinas de recuperar Taiwán, si es necesario por la fuerza. El hecho de que Japón sea un país muy densamente poblado ha provocado que las bases estén cerca de áreas urbanas y por ello han causado numerosos conflictos con la población civil.


miércoles, febrero 20, 2008

El Tribunal Supremo absuelve a Mappelthorpe de obscenidad

Pósters en la entrada de un cine de Osaka
JORDI JUSTE
El Tribunal Supremo de Japón falló ayer que una colección de fotografías de Robert Mappelthorpe (1946-1989) que contenía imágenes de genitales masculinos no es obscena. La decisión anula otra del Tribunal Superior de Tokio, que en 2003 dio la razón al gobierno contra el editor Tadashi Asai, que intentó introducir la muestra en Japón en 1999 y vio como las autoridades aduaneras la confiscaban por considerar que vulneraba el Código Penal, que prohibe la importación de material considerado obsceno. El mismo Tribunal Supremo, que ahora admite las obras de Mappelthorpe, falló en 1999, en un caso a parte, que algunos desnudos masculinos del fotógrafo neoyorquino contenidos en un libro eran obscenos.
Asai lllevo el caso de la colección a los tribunales y obtuvo en 2002 la nulidad de la confiscación y una indemnación, pero en 2003 el Tribunal Superior de Tokio falló a favor del gobierno por considerar que las fotos eran obscenas según la moralidad imperante en el país. Ahora el Tribunal Supremo da definitivamente la razón a Asai y admite la legalidad de la colección de Mappelthorpe por considerar que esta constituye un conjunto que permite a los compradores una comprensión global del trabajo del artista y que sólo una pequeña parte muestra genitales masculinos.
“Hasta ahora las autoridades han sido incapaces de considerar las cualidades artísticas y podían prohibir películas aunque sólo fuera por unas tomas de 30 segundos en una cinta de dos horas. En este caso la calidad artística en conjunto ha sido reconocida”, escribió ayer Asai en su página de internet. El editor, que también es importador de películas expresó, sin embargo, su temor a que a partir de ahora se pueda negar la entrada de obras en Japón por su falta de calidad artística.
La exhibición de genitales masculinos o femeninos está prohibida en el país, por lo que las películas o revistas pornográficas se publican siempre en Japón con esas partes distorsionadas en forma de mosaico o rascadas mecánicamente a mano, ejemplar a ejemplar. Lo paradójico es que se pueden encontrar legalmente, en videoclubs y librerías, obras que contienen escenas de violaciones o zoofilia, eso sí, con los genitales camuflados.

El país de los griposos enmascarados

19/2/2008 CRÓNICA DESDE KIOTO // JORDI JUSTE
Una pareja de japoneses con máscara en Osaka.
JORDI Juste
No es raro ver reportajes sobre contaminación en cadenas de televisión occidentales en los que se muestra a japoneses con la boca y la nariz tapadas por mascarillas quirúrgicas de color blanco o azul claro. Estas imágenes pretenden ilustrar la gravedad del problema de la polución y cómo los orientales intentan hacerle frente con soluciones individuales. Sin embargo, los japoneses no llevan las máscaras para protegerse de partículas de aire sucio, sino para evitar esparcir en lugares públicos virus como el de la gripe o para prevenir la entrada en las vías respiratorias de partículas de polen, a las que una parte creciente de la población es alérgica.
Al principio de estar en Japón, sobre todo en invierno o en primavera, una de las cosas que más choca a los extranjeros es la cantidad de gente que lleva las mascarillas en cualquier lugar público, como si se hubiera declarado una peligrosa epidemia. Las hay de diversos colores y con estampados que incluyen a varios personajes de dibujos animados, aunque las más abundantes son las lisas de color blanco. También hay variedad en cuanto a las formas y los tamaños, que van desde las que tapan justo las vías de entrada del aire hasta las que cierran toda la parte central de la cara a modo de bozal hermético. Además, algunas incluyen impregnaciones que desprenden un olor mentolado y que se supone que sirven para dilatar los bronquios y para mantener humedecidas las vías respiratorias.
Muchos japoneses desconocen que el uso generalizado de las mascarillas para evitar la propagación de la gripe está restringido a Japón y algún otro país de la zona, y se sorprenden de que en otros continentes los enfermos no eviten por este sistema que sus gérmenes asalten a otras personas a través de la tos o la simple respiración. Su incredulidad se debe en parte a que aquí una persona tiene que estar muy enferma para quedarse en casa, y si tiene unas décimas de fiebre generalmente acude a la escuela o al trabajo, a menudo en medios de transporte abarrotados. Además, en la cultura japonesa tradicional domina una obsesión por no causar molestias a los demás y la mascarilla sirve para avisar a los que están alrededor del peligro de contagio que conlleva acercarse al enmascarado.
A parte de tener ese carácter altruista de protección y aviso al prójimo, las máscaras evitan que el aire frío y seco entre directamente en la boca y en la nariz y ofrecen una sensación de protección a personas vulnerables por su físico frágil o a aquellos que no pueden permitirse ser víctimas de la gripe. En este grupo se encuentran los centenares de miles de estudiantes que en estos días preparan sus exámenes de ingreso en escuelas y universidades. Aprovechando su temor a sucumbir a los virus, este año un conocido fabricante ha repartido gratuitamente mascarillas a casi 5.000 alumnos de sexto de primaria de Tokio y Osaka que estudian en centros especiales de repaso para las pruebas de acceso a escuelas secundarias de prestigio. Con esta campaña la empresa reconoce tener la esperanza de estar asegurándose una clientela regular para el futuro.

Enamorados del chocolate

14/2/2008 CRÓNICA DESDE OSAKA // JORDI JUSTE
Tienda de chocolates en Osaka. JJuste
JORDI Juste
El 14 de febrero es el día de San Valentín, la fecha en que la costumbre exportada por Estados Unidos a medio mundo hace que los enamorados se demuestren sus sentimientos por escrito y en forma de regalos. En Japón también se celebra, pero tiene algunas peculiaridades: el regalo casi exclusivo es el chocolate, solo lo regalan las mujeres a los hombres y en muchas ocasiones es más una expresión de obligación social que de amor genuino.
Japón ha añadido a sus numerosas celebraciones tradicionales, algunas de ellas ancestrales, una gran cantidad de fiestas occidentales que se han adaptado muy fácilmente a las necesidades modernas de su industria, ávida por impulsar cualquier incentivo al consumo. Navidad y los días del padre y de la madre son algunos de los ejemplos más claros, junto con San Valentín, o varantain, que es como se pronuncia aquí.
Desde finales de enero, el chocolate es el gran protagonista en todos los centros comerciales del país. Las chocolaterías preparan productos especiales y contratan personal extra para hacer frente al incremento de la clientela en sus locales de venta habituales. Además, los grandes almacenes dedican plantas enteras a ferias del chocolate, con puestos dedicados a los principales fabricantes europeos y japoneses. Su esfuerzo se ve recompensado, ya que las ventas para el día de San Valentín representan el 15% de la facturación anual.
La costumbre de regalar chocolate la intentó introducir en 1936 la chocolatería Morozoff, de Kobe, pero su éxito definitivo se fraguó en 1958. Entonces, Kunio Hara, hijo de un chocolatero de Tokio intentó vender el producto como regalo ideal para los enamorados, pero la iniciativa fue un fracaso. Sin embargo, al año siguiente, tuvo la idea de vender chocolates en forma de corazón y parece ser que triunfó entre numerosas mujeres deseosas de expresar su amor. Las japonesas están poco acostumbradas a expresar sus sentimientos en forma directa, así que el corazón de chocolate resultó una forma ideal de comunicación.
Año tras año la costumbre se fue generalizando y fue derivando hasta convertirse en la obligación de las mujeres japonesas de regalar chocolate a los hombres de su alrededor, especialmente a aquellos que estaban en una situación social superior, es decir a casi todos hasta finales del siglo XX. Es lo que se conoce como guirichoco, o chocolate por compromiso. Paradójicamente, el chocolate, sea o no guirichoco, viene acompañado casi siempre de símbolos amorosos, como cupidos o corazones. A principios de los años 80 empezó a generalizarse también la celebración, el 14 de marzo, del White Day, en que se supone que los hombres deben recompensar con un regalo de valor superior a las mujeres que les han dado chocolate por San Valentín.
Las japonesas adquieren independencia y seguridad y con el crecimiento de estas cualidades va disminuyendo el guirichoco y aumentando el uso del chocolate como expresión de amor, o como mínimo de un afecto genuino, hacia enamorados, compañeros de trabajo, amigos o familiares cercanos.

JAPÓN: El copiloto del conductor ebrio también irá a prisión

14/2/2008 LA SEGURIDAD VIARIALAS MEDIDAS APLICADA EN OTROS PAISES
Pancarta de la campaña contra la conducción bajo los efectos del alcohol en Kioto. JJuste
JORDI JUSTE.KIOTO
El endurecimiento por parte de España de las penas y sanciones relacionadas con las infracciones de tráfico sigue la misma línea aplicada por numerosos países para combatir las muertes en la carretera. Las severas leyes de Francia y Japón se apoyan además en numerosas medidas (desde la instalación de sistemas que impiden arrancar el coche si el conductor está ebrio hasta la colocación de más radares) que llegan acompañadas de una creciente presión social contra los automovilistas que circulan bebidos.
Durante los tres últimos meses del 2007, el número de accidentes causados por conductores ebrios se redujo un 28% en Japón respecto al mismo periodo del año anterior. Asimismo, la policía detectó alcohol en un 37% menos de conductores que en el 2006. Las autoridades atribuyen la drástica reducción a la aprobación en septiembre de una ley que endurece los castigos para la conducción bajo los efectos del alcohol. Sin embargo, en la primera mitad de 2007 el número de accidentes relacionados con el alcohol ya se había reducido el 40% por la presión social causada por varios casos que tuvieron una gran repercusión mediática.
Con la nueva norma, un conductor que supere el límite legal de 0,15 miligramos de alcohol por litro de sangre puede ser condenado a penas de hasta tres años de cárcel y castigado a pagar multas de hasta 500.000 yenes (3.200 euros), mientras que quien es sorprendido conduciendo con síntomas de intoxicación etílica se enfrenta a cinco años de cárcel y multas de hasta un millón de yenes. Además, la ley prevé penas similares para los cómplices, categoría que incluye a quienes viajen en un vehículo cuyo conductor esté ebrio.
CONCIENCIACIÓN
Japón lleva años aplicando programas de concienciación sobre los peligros del alcohol en la carretera, pero ninguno de ellos ha tenido tanto efecto como la muerte de los tres hermanos Ogami. Hiroaki, Tomoaki y Saaya, de 4, 3 y 1 año, respectivamente, viajaban con sus padres por una carretera cercana al mar en la provincia de Fukuoka cuando su vehículo fue alcanzado por detrás por el coche que conducía Futoshi Imabayashi, de 23 años, quien había bebido grandes cantidades de aguardiente.
El coche de los Ogami cayó al mar y, mientras los padres trataban sin éxito de rescatar a sus hijos, Imabayashi huyó. Horas después se entregó en una comisaría, al parecer, después de haber bebido mucha agua para diluir el alcohol. Un tribunal de Fukuoka lo ha sentenciado a siete años y medio de cárcel, pero la sentencia ha sido considerado demasiado blanda y ya ha sido recurrida.
REPERCUSIÓN
La desgracia de los Ogami causó gran furor en Japón y dio pie a una cruzada mediática para exponer públicamente a los conductores borrachos. Algunas administraciones y empresas han anunciado el despido de varios empleados que habían sido sorprendidos conduciendo bajo los efectos del alcohol, e incluso un diputado provincial de Tokio ha tenido que dimitir por este motivo.

domingo, febrero 10, 2008

Japón descubre los malos tratos a ancianos

Los hijos son los principales agresores y las madres las víctimas más comunes A menudo ni víctimas ni agresores son conscientes de serlo
Osaka. Jordi Juste
Casi 13.000 casos de abusos domésticos a ancianos fueron denunciados en Japón a lo largo del año pasado, según datos oficiales. El número, que incluye 32 asesinatos, puede parecer normal si se tiene en cuenta que Japón tiene una población de 127 millones de habitantes, de los que uno de cada diez tiene más de 75 años. Sin embargo, los expertos creen que las denuncias registradas son sólo la superficie de un problema mucho más profundo que no ha hecho más que comenzar a aflorar. “No es que aumenten los casos de abusos a ancianos, es que hasta ahora se consideraban una cuestión familiar y no se denunciaban. Por supuesto, la situación es alarmante”, explica Shigeko Yamamura, del Centro Japonés para la Prevención del Abuso a Ancianos.
Un estudio del Ministerio de Salud refleja que un 39% de los casos confirmados de abusos fueron perpetrados por hijos varones, mientras que los autores fueron las hijas en un 15% de ocasiones y los esposos de los ancianos también en un 15%. En cuanto a las víctimas, casi una de cada tres fue una mujer que vivía con su hijo soltero, lo que apunta a la incapacidad de muchos hombres, que han vivido hasta su madurez recibiendo los cuidados de sus madres, de cambiar de rol y pasar a soportar la carga de ocuparse de elllas.
Cambio sociocultural
El papel del hombre como cuidador de sus padres ancianos es algo nuevo en la sociedad japonesa. Hasta hace pocas décadas, prácticamente todos los japoneses se casaban, a menudo después de pasar por el omiai, proceso por el que las familias se encargaban de buscar parejas adecuadas a sus hijos. En esa sociedad, el hijo primogénito era el encargado de cuidar de sus padres en la vejez, una carga que en la realidad solía recaer normalmente en su mujer. Hoy en día, con un número creciente de solteros y divorciados, y con el acceso de las mujeres japonesas al mercado laboral, el peso cae a menudo sobre espaldas que no están preparadas para llevarlo. La profesión de cuidador doméstico de ancianos está en plena expansión en Japón, pero no todas las familias pueden y quieren recurrir a ssus servicios.
Huir de su propio hijo
En octubre de 2007, una mujer de 74 años murió en la provincia de Saitama, en los alrededores de Tokio, poco después de ser hospitalizada tras ser encontrada con síntomas de pneumonía y fracturas en varias costillas en el jardín de su casa, donde se había refugiado para huir de los ataques de su hijo, de 47 años. Los servicios sociales habían acudido después de recibir una denuncia de los vecinos, que venían oyendo gritos en la casa desde hacía meses. Se trata de un caso extremo que tuvo amplia repercusión en los medios de comunicación y contribuyó a dar a conocer a muchos japoneses el problema.
En 2006 el parlamento japonés aprobó una ley específica de prevención que especifica la existencia de cinco modalidades de abusos a ancianos: físicos, sexuales, verbales, por negligencia en el cuidado o económicos. Uno de los objetivos de la ley es dar cobertura legal a los denunciantes, ya que hasta su aprobación los trabajadores sociales que daban cuenta de abusos se arriesgaban a ser acusados de violación del derecho a la privacidad. Con la nueva norma no sólo tienen el derecho sino la obligación de informar y los servicios sociales de los ayuntamientos pueden ejercer la custodia de los mayores y restringir el contacto con sus familiares si es necesario.
Falta de conciencia
Una de las principales dificultades para hacer frente al problema es la falta de conciencia de su gravedad. “El abuso normalmente se produce a puerta cerrada y a menudo tras años de complejas relaciones familiares. En muchos casos los que los llevan a cabo son responsables de negligir derechos humanos y no se dan cuenta de ello”, afirma un informe de la Federación Japonesa de Colegios de Abogados.
En concreto, un 54% de los que abusan de personas mayores no creen estar haciéndolo. En cuanto a las víctimas, muchas se acusan a ellas mismas de ser las culpables de la situación y, en el caso de ser los padres de los abusadores, consideran una obligación estar hasta el final junto a unos hijos a los que creen no haber sabido educar. En otros casos los padres simplemente no quieren huir de sus hijos por miedo a que estos les roben sus posesiones.

El G-7 afronta dividido un futuro de incertidumbre

Jordi Juste
Los ministros de economía del G-7, reunidos ayer en Tokio, reconocieron que el mundo afronta un panorama incierto como consecuencia de la crisis de los préstamos inmobiliarios en Estados Unidos, el endurecimiento de las condiciones de crédito, los altos precios del petróleo y la inflación. Sin embargo, los mandatarios de Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y Canadá no lograron ponerse de acuerdo en las medidas necesarias a tomar para salir de la crisis.
“El mundo afronta una situación más incierta y desafiante que cuando nos reunimos en octubre, a pesar de que sus bases en conjunto permanecen sólidas. Seguiremos vigilando los acontecimientos y seguiremos tomando acciones apropiadas, individual y colectivamente, para asegurar la estabilidad y el crecimiento en nuestras economías”, afirmaron los ministros de finanzas en su comunicado.
A pesar de esta aparente unidad, el anfitrión de la reunión, el ministro japonés de Economía, Fukushiro Nukaga, se apresuró a dejar claro que lo que toca ahora no son medidas concertadas, sino que cada país tome las que mejor le vayan. “Cada país debe superar los obstáculos tomando las medidas que más le convengan”, afirmó Nukaga. Parecida fue la opinión expresada por el director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, que afirmó que no se le había “pasado por la cabeza” la posibilidad de hacer un esfuerzo conjunto para reanimar la economía a través de paquetes fiscales de emergencia, ya que “cada economía es diferente”. En cambio, el gobernador del Banco de Italia, Mario Draghi se expresaba en términos muy distintos en relación a la desregulación. “Si no se hace conjuntamente, se va socavar la nivelación del campo de juego”, explicó Draghi..
Por su parte, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Henry Paulson, se mostró confiado en la salud económica de su país a medio plazo. “Si estás creciendo no estás en recesión”, afirmó Paulson para despejar las dudas de muchos analistas que creen que la primera economía del mundo se encamina a un período de crecimiento negativo.
Más petróleo y cotizaciones reales
Los ministros de economía del G-7 solicitaron a los países productores de petróleo un aumento de la producción y solicitaron del Fondo Monetario Internacional un estudio de los factores financieros que pueden estar detrás de la escalada del precio del crudo, así como de sus efectos en la economía global.
Por otra parte, los 7 solicitaron a China que permita que su moneda, el yuan, se cotice a su precio real, es decir que se revalorice frente al resto de monedas y modere así la competitividad de su industria. “Damos la bienvenida a la decisión de China de aumentar la flexibilidad de su moneda, pero a la vista de su creciente superávit por cuenta corriente y su inflación, animamos a una revalorización acelerada de su tipo de cambio efectivo”, afirmaron en el comunicado de la reunión.
En general los ministros se mostraron partidarios de que los tipos de cambios reflejen las “bases económicas”, es decir, que las monedas se coticen al valor que corresponde a la fuerza de la economía que representan y que no se mantengan a cotas artificiales.
Los 7 países más industrializados del mundo instaron además a los bancos a hacer público su nivel de afectación real por la crisis de los créditos subprime de Estados Unidos.
Sin margen de maniobra
Japón, que es todavía la segunda economia del mundo, tiene un escaso margen de acción para ayudar a reactivar la economía mundial. El país no ha hecho más que salir, tímidamente, de la crisis que desató a principios de los años 90 el fin de su propia burbuja immobiliaria y que dejó a miles de familias, bancos y empresas en la bancarrota o en una situación financiera muy precaria. El país tiene la deuda más grande del mundo y está inmerso en estos momentos en una agria discusión en la Dieta para prorrogar o eliminar el impuesto sobre la gasolina, que ahora sólo se puede usar para la construcción de carreteras y que funciona en gran medida como máquina de pagar favores políticos en las zonas rurales.

viernes, febrero 08, 2008

El gobierno australiano presenta pruebas de la caza comercial japonesa

La mayoría de japoneses defienden las capturas de cetáceos aunque apenas comen su carne¿Investigación científica o caza comercial?
Jordi Juste
El gobierno australiano presentó ayer fotografías tomadas desde el barco Ocean Viking, de su servicio de aduanas, con las que quiere demostrar que la caza de ballenas, que la flota japonesa lleva a cabo en el océano Antártico con el pretexto de la investigación científica, es en realidad una práctica comercial que se realiza con gran sufrimiento de los mamíferos. “Es muy decepcionante. Es angustioso cuando piensas que pueden pasar 15 minutos desde que el harpón impacta en la ballena hasta que la ballena muere”, declaró el ministro australiano de Medio Ambiente, Peter Garret durante la presentación de las fotografías.
Por su parte, el Instituto de Investigación de los Cetáceos, organismo independiente pero con apoyo del gobierno de Japón, que le comisionó hace 20 años la captura de ballenas supuestamente con fines científicos, reaccionó ante la presentación acusando al gobierno australiano de estar usando propaganda emocional. “Nuestro programa requiere muestras aleatorias de la población antártica y por eso habrá variedad de tamaños”, afirmó el director del Instituto, Minoru Morimoto, que explicó que la pareja de ballenas que aparecen en una de las fotografías no son una madre y su cría, en contra de lo que habían anunciado medios de comunicación australianos.
Dos décadas de “investigación”
Hace 20 años Japón decidió oficialmente que abandonaba la caza comercial de ballenas y optó por seguir capturando especímenes del gran mamífero marino con la excusa de la investigación científica. Durante este tiempo la flota japonesa ha capturado más de 10.000 ejemplares y la carne del cetáceo ha continuado estando presente en algunos supermercados y sobre todo en restaurantes especializados.
A pesar de su permanencia en algunas mesas japonesas, la carne de ballena dejó hace tiempo de ser una de las principales fuentes de proteínas del país. En 1965 el consumo per cápita llegó a su máximo nivel con más de dos kilos por personas al año pero fue decreciendo a medida que aumentaba la captura de otras especies de pescados y crecía aceleradamente el consumo de carne de vaca y de cerdo. Desde los años 90 el consumo por persona está por debajo de los 100 gramos anuales.
Sin embargo, una encuesta publicada ayer mismo por el períodico Asahi Shimbun refleja que un 56 % de los japoneses son partidarios de que se pueda seguir comiendo carne de ballena. El número de los que defienden la práctica es especialmente alto entre los varones de mediana edad, mientras las mujeres son menos entusiastas y entre las más jóvenes llegan a ser mayoría las contrarias. La polémica tiene mucho de simbólico para un país que se muestra orgulloso de mantener una parte importante de su tradición y que al mismo tiempo ha visto su papel en la escena política internacional reducido a ser un aliado obediente de los Estados Unidos.
Durante las últimas semanas el debate sobre la caza de ballenas se ha reavivado a partir del anuncio del plan japonés para cazar 50 ejemplares de ballenas jorobadas, una de las especies más apreciadas para la observación, práctica turística que genera millones de dólares cada año en Australia. La oposición frontal del gobierno australiano obligó a aplazar el proyecto, aunque sí sigue adelante la captura de 850 ejemplares de ballenas mink y medio centenar de ballenas de aleta.
La controversia estuvo a punto de alcanzar categoría de crisis diplomàtica tras la captura por uno de los balleneros japoneses de dos activistas de Greenpeace, uno británico y otro australiano, que trataban de impedir sus actividades. Ambos fueron entregados a las autoridades australianas, que ahora tienen a la nave Ocean Viking siguiendo a los balleneros y recogiendo pruebas para su posible uso ante el Tribunal Internacional del Derecho del Mar.
Frente a la postura decidida del gobierno australiano, las autoridades de Tokio han tratado de desactivar la polémica y reconducirla a una discusión de tipo técnico en la Comisión Ballenera Internacional. Por otra parte, en los medios de comunicación japoneses no faltan las voces que acusan a Australia de hipocresía por su oposición a la captura de ballenas mientras autoriza cada año la caza de miles de canguros y otros marsupiales en su propio territorio.

Un manjar poco distinguidoPlato de lengua de ballena sobre hojas de shiso, tal como se sirve en el restaurante Kujira-ya, de Shibuya (Tokio). Foto: JJUSTE
En los restaurantes especializados en carne de ballena ésta se sirve en diferentes presentaciones, cortada muy finita para cocer en la cazuela (nabe) con verduras, rebozada o como sashimi (cruda), y se comen partes diversas, como el lomo, que se sirve con parte de la piel, o la lengua. Su sabor es fuerte, más parecido al de la carne de cerdo que al del pescado y su valor gastronómico se debe sólo a la tradición y a que se ha convertido para algunos en un bocado exótico y polémico.

lunes, enero 28, 2008

Reclamo publicitario en los pañuelos de papel


28/1/2008 CRÓNICA DESDE OSAKA // JORDI JUSTE
Cuatro mil millones de paquetes de pañuelos de papel se reparten cada año gratis en las calles de las ciudades japonesas. No se trata de ninguna acción altruista sino de una forma de distribuir publicidad que funciona desde hace más de tres décadas. Es raro entrar o salir de alguna estación de ferrocarril japonesa y no encontrar a uno o varios repartidores de clínex, por lo que, si uno no se resiste en alguna ocasión, es fácil acabar con los bolsillos o el bolso llenos de celulosa. En horas punta, en las estaciones más transitadas, es un espectáculo ver la destreza con que distribuyen los pañuelos sin interrumpir a los peatones.

Los paquetes son de plástico transparente, miden unos 7 por 10 centímetros y contienen 10 pañuelos cada uno. Están diseñados para que se abran por una de las dos caras y en la otra se puede ver un anuncio impreso en una lámina de papel más duro. Los anunciantes que eligen este soporte para distribuir su mensaje publicitario son muy variados, y pueden incluir desde bares o restaurantes locales hasta grandes empresas de crédito al consumo, pasando por gimnasios, casas de masajes o promociones inmobiliarias y, a veces, van acompañados de cupones de descuento.

En los supermercados y droguerías se vende una gran cantidad de paquetes de cartón de clínex para la casa, pero a veces es difícil encontrar en las tiendas pañuelos de bolsillo, por lo que la gente confía en encontrarse en su camino con algún repartidor. Sin embargo, sucede que algunos tienen órdenes de entregar pañuelos solo al público al que va destinado el anuncio, por lo que si uno no está dentro de ese segmento puede encontrarse sin qué sonarse. Pero, además de para limpiarse la nariz, los clínex resultan muy útiles en Japón en bares y restaurantes, donde a menudo no hay servilletas de ningún tipo, o en alguno de los abundantes váteres públicos, casi siempre limpios pero a veces mal surtidos de papel.

Por otra parte, no es nada raro oír el relato de algún visitante extranjero susceptible, que se toma la ignorancia del repartidor de pañuelos (que tal vez llevan un anuncio de una escuela de inglés o de una academia para ingresar en la policía japonesa) como una discriminación imperdonable que le deja sin lo que constituye un original y económico recuerdo de su viaje a Japón.

El éxito de los pañuelos de papel con publicidad se debe a su efectividad. Según un estudio de una consultora de mercado, tres de cada cuatro japoneses aceptan los clínex que les ofrecen por la calle, una proporción mucho mayor a la de los que admiten simples octavillas publicitarias sin regalo. Además, el estudio refleja que más de la mitad leen la publicidad que acompaña a los pañuelos, en muchos casos por una especie de sentimiento de obligación, una forma de agradecer el presente recibido. Si el anuncio tiene por objetivo principal el reconocimiento de la marca, ponerlo en los paquetes de pañuelos de papel tiene la ventaja de que el usuario la verá prácticamente cada vez que necesite uno. Y todo por un precio escaso, equivalente a menos de 10 céntimos de euro.

domingo, enero 20, 2008

Compra a ciegas para empezar el año

20/1/2008 CRÓNICA DESDE KYOTO // JORDI JUSTE JORDI Juste
El fukubukuro, o bolsa de la suerte, es una de las costumbres japonesas de Año Nuevo. El día 2 de enero, cuando la mayoría de los negocios reemprenden su actividad mercantil, se ponen a la venta bolsas en las que los comerciantes incluyen surtidos de sus productos. El precio es bastante más barato que la suma del valor de los artículos que contienen, pero las bolsas son opacas y el comprador no sabe de antemano qué es exactamente lo que hay en el paquete que se lleva.
Esta práctica comercial viene de finales del siglo XIX y tiene su origen en el barrio de Ginza, en Tokio, donde se encuentran los grandes almacenes, las joyerías y las tiendas de diseñadores más lujosas del país. Hoy en día está extendida a prácticamente todos los rincones del país. Muchas tiendas ponen puestos especiales de venta en la calle y hasta los supermercados tienen su sección de fukubukuro en un lugar destacado durante los primeros días del año. También, cómo no, ya se pueden comprar bolsas de la suerte hasta por internet.
Algunos comercios van rebajando el precio de los paquetes en los días posteriores hasta que los agotan, pero los más exitosos no tienen que esperar tanto para deshacerse de sus bolsas, ya que los clientes forman colas, que a veces duran toda la noche, en la calle y con temperaturas bajo cero, para estar entre los primeros afortunados. Aunque las más abundantes no suelen pasar de 10.000 yenes (unos 62 euros), existen bolsas de todo precio. Este año, por ejemplo, los grandes almacenes Takashimaya de Yokohama ofrecían por 20 millones de yenes (unos 125.000 euros) una bolsa de la suerte con joyas por valor de 30 millones. En algunos casos lo de la bolsa es solo simbólico, porque lo que se vende, utilizando el seguimiento mediático de la tradición, son cosas tan poco adecuadas a ese envoltorio como coches o viajes a lugares exóticos.

En un principio el fukubukuro era una forma de sacarse de encima las existencias que no se habían podido vender durante la temporada, es decir, un tipo de rebajas con gancho. En cambio, hoy en día, muchos establecimientos programan de antemano qué es lo que van a vender mediante esta fórmula y preparan conjuntos de productos de diversos precios. Aunque el contenido exacto sea desconocido, uno puede preguntarle al dependiente qué es lo que incluye y obtener una buena idea, que ya deja poco margen para la imaginación. Por ejemplo, en una tienda de artículos relacionados con el fútbol de Kioto el vendedor explicaba recientemente que las bolsas para niños de 5.000 yenes (unos 31 euros) incluían "un chándal de una marca famosa, un cuello polar, una toalla con el estampado de la selección japonesa y una muñequera". Para entrar en la lotería de las bolsas con camisetas de los grandes equipos de Europa había que que doblar o triplicar la apuesta.
Aunque no se conoce el total de bolsas de la suerte vendidas, la cifra tiene que ser astronómica a juzgar por la enorme cantidad de gente con dos o más de ellas que se ven paseando por las calles más comerciales de Kioto y de todas las grandes ciudades japonesas.

“Falso” elegida la palabra del 2007




CRÓNICA DESDE KIOTO
Jordi Juste. Kioto
Cada año, a mediados de diciembre, el abad del templo budista de Kyomizu, en Kioto, escribe en público, en tinta negra y con un grueso pincel sobre un lienzo blanco, el caracter chino elegido como representativo del año que termina. El acontecimiento se convierte, invariablemente, en tema de informativos televisivos y portada de periódicos. Este año, el caracter escogido se lee “nise”, que significa falso. En la elección han participado unas 100.000 personas. Casi un 20% optaron por “nise”, mientras que el segundo clasificado fue “shoku” (comida), con un 2%.
Y es que este año en Japón se han producido numerosos escándalos relacionados con engaños en la industria de la alimentación, como hacer pasar por carne de una denominación de origen de prestigio otra de menor calidad o cambiar la fecha de productos caducados para volverlos a poner en el mercado. De especial transcendencia, por su simbolismo, fue el caso de los dulces Akafuku, el souvenir más famoso de Ise, donde se encuentra el santuario que acoge a la diosa Amaterasu, cúspide del panteón del sintoísmo, la religión ancestral de Japón. La empresa Akafuku, que en 2007 ha cumplido 300 años produciendo dulces para los peregrinos y turistas que acuden a Ise, fue denunciada por colocar etiquetas nuevas a productos que habían quedado sin vender. El escándalo provocó la suspensión de las actividades de Akafuku y un aumento espectacular de ventas para su competidor, Ofukumochi-Honke, hasta que se descubrió que esta empresa compartía la práctica fraudulenta de su rival.
Pero el “nise” para el 2007 podría referirse también al mundo de la política, donde Japón ha vivido la vergonzosa salida de escena del primer ministro, Shinzo Abe, que tras ser incapaz de solucionar el escándalo por la pérdida de archivos de las pensiones y dedicarse, en cambio, a tratar de imponer su agenda nacionalista, fue castigado por los electores en las elecciones al Senado de julio. Abe se negó a dimitir, pero sólo resisitió en el cargo hasta septiembre. Entonces puso como motivo para su partida las negativas del jefe de la oposición a pactar la prórroga de la misión de apoyo de la marina japonesa a la intervención militar en Afganistán. Sin embargo, a las pocas horas, fue ingresado en un hospital por dolencias intestinales agravadas por el estrés y no reapareció hasta semanas más tarde, cuando ya había sido relevado por Yasuo Fukuda.
La elección del carácter chino del año sirve, además de para resumir el año, para recordar la importancia de la caligrafía en la cultura japonesa. El japonés se escribe con una combinación de caracteres chinos y de los silabarios hiragana y katakana. Los caracteres chinos se conocen como kanji, o “letras de los Han”, en alusión a la dinastía que imperó en China durante 400 años. Representan conceptos y se usan para la raíces de las palabras, mientras que las terminaciones se escriben en hiragana, y el katakana se usa para transcribir palabras que no son de origen japonés ni chino.
Según las fuentes, existen entre 50.000 y 80.000 kanji, pero los que se usan habitualmente en Japón no pasan de los 3.000. Para aprender a leerlos y escribirlos, los niños dedican una enorme cantidad de horas, que además les sirven para convertirse en personas ordenadas y amantes de los detalles.

jueves, diciembre 27, 2007

Japón baja la nota


La educación japonesa baja la nota
El informe PISA refleja una pérdida de nivel de los escolares
A pesar del descenso, Japón sigue primero entre los grandes países
Jordi Juste
La capacidad académica de los estudiantes japoneses baja, aunque siguen estando en el grupo mundial de cabeza. Este podría ser un resumen de los resultados del recientemente publicado informe PISA para 2006, que analiza la capacidad académica de los estudiantes de bachillerato de 57 países, 30 de ellos miembros de la OCDE.
“El informe en sí no es preocupante, pero el nivel escolar básico está bajando. Hay que completar los conocimientos fundamentales. No digo que se meta a los niños en la cabeza una gran cantidad de conocimientos, sino que tienen que dominar la lectura, la escritura y el cálculo antes de poder aplicarlos”, afirma Yuzo Ueda, profesor de Ciencia en un instituto público de Ayabe, una zona rural de la provincia de Kioto.
Muy por encima de España
Sextos en conocimiento científico, décimos en matemáticas y decimoquintos en lectura son unas clasificaciones que ya quisiera para sí España, que se sitúa en los puestos 31, 32 y 35, respectivamente. Y sin embrago, en Japón han avivado el debate sobre la educación porque representan un retroceso respecto al informe de 2003. Ya entonces el documento mostraba una caída en el nivel académico y el gobierno decidió rectificar parcialmente su política de yutori kyoiku (educación holgada), que había recortado poco antes los contenidos mínimos de las enseñanzas obligatorias para aligerar la carga de unos estudiantes que se consideraban entre los más estresados del mundo.
“No se puede decir que la culpa sea del yutori kyoiku, El resultado no puede cambiar espectacularmente en 3 años. Si se cambia el sistema cada 3 años sí que empeorará. Cuando se opta por uno, se tiene que aplicar durante el tiempo suficiente para poder evaluar sus efectos”, afirma Megumi Unoki, profesora universitaria de francés y madre de un alumno de bachillerato.
Responsabilidad social
Por su parte, el profesor Ueda señala que la bajada del nivel académico no es responsabilidad exclusiva de la escuela: “En el apartado de conocimientos científicos la posición de los países del norte de Europa ha mejorado porque ahí les preocupa mucho el medio ambiente. El interés y la actitud por los temas cotidianos influyen sobre los niños. Primero, los mayores tienen que tener interés en estas cosas, si no los niños no cambiarán”.
Una opinión similar la expresa una maestra de lengua japonesa de un instituto privado: “El problema es grave y profundo. Hay que ocuparse de la educación de los niños en casa y en la sociedad. Hay que hacer que tengan consciencia de la necesidad y el placer de aprender. En cuanto a la clase de japonés, por ejemplo, no tienen suficiente capacidad para leer ni escribir y, además, no tienen interés en saber cosas nuevas.”
Cuando se habla de la educación en Japón, rápidamente aparecen miembros de las generaciones que se educaron con semanas escolares de seis días afirmando que ahora la escuela es demasiado fácil. Muchos padres complementan lo que consideran una formación insuficiente mandando a sus hijos, por la tarde y los fines de semana, a los juku, escuelas de repaso. Pero estos centros, más que formarlos, los preparan en la habilidad de superar los exámenes de ingreso a universidades famosas, basados en la memorización y la automatización más que en la capacidad de razonamiento.
Un problema básico que refleja el informe PISA es que en Japón hay una gran diferencia entre los estudiantes muy malos y la media. Esto es consecuencia de un rasgo característico de la sociedad japonesa, que valora la cohesión del grupo por encima de la excelencia individual. Por eso muchos alumnos malos van pasando curso sin tener el nivel necesario y pueden incluso llegar a licenciarse en alguna universidad prestigiosa si pasan por uno de sus institutos de bachillerato asociados, que prácticamente garantizan el acceso a la facultad, donde el nivel de exigencia mínimo suele ser muy bajo.
“Nosotros estamos aquí porque fuimos a la escuela afiiliada, pero somos tontos, los inteligentes son aquellos de ahí”, explicaba recientemente un alumno de español de una universidad privada en referencia a parte de sus compañeros, que accedieron después de superar un difícil examen de ingreso.

lunes, diciembre 17, 2007

El Jumbo, la versión japonesa del gordo

14/12/2007 CRÓNICA DESDE OSAKA // JORDI JUSTE
Entre los premios fijos de lotería más grandes del mundo se encuentran el gordo de Navidad español y el Jumbo de Fin de Año, que se sortea en Japón el último día de diciembre. El gran sorteo español es muy difícil de superar, sobre todo en la cantidad global de premios que reparte (más de 2.000 millones de euros en total en el 2006, 300 para el gordo). Sin embargo, en cuanto a la proporción entre la apuesta y lo que se puede llegar a ganar, el Jumbo japonés lo supera con creces. Así, si en España se pueden lograr 15.000 euros por cada euro apostado, en Japón la misma inversión aspira a un beneficio de unos 650.000 euros, ya que el precio del boleto son 300 yenes (menos de dos euros) y el premio máximo es de 200 millones de yenes (1,2 millones de euros) para cada uno de los 74 boletos agraciados.
También en Japón, la lotería de Fin de Año se ha convertido ya en una tradición. El día que se pone a la venta, a finales de noviembre, las televisiones muestran imágenes de colas en los enormes quioscos de venta que se instalan en el centro de las grandes ciudades y adonde acuden los que creen que la suerte hay que irla a buscar. En el resto del país, la lotería se vende sin atropellos en los 15.000 pequeños quioscos permanentes donde, durante todo el año, se pueden comprar los boletos de los sorteos ordinarios de la lotería, de la lotería primitiva y del rasca-rasca.
La lotería resurgió en Japón en 1945, tras un siglo de prohibición, como forma de recaudar dinero para la guerra. Terminada la contienda, los sorteos tenían como objetivo recaudar fondos para la reconstrucción nacional. Su gestión está cedida a un banco (el Mizuho, actualmente), y la mayor parte de los ingresos va a parar a las arcas de los gobiernos provinciales y municipales.
En Japón, además de en la lotería, se puede apostar legalmente en los hipódromos, velódromos, carreras de lanchas y en la quiniela del fútbol. O se puede acudir a las ubicuas salas de pachinko, el híbrido de milloncete y tragaperras en el que se ganan premios en especies que luego se cambian por dinero en una garita que está a la vuelta de la esquina. A parte de estas formas legales de apostar, se juega también con dinero al majong, normalmente sumas modestas, comparables a las que circulan en una mesa de dominó de bar español, pero también en partidas clandestinas donde se barajan grandes cantidades.
Como en España, muchos japoneses que durante todo el año no apuestan, sucumben por estas fechas a la tentación y compran su derecho a soñar con el Jumbo. Por eso el sorteo de Fin de Año representa el 42% de las ventas de lotería entre enero y diciembre. En los casos en que se llega a localizar a los agraciados, entre los comentarios sobre el destino de los millones hay muchos "tapar agujeros" y "pagar deudas", aunque también abundan los que declaran que lo que les ha tocado lo van a ahorrar. Desgraciadamente para algunos despistados, cada año se queda sin cobrar una cantidad sorprendente de billetes premiados; el año pasado, por ejemplo, su importe total fue de casi 7.000 millones de yenes (42 millones de euros).

miércoles, diciembre 05, 2007

Mochitsuki: Saludar el año nuevo con tortas (de arroz)

5/12/2007 CRÓNICA DESDE KIOTO // JORDI JUSTE
A medida que se acerca el fin del año, en Japón se multiplican los mochitsuki taikai, las fiestas populares en las que se elabora una pasta de arroz con la que se confeccionan las tortas (mochi), que luego se utilizarán en la preparación de varios platos tradicionales. No se trata de celebraciones restringidas al Japón rural. Este país produce tecnología punta en muchas áreas de la industria y de la vida cotidiana, pero también mantiene vivas costumbres que anclan al país con su pasado milenario. Ya sea en encuentros de barrio y escuela, ya sea en santuarios sintoístas, desde Tokio hasta la aldea más remota, la gente se reúne para participar en este rito, que muestra la adoración hacia la naturaleza y la importancia del grupo, valores siempre presentes en la cultura japonesa.
Además, el arroz sigue siendo un elemento omnipresente en la vida de los ciudadanos japoneses. Tiene un carácter totémico en la religión y es un elemento básico de la dieta contemporánea. A lo largo del siglo XX, las proteínas animales fueron robando terreno al arroz en los estómagos de los habitantes del archipiélago, pero sigue siendo el acompañamiento básico de la mayoría de comidas. Por esta razón, todas las familias disponen de una máquina que se programa por la noche para que deje el arroz cocido al punto para el desayuno. Por eso, el mochitsuki taikai es mucho más que una fiesta antigua mantenida por puro amor al folclore.
La elaboración del mochi es un trabajo que implica la coordinación de muchas manos. El proceso comienza la víspera, con la limpieza del mochigome --arroz pulido glutinoso-- que se deja en remojo durante toda la noche. Por la mañana, se cuece hasta que queda bien pegajoso y listo para disponerlo en el usu, un gran mortero, fabricado generalmente de piedra. Entonces comienza la parte más importante y espectacular del proceso, en la que se turnan dos personas: una golpeando sobre el arroz con el kine --una enorme maza de madera (foto)-- y otra que aprovecha los instantes en que aquella se levanta para darle la vuelta con las manos a la masa, cada vez más pegajosa. La operación requiere de fuerza física, rapidez y una gran atención, ya que un descuido puede fácilmente provocar heridas dolorosas o generar astillas que se mezclen con el arroz y lo dejen en estado incomestible.
Se trata de un trabajo duro e intenso, por lo que los participantes en la fiesta se van turnando, normalmente los hombres con la maza en las manos y las mujeres con la masa. A medida que adquiere la textura se va separando para darle una forma parecida a nuestros panecillos redondos. Luego estos se añaden al zenzai, una sopa de judías rojas dulces que se reparte muy caliente entre los asistentes. Hay que tener cuidado de masticar bien el mochi, ya que es muy fácil atragantarse y cada año, en enero, tras las comilonas de Año Nuevo en las que el mochi es un elemento insustituible, los medios de comunicación dan cuenta de varios muertos por esta causa, generalmente gente mayor. Toda una paradoja si se tiene en cuenta que las tortas de arroz simbolizan en este país la energía necesaria para afrontar el nuevo año que se avecina.

lunes, diciembre 03, 2007

Pensiones en el aire

3/12/2007 CRISIS EN EL SISTEMA DE PROTECCIÓN SOCIAL NIPÓN
• El Gobierno japonés no sabe a qué contribuyentes corresponden 50 millones de cuotas pagadas a la Seguridad Social
• El país tiene 30 millones de jubilados
JORDI JUSTE.KIOTO
El Gobierno japonés tiene como uno de sus objetivos más inmediatos la reorganización del sistema de pensiones y la solución del caos que llevó a que se perdieran los datos de 50 millones de cotizaciones. Un informe oficial indica que será imposible averiguar la identidad de los cotizantes en un 40% de los casos. La salud del sistema preocupa especialmente a los japoneses, ya que en el país, casi uno de cada cuatro ciudadanos es pensionista.
La incapacidad del exprimer ministro Shinzo Abe para hacer frente al problema fue la causa de la derrota de su partido en las elecciones al Senado de julio, y acabó costándole el puesto. Poco antes de abandonar, Abe nombró como ministro de Seguridad Social a Yoichi Masuzoe, un comentarista convertido en político crítico con el Gobierno. "Antes de ser ministro, recibí muchas cartas de votantes cuyas vidas se han visto gravemente afectadas porque no están recibiendo aquello por lo que pagaron con un dinero que les costó mucho ganar", dijo Masuzoe.
El sucesor de Abe, Yasuo Fukuda, ha decidido mantener a Masuzoe en el cargo y confiarle gran parte de su futuro político. "Entiendo que los problemas sobre las pensiones han erosionado la autoridad del Gobierno. Me gustaría hacer lo posible para devolverle la dignidad", explicó Fukuda.
En el sistema de pensiones japonés existe un programa básico común al que tienen que contribuir todos los mayores de 20 años, y planes complementarios para grupos de profesionales, como los empleados de las empresas privadas, los funcionarios y los enseñantes. Las cotizaciones actuales pagan las pensiones presentes, por lo que preocupa la viabilidad en el futuro, cuando más de la mitad de los japoneses estén jubilados.
Reforma del 2004
En el 2004 se aprobó una reforma que aumentó las cotizaciones y la parte que se financia con aportaciones del Estado. Además, en esa ocasión se descubrió que muchos personajes públicos, entre ellos el primer ministro, Junichiro Koizumi, y su entonces jefe de Gabinete, el propio Yasuo Fukuda, habían dejado de pagar varias cuotas por descuido.Un caso más embarazoso fue el de la actriz Esumi Makiko, protagonista de la campaña con la que la Seguridad Social quería convencer a los ciudadanos para que contribuyeran, pese a que no había pagado.
En los últimos años no han dejado de aparecer escándalos relacionados con las pensiones. Sin embargo, lo que encendió los ánimos de muchos ciudadanos fue la noticia de que se habían perdido los registros de 50 millones de cotizaciones. A la Seguridad Social le consta que dichos pagos se han hecho, pero no sabe a quién corresponden. El caso salió a la luz a partir de una denuncia de un grupo de ciudadanos que reclamaban porque no se les reconocían cotizaciones realizadas.
En julio, cuando el Gobierno reconoció el desastre, el director general de la Seguridad Social, Kiyoshi Murase, salió con su equipo a la calle a repartir octavillas en que se leía Pedimos sinceramente perdón y se daban los teléfonos para consultas. Además, Murase pidió a los 17.000 funcionarios de la agencia y a directivos jubilados que devolvieran parte de sus salarios para pagar por su ineptitud. Él mismo reembolsó los 2,7 millones de yenes (16.000 euros) que le correspondían como paga de verano.
Según el Gobierno, el problema tiene su origen en la unificación, en 1997, de los sistemas de identificación de los ciudadanos. Sin embargo, nadie ha sabido dar una explicación convincente de cómo pueden desaparecer los registros de 50 millones de cotizaciones.