domingo, marzo 13, 2011

“Cuando vi que la autopista se balanceaba...

“Cuando vi que la autopista se balanceaba, me di cuenta de que era un seísmo fuerte”

El aeropuerto japonés de Sendai, anegado por el agua tras el tsunami que provocó el terremoto.

El aeropuerto japonés de Sendai, anegado por el agua tras el tsunami que provocó el terremoto. REUTERS

zoomIngenieros inspeccionan una carretera resquebrajada en la localidad japonesa de Satte.

Ingenieros inspeccionan una carretera resquebrajada en la localidad japonesa de Satte. AP / SAITAMA SHIMBUN

zoomVista aérea de Natori, en el norte de Japón, donde varios incendios se desataron tras el seísmo.

Vista aérea de Natori, en el norte de Japón, donde varios incendios se desataron tras el seísmo. AP / YASUSHI KANNO

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Jordi Juste

“Estaba en un edificio del centro de Tokio; sentimos que comenzaba a temblar y pensamos que sería simplemente uno más, pero el temblor fue creciendo y salimos a la calle. Cuando vi que la autopista elevada que pasa enfrente se balanceaba, me di cuenta de que era un seísmo fuerte. Entonces vi con el móvil que el epicentro estaba en Miyagi, muy lejos de ahí, y comprendí que se trataba de un gran terremoto”, explica Albert Mateo, un ingeniero de 29 años de Barcelona que trabaja en la capital de Japón diseñando, precisamente, edificios resistentes a los seísmos.

Albert es licenciado en ingeniería geológica por la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) y estudió su maestría en Miyagi. En el momento del terremoto estaba participando en una reunión tratando sobre la resistencia de unos edificios. Tras el terremoto el transporte público quedó paralizado, así que para volver a su casa tuvo que caminar durante tres horas. Al llegar se encontró una gran cantidad de objetos caídos por el suelo, puso la tele y se quedó impresionado con las imágenes que la televisión japonesa ofrecía de la ciudad donde estudió.

Sus conocimientos y su experiencia de trabajo en una empresa constructora en Tokio lo han convencido de que un terremoto de la magnitud del de ayer con el epicentro en la capital habría sido devastador: “En Japón la legislación es muy estricta, sobre todo después del terremoto de Kobe de 1995, y los edificios nuevos aguantan muy bien, pero todavía quedan muchas estructuras anteriores y algunas no habrían resistido. Además, parte de Tokio es tierra ganada al mar y el terreno es muy blando y eso agranda el efecto. Habría muerto mucha gente”.

Albert sabe que la destrucción de los terremotos se produce a menudo de forma diferida. “No es sólo el daño que produce la caída de edificios. Están los tsunamis. Y un problema común es la rotura de tuberías de gas y la facilidad con que se propagan los incendios entre edificios muy pegados los unos a los otros. Además, después de la gran tensión que se vive con un temblor importante, la gente se relaja y baja la guardia, y entonces las réplicas causan estragos”.

Acabado de llegar a Tokio

Más impresionado si cabe estaba el colombiano Juan Carlos Villamizar, responsable de inmigración de Iniciativa per Catalunya-Verds, que ayer mismo aterrizó en Tokio para pasar una semana. “Acababa de registrarme en el hotel y estaba en mi habitación dejando las maletas cuando un fuerte movimiento empezó a lanzarme de una esquina a otra de la habitación. Bajé las escaleras buscando la cara de los japoneses, esperando que estuvieran tranquilos, pero solo veía caras de pánico. Todo el mundo salió y empezaron a caer baldosas de la fachada principal. Luego, la cosa se fue calmando, pero hubo un segundo temblor que todavía me pareció más fuerte, y entonces otros cada vez más suaves”.

Con calma tensa, Juan Carlos regresó a su habitación -en la tercera planta de un edificio de siete- para recabar información sobre lo que había ocurrido: “Vi que los medios de comunicación empezaron a informar enseguida y me impresionó que un país con tanta tecnología punta no pudiera hacer más que quedarse viendo por televisión como el mar se tragaba barcos y carreteras. Creo que estaban bien preparados para el terremoto, pero no para el agua”.

Ayer la embajada española recomendó a los españoles de paso por el país que fueran a la sede del Instituto Cervantes, en el distrito de Chiyoda, y facilitó unos números de teléfonos de contacto de escasa utilidad dadas las dificultades para establecer comunicación por este medio. “Hemos tenido suerte de Internet para comunicarnos”, explicaba Villamizar.

Preparados para los terremotos

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Japón se encuentra en una zona de gran actividad sísmica, por lo que los terremotos son algo frecuente y las medidas de prevención y reacción son abundantes, rápidas y casi automáticas.Las normas de construcción son mucho más estrictas que en otros países. “Simplificando, se puede decir que la mayoría de edificios son más resistentes y tienen más amortiguadores que en otros lugares; y los más altos están hechos de forma que se balancean pero no se rompen. Algunos se construyen aislados del suelo en la base mediante una especie de gomas que hacen que estén como sobre un monopatín”, explica Albert Mateo, ingeniero especializado en resistencia de edificios.

En el momento de producirse un gran desastre, la reacción de los medios de comunicación es unánime e inmediata. Los canales de televisión y de radio suspenden casi inmediatamente sus programaciones para dar información útil y los equipos de rescate, repartidos por todo el territorio, se movilizan muy rápidamente.

Por su parte el responsable principal de la Administración –el alcalde, el gobernador provincial o el primer ministro, según la extensión geográfica y la magnitud– aparece, generalmente al cabo de poco tiempo, en la televisión vestido con ropa de trabajo para ofrecer una imagen de liderazgo y apoyo.

Además, la población está preparada para hacer frente a las emergencias. Las áreas de evacuación a las que hay que acudir en caso de desastre están bien señalizadas y en barrios, centros educativos y lugares de trabajo se realizan periódicamente sesiones informativas y ejercicios en los que participan desde niños pequeños a ancianos. A pesar de estas medidas, los desastres siempre cogen a gente desprevenida y un problema creciente es el de las personas que viven solas, a menudo ancianos que no pueden huir sin ayuda.

Otra asignatura pendiente de Japón es la de la previsión. El país invierte una gran cantidad de esfuerzos y dinero en la investigación de sistemas que permitan detectar los terremotos y las olas gigantescas que se producen en el mar. Todavía no se ha logrado pronosticar los temblores en tierra con suficiente antelación y precisión como para que el aviso sea de utilidad. Más margen dan a veces los tsunamis, aunque aquí el problema es que la repetición de pronósticos que no se confirman produce un efecto de desconfianza en la población.

miércoles, septiembre 01, 2010

El 'Yamato' o la estupidez de la guerra

Maqueta del 'Yamato'. Jordi Juste
CRÓNICA DESDE KURE
Viernes, 20 de agosto del 2010
Jordi Juste Periodista
Hace cinco años abrió sus puertas en Kure, en la provincia de Hiroshima, el Museo Yamato. Dedicado en principio a contar la historia de la ciudad como principal base naval del Japón moderno, se centra en la construcción del barco de guerra Yamato y ofrece una narración excelente para comprender el discurrir del país desde su traumática apertura al mundo en la segunda mitad del siglo XVIII hasta su pacífica conversión en potencia económica mundial en la segunda mitad del siglo XX.
Información publicada en la página 14 de la sección de Mundo de la edición impresa del día 20 de agosto de 2010
La llegada de la flota americana, comandada por el comodoro Perry, en 1853 y su amenaza de atacar el país si no se facilitaba a los barcos de EEUU la posibilidad de avituallarse y hacer reparaciones en los puertos nipones, supuso el fin de dos siglos y medio en que los contactos con el exterior fueron muy limitados y se realizaron casi exclusivamente a través de la legación holandesa en Nagasaki. Japón cedió por necesidad y firmó acuerdos humillantes con las principales potencias mundiales, y también se dio cuenta de que las espadas de los samuráis no le servirían contra ellas, así que decidió modernizarse imitando lo más aprovechable de los países a los que temía.
Para ello, en 1889, se fundó la base naval de Kure, que concentró buena parte de los esfuerzos japoneses, primero para defenderse de una invasión extranjera y luego para construir su propio imperio a costa de sus vecinos asiáticos. En Kure se construyeron los barcos de guerra de la Armada Imperial que venció a China en 1895 y a Rusia en 1905. Y también de aquí salieron los navíos que ayudaron a Gran Bretaña en su lucha contra Alemania en China durante la primera guerra mundial. Kure sufrió un parón en su pujanza con la firma en 1922 del Tratado de Washington, que limitaba la fuerza naval de las grandes potencias. Pero en los años 30 los astilleros volvían a funcionar a toda capacidad.
De 1937 a 1941 se consagraron grandes esfuerzos a la construcción del Yamato, que con sus 263 metros de eslora y 72.800 toneladas de peso se convirtió en el mayor barco jamás construido y uno de los esfuerzos más absurdos de la historia, ya que en el momento de su botadura ya estaba claro que el arma decisiva en la guerra sería la aviación. El navío, cuyo nombre proviene del de la provincia que se considera el embrión de Japón, había adquirido una gran carga simbólica para los japoneses, ya que representaba su gran capacidad tecnológica. Tenía que proteger al país del enemigo, pero se convirtió en una carga y la Armada tuvo que dedicar grandes esfuerzos a protegerlo. Finalmente, el 7 de abril de 1945 fue hundido en un ataque aéreo cuando se dirigía a Okinawa para dificultar la invasión americana.
Hoy Kure es una ciudad industrial de más de 200.000 habitantes que produce básicamente navíos civiles y acoge una base de las llamadas Fuerzas de Autodefensa, que tienen muy limitada su acción fuera de las aguas territoriales niponas. En el Museo Yamato se puede ver una enorme maqueta del barco (escala 1:10), además de los planos de su construcción y objetos pertenecientes a algunos de los más de 2.000 tripulantes que perecieron a bordo.

jueves, agosto 12, 2010

Un dedo apuntando al cielo para pedir la paz en el mundo

Crónica desde Tondabayashi
Jordi Juste


Muchos extranjeros que entran o salen de Japón utilizando el aeropuerto de Kansai ven desde el tren o desde la autopista un extraño monumento de color blanco recortado en el horizonte frente a las montañas de Ikoma. La mayoría no le dan mayor importancia, quizás pensando que se trata de uno más de los estrafalarios reclamos publicitarios esparcidos por todo el país, un señuelo para atraer clientes a un hotel de citas amorosas, una bolera o un parque de atracciones.
En realidad se trata de la Torre de la Perfecta Libertad, el símbolo de la religión fundada en 1924 por el monje budista Tokuharu Miki. El edificio representa un dedo señalando hacia el cielo y fue construido hace cuarenta años en el municipio de Tondabayashi, en el sur de la provincia de Osaka, como santuario para las almas de todos los seres humanos muertos en guerras desde el principio de los tiempos.
La de la Perfecta Libertad es una de las muchas entidades conocidas en Japón como shinshukyo (nuevas religiones), instituciones creadas a partir del siglo XIX tomando aspectos del budismo, el cristianismo, el judaísmo o el sintoísmo. Perfecta Libertad puede considerarse en buena medida una evolución del budismo y no tiene un libro sagrado sino veintiuna enseñanzas. La primera es que la vida es un arte y la última que hay que conseguir la perfecta libertad, es decir la harmonía que se obtiene siguiendo las veinte anteriores.
A pesar de los 180 metros de altura y la extraña forma de su torre, PL no es la nueva religión más visible de Japón. El honor recae en Soka Gakkai la entidad budista que dice contar entre sus adeptos con el 10% de la población japonesa y que ejerce una gran influencia sobre la política a través del partido Nuevo Komeito. Los budistas, actualmente en la oposición han gobernado en coalición con el Partido Liberal Democrático, con el que han formado gobierno desde 1999 hasta 2009. Su enorme influencia y el proselitismo persistente de sus miembros hacen de Soka Gakkai el blanco de la crítica de los japoneses partidarios de la separación entre política y religión.
La apertura de Japón al mundo en 1968 y la separación entre religión y Estado en 1945 supusieron la proliferación de entidades religiosas en un país que ya conocía desde siglos la convivencia entre el sintoísmo y las numerosas ramas del budismo. Otra de las más célebres nuevas religiones es Tenri. Fundada en 1838 a partir de la creencia que Dios se había manifestado en la persona de la mujer Miki Nakayama, tiene su base en Nara y cuenta con cerca de dos millones de adeptos. Además de estas hay numerosas pequeñas sectas, casi siempre estructuradas entorno a un líder carismático y algunas con creencias tan curiosas como que Jesucristo era japonés o que los japoneses son una de las tribus perdidas de Israel. Una pequeña secta que ha pasado a la historia de la infamia es Aum Shinrikyo, que en 1995 atentó con gas sarín en el metro de Tokio.
En cambio, la mayoría de japoneses conocen Perfecta Libertad porque su equipo de béisbol estudiantil es uno de los más potentes del país y porque cada primero de agosto se celebran junto a la extravagante torre de Tondabayashi unos fuegos artificiales para conmemorar la muerte de su fundador.

Sesenta y cinco años como testimonio de la matanza

Crónica desde Hiroshima
Jordi Juste
Dos niños frente al cenotafio del Parque de la Paz. Foto Jordi Juste
El seis de agosto de 1945, a las ocho y cuarto de la mañana, la bomba atómica explotaba a 520 metros sobre el centro de Hiroshima, asolando gran parte de la ciudad y matando inmediatamente a unas setenta mil personas. Muchas más siguieron muriendo y sufriendo enfermedades en las décadas siguientes por las quemaduras y la radiación, y sirvieron para recordar al mundo el potencial destructivo del armamento nuclear.
Sesenta y cinco años después, la ciudad sigue volcada en su papel de testimonio del poder letal del átomo. El llamado milagro japonés también llegó a la capital de la región de Chugoku, en el oeste del país, y hoy en día en Hiroshima viven más de un millón de personas. Tiene industria y modernos edificios comerciales y de oficinas, pero su corazón sigue estando en el Parque Memorial de la Paz, a escasos metros del epicentro de la explosión. Ahí están el Domo de la Bomba Atómica, el cenotafio con la llama de la paz, el monumento a las víctimas infantiles y el Museo Memorial de la Paz, además de otros elementos que invitan a la reflexión.
El domo es el resto de un edificio público cuyo esqueleto quedó parcialmente en pie y que hoy en día se sostiene apuntalado junto al río, ofreciendo una estampa estremecedora. A pocos metros se encuentra el monumento construido por iniciativa de los compañeros de Sadako Suzuki, la niña que sobrevivió al bombardeo con dos años, pero murió una década después víctima de la leucemia que le había provocado. Es una de las paradas obligadas en las frecuentes visitas de los escolares de Hiroshima que, además, cada año, a finales de julio, antes de empezar las vacaciones, participan en sus colegios en actividades conmemorativas e interrumpen por un día el descanso estival para dedicar todo el seis de agosto a recordar la masacre.
El elemento central del parque es el cenotafio, un arco diseñado por Kenzo Tange que simboliza un techo para acoger las almas de las víctimas. A través se ven la llama de la paz y, al fondo, el domo. Frente al cenotafio se hacen las ofrendas florales durante todo el año, y los actos conmemorativos cada 6 de agosto. Ahí es donde muchos visitantes rezan, meditan o simplemente leen una inscripción simple y clara: “Descansad en paz, pues el error no se repetirá”.
Para que así sea, la ciudad ha asumido el liderazgo en la lucha contra las armas nucleares. Queda claro cada seis de agosto en el discurso de su alcalde, y el resto del año en el mensaje que ofrece, en el extremo del parque, el Museo. No es una visión demagógica, no esconde la responsabilidad japonesa en la guerra ni elude las preguntas claves para entender la matanza: ¿Por qué Estados Unidos fabricó la bomba? ¿Por qué la tiró ese día? ¿Por qué sobre Hiroshima? El centro da respuestas a esas preguntas, ayuda a hacerse una idea de la magnitud de la tragedia y termina invitando a unirse al movimiento para conseguir que nunca se repita.

lunes, agosto 02, 2010

La aldea famosa por la matanza de delfines

Fachada del museo de las ballenas de taiji. Jordi Juste
CRÓNICA DESDE taiji
Información publicada en la página 11 de la sección de Mundo de la edición impresa de El Periódico del día 21 de julio de 2010

Miércoles, 21 de julio del 2010
Jordi Juste
Hace falta viajar tres horas en tren, desde Osaka, para llegar a Taiji, una idílica aldea de pescadores en la costa de Wakayama, en el sur de Honshu, la isla más grande de Japón. Solo llegar a la pequeña estación, tomada por el moho y el óxido, uno se da cuenta de porqué la vida de la gente de Taiji dependió durante siglos de la caza de cetáceos. La costa es agreste, la montaña está muy cerca del mar y los campos de arroz y otros cultivos son escasos y pequeños.
Para muchos japoneses, Taiji era conocido por ser el puerto desde donde muchos compatriotas habían emigrado en los siglos XIX y XX hacia América y por albergar parte de la flota ballenera del país. Tras la segunda guerra mundial, Japón era un país en ruinas y la carne de ballena una de las pocas fuentes de proteína animal para la población. Taiji vivió entonces una época de esplendor y fue la envidia de sus vecinos.
Ahora, a la aldea se la conoce por la matanza de delfines que tiene lugar cada año entre septiembre y marzo, mostrada en la película-documental The Cove. Cientos de delfines son empujados cada día hacia la costa por una flotilla armada con barras de hierro para crear un muro de sonido. Ahí son encerrados en una cala para que los compradores de todo el mundo escojan el animal con mayor potencial para el mundo del espectáculo. Los que no consiguen comprador son llevados a una recóndita cala donde son arponeados hasta la muerte, tiñiendo el mar de rojo.
El filme, ganador de un Oscar, ha podido ser finalmente proyectado en seis cines de Japón, provocando una gran variedad de respuestas. La extrema derecha cree que se trata de propaganda antijaponesa y pidió su prohibición; otros destacan su valor de denuncia de la venta de carne de delfín, que tiene un alto contenido en mercurio; también se han oído críticas al planteamiento como una aventura heroica, o se ha pedido pidiendo una mayor contextualización en el ámbito del sufrimiento animal.
En las calles de Taiji, monumentos, esculturas, mosaicos o dibujos en el mobiliario urbano, recuerdan a delfines y ballenas. La mitad de los menús que ofertan las cartas de los restaurantes son de carne de cetáceo. Hay un viejo barco ballenero varado para las visitas y un museo con delfinario y espectáculos que recuerdan lo entrañables que pueden ser estos mamíferos. Nadie parece querer hablar de la película o de la matanza que tiene lugar a escasos metros de ahí. Este es un pueblo que ha cazado cetáceos desde tiempo inmemorial y no cree que haya ninguna razón para dejar de hacerlo.
«Si hay cuestiones de salud o de conservación de la naturaleza es distinto, pero no puede ser que se critique la caza de delfines y ballenas porque dan lástima, también sufren otros animales que se sacrifican para comer» , comenta un turista que no verá la película. «El problema es que aquí la matanza es espectacular y el mar se llena de sangre, y por eso han podido hacer un documental muy dramático, pero cosas parecidas pasan en todo el mundo», añade una mujer de mediana de edad a las puertas del museo.

lunes, junio 07, 2010

La noria de los gobernantes

Entrada a la residencia oficial del Primer Ministro, en Tokyo. Jordi Juste
Información publicada en la página 12 de la sección de Mundo de la edición impresa de El Periódico del día 05 de junio de 2010

CAMBIO POLÍTICO EN la segunda economía del mundo Análisis
Sábado, 5 de junio del 2010
Jordi Juste Periodista
Naoto Kan es el sexto primer ministro que tiene Japón en los últimos cuatro años. Le han precedido en el cargo su correligionario Yukio Hatoyama, del Partido Demócrata y los liberales Taro Aso, Yasuo Fukuda, Shinzo Abe y Junichiro Koizumi. En la historia política contemporánea de Japón Hatoyama y Koizumi se sitúan en dos extremos por su duración en el cargo. Si es raro que Hatoyama haya abandonado tras solo ocho meses, también sorprendió Koizumi por gobernar cinco años y dejar el mando por propia voluntad con la popularidad prácticamente intacta.
Koizumi es una de las pocas excepciones a la norma de los jefes de Gobierno efímeros. Japón ha tenido ya 32 primeros ministros desde 1945. Esto, que en otro país sería síntoma de zozobra política, se vive allí como algo casi natural. La lógica es que los votantes no eligen al primer ministro sino a senadores y diputados que son los encargados de escoger al líder del Ejecutivo y de sustituirlo si renuncia al cargo o lo consideran incapaz de ejercerlo.
En los dos grandes partidos, el primer ministro es elegido después de ser nombrado presidente de su formación, a la que se supone que controla. Pero en la práctica no hay que olvidar que en Japón es más importante el grupo que el individuo y, por lo tanto, el líder ejerce una función más representativa que de mando. Si el grupo –el partido, en este caso– se da cuenta que el que da la cara por él es más un lastre que un activo para su popularidad, lo aparta y pone a otro en su lugar.

sábado, mayo 29, 2010

Japón en la revista Altaïr

Ha salido el excelente número de la revista Altaïr dedicado a Japón

Hokkaido, espíritu de frontera y paraíso natural

Jordi Juste para Altaïr
Hokkaido (que en japonés significa “camino del mar del norte”), es la más septentrional de las cuatro grandes islas de Japón. Durante siglos fue el confín de la nación, el lugar donde vivía otro pueblo, los ainu, que se resistían a duras penas a quedar asimilados por los miles de wajin, los japoneses llegados desde el sur para colonizar sus tierras, y por la política impuesta desde Tokio, que insistía en que Japón era un país con una sola etnia. Hoy apenas quedan ya unas decenas de miles de ainu, la mayoría de ellos muy mezclados entre los más de cinco millones de habitantes de la isla. Muchos sirven como reclamo complementario para los más de seis millones de turistas que visitan la isla cada año, atraídos sobre todo por los encantos naturales.
Algunas imágenes de núcleos urbanos como Sapporo, Asahikawa y Hakodate, pueden asustar al viajero que piense en una escapada a la naturaleza. Sin embargo, no hay que olvidar que ésta es la provincia más extensa y con una densidad de población más baja de las 47 en que se divide el país. Es cierto que sus ciudades no son especialmente bellas y adolecen de la masificación y la falta de planificación que aquejan al resto del archipiélago; pero Hokkaido conserva grandes extensiones de territorio prácticamente virgen y multitud de lugares donde es posible gozar de una gran belleza paisajística, practicar todo el año deportes de aventura o acercarse a lo que queda de la cultura de los ainu, los verdaderos indígenas del país.
Un pueblo en comunión con la naturalezaPor toda la isla hay centros culturales y museos que permiten conocer el pasado y el presente de la civilización ainu. Uno de los más destacados es el Poroto Kotan de Shiraoi, en el sur, donde se puede ver una reproducción de una pequeña aldea, con sus casas de una sola habitación con techumbre de paja. El centro ofrece también actuaciones folclóricas que reflejan la suma importancia de la naturaleza para este pueblo animista, que cree que todos los fenómenos, seres vivos y objetos inertes son encarnaciones de un dios, un kamuy.
Ver continuación en Revista Altaïr

jueves, marzo 25, 2010

Kanikosen. El Pesquero. De Takiji Kobayashi

Traducción: Jordi Juste y Shizuko Ono



Artículo de Público sobre Kanikosen:
Un motín contra la miseria en Japón
Ana Corroto. Madrid
Cuando el escritor japonés Takiji Kobayashi (1903-1933) describió en Kanikosen (1929) las penurias de los trabajadores de un pesquero, nunca imaginó que ese relato se convertiría en un bestseller en su reedición de 2008 en Japón. Ni que diera lugar a una superproducción cinematográfica dirigida por Sabu estrenada el verano pasado. Ni que sería el libro preferido de unos jóvenes que pronto identificaron su situación laboral despidos improcedentes, carencia de empleo, pérdida de derechos con la de aquellos desahuciados que faenaban en el mar de Kamtchatka.
Sigue en:
http://www.publico.es/culturas/302255/motin/miseria/japon

miércoles, marzo 24, 2010

Cosas por las que llorar cien veces

Novela de Kou Nakamura traducida del japonés por Jordi Juste y Shizuko Ono



El protagonista y narrador de la historia es un joven japonés. Él y su novia deciden ir a vivir juntos para probar su convivencia después que él la pidiera en matrimonio y ella sugiriera primero un periodo de prueba. Poco después de esto, ella enferma de un cáncer. Debe ingresar en el hospital y él la acompaña siempre que puede, hablan de todo, se aman tiernamente, hasta que ella muere. Un tiempo después él encuentra un cuaderno suyo en el que ella había escrito su “sí quiero”.

«PARECÍA ALEGRE Y BUENA...»

23/3/2010 HÁBITOS SOCIALES EN EXTREMO ORIENTE
Una banda de estafadores timó a casi un millón y medio de internautas japoneses que buscaban pareja
Atraían a sus víctimas mediante las redes sociales gratuitas
Pasión por el ligue por internet. Imagen de una web de contactos. Foto: GONZALO ROBLEDO

JORDI JUSTE.BARCELONA
Hace poco más de un año, un estudiante japonés recibió un mensaje de una chica llamada Sanae en una popular red social gratuita de internet. El texto decía que había leído el perfil del chico y había visto que vivían en la misma provincia y compartían algunas aficiones. A partir de ahí, se entabló una relación virtual fluida que fue haciendo que el chico, que vivía solo y se sentía aburrido, fuera cogiendo confianza. Al cabo de una semana, Sanae le dijo: «Usar esta página es un engorro. ¿Podrías entrar en mi blog y colgar ahí tus mensajes?».
El chico hizo caso de la sugerencia y el intercambio de mensajes se mantuvo sin problemas en el blog de Sanae. Sin embargo, unos días después, recibió una factura de 30.000 yenes (aproximadamente 250 euros) por el uso de la página. El estudiante se sorprendió, pero su confianza en Sanae y el deseo de encontrarse con ella en el mundo real eran muy fuertes, así que siguió intercambiando mensajes hasta que logró arrancarle una cita. «La quería ver como mínimo una vez», afirmaría luego. Por supuesto, Sanae no compareció y el chico empezó a recibir correos electrónicos apremiándolo a pagar 300.000 yenes (unos 2.500 euros) si no quería ser denunciado. Aterrorizado, pagó.
Este es solo un ejemplo del casi millón y medio de víctimas a las que, según la policía japonesa, un grupo de timadores sacó aproximadamente 2.000 millones de yenes (más de 16 millones de euros) durante los cuatro años que actuó en la red. La banda, liderada por Noriyuki Hoshi, de 33 años, funcionaba desde Kabuki-cho, un barrio de Tokio famoso por sus locales de alterne. Desde ahí, gracias a internet, podían engañar a hombres incautos de todo el país deseosos de encontrar a mujeres. A uno de ellos consiguieron hacerle pagar casi tres millones de yenes (cerca de 25.000 euros).
En el local de la capital, hasta 80 empleados se repartían el día en tres turnos para usar unos 200 ordenadores con los que se hacían pasar exactamente por la mujer que sus víctimas estaban deseando. La mayoría de ellos cobraban 1.000 yenes (unos ocho euros) a la hora por su trabajo. El modo de actuación era siempre el mismo: Se ganaban la confianza de un hombre en una red social gratuita y lo invitaban a acceder a un blog asociado a una página de pago supuestamente especializada en emparejamientos. Muchos hombres pagaban, pero otros optaban por hacer reclamaciones o amenazar con denunciar a los administradores. Cuando acumulaban un gran número de quejas, cerraban la página y abrían una nueva.
170.000 perfiles femeninos
«Parecía alegre y buena y yo quería intimar más con ella. No puedo creer que fuera un fraude», declaró el estudiante antes citado a la policía. Según los agentes encargados de contactar con las víctimas, no fue el único sorprendido. «Yo ahora salgo con una chica que se llama Raraka», llegó a decirles uno de los afectados. Para él, esa universitaria de 19 años a la que le gustaba ir de compras era su novia, pese a que no la había visto.
En realidad, detrás de Raraka estaba uno de los empleados de Hoshi, que llegaron a inventarse hasta 170.000 personajes femeninos y cortarlos a la medida de sus víctimas. Si veían que el hombre tenía inquietudes culturales, se transformaban en una mujer lectora y aficionada a tocar algún instrumento; si creían que el hombre buscaba una mujer ambiciosa y dominante, mandaban una foto donde aparecía ella rodeada de billetes de banco, o le hacían escribir: «Tengo un Mercedes, cuando quieras podemos ir a dar un paseo».
En Japón existe una larga tradición de formar parejas con la ayuda de un intermediario. El omiai, o matrimonio concertado, era la práctica habitual para emparejar a los japoneses hasta los años 70. Hoy sigue usándose en zonas rurales, aunque la mayoría de los jóvenes ya encuentran novio o novia sin la intercesión de la familia.
Fiestas de solteros
Más vigente está todavía la costumbre de organizar fiestas llamadas compa para solteros, a fin de que encuentren a alguien con quien empezar a salir. Pero cada vez más japoneses optan por relacionarse con personas a las que conocen en internet y en los últimos años han proliferado las páginas especializadas, llamadas deaikeisaito, y las que sirven explícitamente para formar matrimonios, las kekkonsaito.
Japón es uno de los países con una mayor extensión del uso de internet. Además, las páginas de redes sociales del tipo de Facebook ya llevan mucho tiempo implantadas, y con gran número de usuarios (las dos más populares, Mixi y Gree, suman más de 30 millones de inscritos). La confianza de los usuarios en estas páginas fue una de las claves del éxito de la estafa de las mujeres falsas. «Si hubieran invitado de entrada a las deaisaito la gente habría sospechado. En cambio, al estar inscritas en una red social, creían que eran mujeres de verdad», explica un responsable de la investigación.

domingo, noviembre 22, 2009

Enseñar ELE en Japón

Me informan de la existencia de una web que puede ser útil a quien quiera enseñar español en Japón: http://www.teacher-in-japan.com/es/

Aprovecho para recordar que en mi blog ELE Japón ( http://elejapon.blogspot.com/ ) también hay información que puede ser útil.

miércoles, octubre 21, 2009

Kawabata Yasunari en catalán

Este post es para recomendar a los amantes de la buena literatura japonesa que lean en catalán las ediciones de estas dos excelentes novelas de Kawabata publicadas en El cercle de Viena (Viena Edicions).
http://www.vienaeditorial.com/mostrarllibre.asp?ididioma=1&idllibre=657




lunes, octubre 19, 2009

¿Fin de régimen?

Jordi Juste
La casi segura derrota del Partido Liberal Democrático (PLD) en las elecciones a la Cámara Baja de la Dieta que se celebran hoy en Japón puede significar algo muy similar a un cambio de régimen. No cambiará el sistema de monarquía parlamentaria, ni es probable que se reforme a corto o medio plazo la constitución pacifista, pero dejará de gobernar la fuerza política que lo ha hecho, de forma casi ininterrumpida, desde 1955.
A pesar de su nombre, el PLD, conocido en Japón como jiminto, es un conglomerado de fuerzas conservadoras y nacionalistas que se constituyó para frenar el avance de la izquierda en plena guerra fría. Muchos de sus cuadros provenían del régimen que condujo al país a la aventura imperialista y a la derrota en la segunda guerra mundial, y su característica más definida ha sido siempre su capacidad de aglutinar a grupos diversos para mantenerse en el poder. Ha sido el elemento central que ha vinculado a los funcionarios de rango medio y alto de la administración central, a la gran industria y a muchas asociaciones gremiales y profesionales que correspondían con millones de votos fieles a la protección que les ofrecía desde el gobierno.
El sistema electoral vigente hasta 1994, consistente sólo en circunscripciones uninominales donde el candidato más votado era el elegido en primera vuelta, aun sin contar con mayoría absoluta, fue uno de los elementos que contribuyeron a mantener al jiminto tanto tiempo en el poder, en detrimento de la izquierda, que se presentaba siempre muy dividida. En la actualidad, de los 500 diputados 300 se eligen todavía por el viejo sistema y 200 por listas en 11 distritos.
Paradójicamente, la última victoria del PLD, por abrumadora mayoría, en 2005 bajo el mando de Junichiro Koizumi supuso el principio del final de su era de dominio. Koizumi rescató de un fracaso electoral casi seguro a su partido gracias a su carisma y a una campaña que lo vendía como el único capaz de reformar el sistema clientelista que llevaba medio siglo funcionando. Bajo su mandato atacó el funcionamiento del partido, basado en las facciones, y puso en marcha la privatización del sistema de correos y caja postal, base de una forma de gastar que favorecía descaradamente a sus bases electorales.
El paso de Koizumi por el poder dejó a un jiminto con menos cohesión interna y con mucha mayor dificultad de mantener a sus electores más fieles. Luego, Shinzo Abe intentó un giro de vuelta al conservadurismo, pero no aguantó más de un año; lo mismo que su sucesor, Yasuo Fukuda, que se conformó con pasar doce meses en el cargo sin que la situación del partido y del país empeorase demasiado. Cuando Taro Aso llegó al poder en septiembre de 2008 algunos quisieron ver en él a otro líder carismático parecido a Koizumi, pero menos de un año ha bastado para descubrir a un actor histriónico al que el papel le viene muy grande
Esta vez, ni la ayuda del Nuevo Komeito, partido vinculado a la secta budista Soka Gakkai, que durante la última década aportaba el puñado de votos para inclinar la balanza, le va a servir al viejo jiminto para mantenerse en el poder.

Una relación incestuosa entre política, administración y economía

Jordi Juste
Las relaciones entre el gobierno, la administración y la industria japonesa son tan estrechas que algunos analistas han querido ver en ellas uno de los principales motivos de la resurrección de Japón después de la segunda guerra mundial y de su posterior ascenso hasta convertirse en una de las principales potencias del planeta. Asimismo, a menudo se cita como uno de los motivos de las dificultades de las empresas extranjeras para establecerse en el país.
Los lazos se establecen de formas diversas, pero una de las más eficientes es la práctica conocida como amakudari, según la cual los altos funcionarios de la administración aterrizan después de su jubilación en grandes empresas que habían estado bajo su tutela. Esto garantiza un vínculo muy fuerte que hace que las empresas tengan vías de comunicación privilegiada con el gobierno. El círculo se cierra con el apoyo económico que han ofrecido siempre las organizaciones empresariales a las campañas del PLD.

Un partido resistente a los escándalos

Taro Aso Foto Shizuo Kambayashi; AP

Jordi Juste
Después de sobrevivir a infinidad de escándalos de corrupción y ejemplos de ineptitud clamorosa durante más de medio siglo de existencia, los electores japoneses han apeado del poder al Partido Liberal Democrático (PLD). La desunión de la oposición, un sistema electoral que primaba el voto rural, una poderosa maquinaria de favores a cambio de votos y una población mayoritariamente deseosa de estabilidad política y crecimiento económico han sido algunos de los factores importantes para permitir al partido mantenerse al mando del país, de forma casi ininterrumpida, desde 1955 hasta 2009.
Japón ha tenido 30 primeros ministros desde 1945, de los cuales sólo 2 fueron miembros del partido socialista; los 28 restantes pertenecían o habían sido miembros del PLD o de alguno de los partidos que lo constituyeron en 1955. Curiosamente, el primer jefe de gobierno que tuvo la formación que ahora Yukio Hatoyama aparta del poder fue su abuelo, Ichiro, elegido en 1954 como líder del antiguo Partido Democrático (PD) y sustituido en 1956 ya como jefe del PLD, formado para frenar al Partido Socialista mediante la unión del PD y el Partido Liberal de Shigeru Yoshida, formaciones conservadoras que ya se venían alternado el gobierno desde el fin de la segunda guerra mundial.
En estos 54 años, lo que ha primado en la política japonesa ha sido la capacidad del PLD de satisfacer los intereses de campesinos, grandes industriales, profesionales liberales y otros grupos en que se cimentaba su fuerza. El nombre del primer ministro importaba poco o nada. Los líderes eran devorados periódicamente por escándalos o meteduras de pata; pero dimitían, pedían perdón por sus errores y eran sustituidos por un colega de partido que seguía aplicando más o menos la misma política. Y en las siguientes elecciones el PLD volvía a ganar, fuera quien fuera su cabeza de cartel.
Entre los escándalos más sonados que han afectado al PLD se cuentan los sobornos recibidos de la compañía aeronáutica estadounidense Lockheed por parte de la oficina del primer ministro Kakuei Tanaka y los regalos de acciones de la empresa de trabajo temporal Recruit a los primeros ministros Yasuhiro Nakasone y Noboru Takeshita.
Una buena muestra de cómo el desfile de primeros ministros ha sido una de las características de la era del PLD en el gobierno la da la comparación con España. Si desde la aprobación de la Constitución en 1978 hasta ahora España ha tenido sólo cinco presidentes de gobierno, con la elección de Yukio Hatoyama Japón contará 18 primeros ministros en el mismo período. De ellos sólo tres fueron elegidos para el cargo como líderes de formaciones distintas al Partido Liberal Democrático (PLD). Morihiro Hosokawa en 1993 y Tsutomu Hata en 1994, llegaron a la jefatura de gobierno al frente de partidos escindidos del mismo PLD y sólo duraron ocho y dos meses, respectivamente, en el cargo; por su parte, Tomiichi Maruyama, líder del Partido Socialista, fue elegido en 1994 después de un pacto por el que se repartía la legislatura con el líder de los liberal-demócratas, Ryutaro Hashimoto, un abrazo del oso que hundió electoralmente a los socialistas y sirvió al PLD para recuperar el poder en 1996 y mantenerlo hasta ahora.

miércoles, marzo 18, 2009

La torre de los excesos tiene goteras


Sede del gobierno provincial. JORDI Juste
En 1991 se terminó en el distrito de Shinjuku, Tokio, el edificio que alberga el gobierno provincial. El complejo arquitectónico, cuya torre principal tiene 243 metros de altura, es obra de Kenzo Tange y costó 157.000 millones de yenes (unos 1.250 millones de euros). Ahora es noticia por el anuncio de que el presupuesto de las numerosas reparaciones que precisa alcanza los 78.000 millones de yenes (624 millones de euros); es decir, la mitad de lo que costó hace 18 años. Entre los problemas que tienen que soportar sus usuarios destacan las numerosas filtraciones de agua de lluvia y las pérdidas en las conducciones del aire acondicionado.
Hoy es conocido como Tocho, abreviatura de la sede del gobierno metropolitano, pero en su día fue bautizado popularmente como torre de los impuestos, por la carga que supuso para la arcas provinciales, o torre de la burbuja, en referencia a la época de crecimiento económico desbordado, que explotó cuando el edificio estaba siendo terminado.
Desde su concepción, la gran obra de Tange, causó polémica, no solo por su coste y sus dimensiones, sino también por su extravagante diseño. Su autor, premio Pritzker en 1987, se consideraba un discípulo de Le Corbusier y abanderó el estructuralismo en Japón. Entre sus obras más emblemáticas, se encuentran el gimnasio de los Juegos Olímpicos de 1964 y la catedral católica, que en el 2005 albergó su propio funeral.
Durante todos estos años, en que Japón ha estado intentando recuperar la senda del crecimiento económico, sus 48 pisos han sido un recordatorio de los excesos de la década de los 80, cuando la burbuja inmobiliaria y financiera hizo posibles sueños faraónicos que todavía hoy lastran las cuentas de muchos ayuntamientos y provincias del país. Entre los detalles que mejor representan el derroche de aquellos días está el granito de los muros que recubren el perímetro del complejo. Además, reparaciones a parte, el funcionamiento del edificio es muy caro y su coste para el medio ambiente se cuantifica en 28.000 toneladas de emisiones de CO2 al año.
La entidad que alberga el edificio administra 2.000 kilómetros cuadrados de territorio y da servicios a más de 12 millones de habitantes; es decir, un tercio de los que tiene el conjunto de la metrópolis, que abarca también las provincias de Chiba, Kanagawa y Saitama. Desde hace 10 años está al frente del gobierno provincial uno de los políticos más famosos y controvertidos del país, el nacionalista Shintaro Ishihara, un exnovelista que en su juventud se codeaba con el autor Yukio Mishima y que es padre de dos diputados nacionales, Nobuteru y Hirotaka, y del actor Yoshizumi, y hermano del que fuera uno de los actores y cantantes más populares del Japón de la posguerra, Yujiro Ishihara.
Una de las claves del protagonismo político del gobierno provincial es que la ciudad no tiene un solo municipio, sino 23 distritos independientes. Entre sus principales proyectos está la candidatura para los Juegos Olímpicos del 2016, que incluye la reutilización de muchas de las estructuras construidas para los de 1964, entre ellas el gimnasio de Tange.

lunes, marzo 09, 2009

A la búsqueda del aire del palacio imperial

Foso del palacio imperial.JORDI Juste
En el centro de la mayor metrópolis del mundo, habitada por alrededor de 30 millones de personas, hay una superficie verde de unos 3,5 kilómetros cuadrados rodeada de un foso con agua. Es el palacio imperial y sus jardines, sede de la residencia oficial de los monarcas japoneses desde que en 1868 la corte se trasladara desde Kioto a la antigua Edo y ocupara el castillo, hasta entonces utilizado por los shogun de la familia Tokugawa, auténticos caudillos del país durante casi tres siglos. El edificio principal de la antigua fortaleza fue pasto de las llamas en 1873 y los actuales monarcas habitan uno mucho más funcional, terminado en 1968. Las edificaciones que se ven desde el exterior y que muchos turistas usan como fondo de sus fotografías no son más que algunas estructuras de vigilancia situadas cerca de las murallas.
La mayor parte de los jardines solo es accesible para los privilegiados invitados que acuden a actos, como la fiesta de los cerezos en flor en primavera o para los ciudadanos que desean recibir el saludo de la familia imperial desde el balcón del palacio por Año Nuevo. Pero frente a la puerta principal y el pintoresco puente de dos arcos, hay una gran explanada abierta al público por donde muchos tokiotas pasean en sus días festivos, una delicia de parque urbano con cientos de pinos que son recortados periódicamente con la paciencia de un cuidador de bonsáis que tienen los jardineros japoneses.
También se puede disfrutar de este inmenso pulmón haciendo deporte en los cinco kilómetros de recorrido de la ancha acera que rodea el foso. Cualquier día, a casi todas las horas, es fácil ver a gente corriendo por Sakuradamon, la única puerta franqueable en la zona abierta al público. Una de las ventajas de correr por este circuito es que el tráfico es escaso y, además, toda el área está muy bien vigilada, ya que en las inmediaciones del palacio también se hallan la estación central de Tokio, el edificio de la Dieta, la residencia del primer ministro, la Agencia Nacional de Policía y muchos ministerios.
En los últimos años, el Ministerio de Medio Ambiente viene trabajando en un plan para que el viento que sopla desde el jardín beneficie al distrito de negocios que rodea la estación de Tokio y al área comercial de Ginza. El proyecto prevé crear, mediante la limitación de la altura en las construcciones, la plantación de árboles y el uso de asfaltos especiales, pasillos que hagan que el aire del palacio imperial, que en pleno verano es casi dos grados más frío que en la zona de los grandes edificios, mitigue el efecto de isla de calor que estos crean.
Sin embargo, recientemente, los técnicos del ministerio han descubierto que el foso que rodea el palacio actúa como un cinturón de calor que merma en buena medida el poder refrescante de la zona verde. El problema es que desde los años 60 el agua del foso está desconectada de cualquier fuente externa, por lo que se ha ido convirtiendo en un turbio estanque que absorbe el calor de día y lo mantiene durante la noche, por lo que ahora se está estudiando la mejor manera de hacer que el agua del foso imperial circule.

miércoles, marzo 04, 2009

El Oscar a Okuribito (Departures) rompe el tabú

Un pequeño cementerio rodeado de viviendas en Kioto. JJuste
La concesión a Okuribito del Oscar a la mejor película de habla no inglesa ha servido para atraer la atención internacional sobre la industria funeraria japonesa, un sector que factura unos 8.000 millones de euros al año y que tiene ante sí un futuro muy próspero gracias al envejecimiento de la población, que ha elevado ya a más de un millón las muertes anuales.
No es la primera vez que el cine nipón se inspira con éxito en los ritos mortuorios. En 1984, Itami Juzo dirigió Ososhiki (El funeral), que mostraba los preparativos y ritos budistas que siguen a la muerte. Ahora Okuribito, dirigida por Yojiro Takita, se centra en la figura de Daigo Kobayashi, un violoncelista que se ve empujado a trabajar en una funeraria preparando para los ritos los cuerpos de los difuntos. Al principio, el nuevo trabajo le supone el rechazo de sus más allegados por el tabú que considera la muerte algo impuro.

Reconocimiento mundial
Daisuke Yoneyama, de la funeraria Hart Full Ceremony de Tokio, afirma: "Me siento feliz y orgulloso de que una película que trata la muerte, un tema que tiende a ser tabú, y toma como motivo los funerales tradicionales japoneses sea acogida en el extranjero. Además, el título de Okuribito fuera de Japón, Departures, expresa que el reconocimiento de que la muerte no es el final sino un punto de partida está en la conciencia no solo de los japoneses, sino de todo el mundo".
El tabú de la muerte es una fuente de conflictos entre las instituciones locales, las funerarias y los residentes de las zonas donde están o quieren estar ubicadas. Una gran mayoría de los 128 millones de habitantes de Japón residen en las escasas zonas llanas del país, por lo que el espacio está muy disputado, tanto para los vivos como para los muertos. Más del 99% de los cadáveres se incineran, pero en muchos casos las cenizas acaban depositadas en tumbas que ocupan mucho espacio, a menudo en pequeños cementerios rodeados de viviendas.
En los últimos años se ha extendido algo la práctica de esparcir las cenizas, todavía muy minoritaria, en parte porque la ley especifica que los restos deben depositarse en cementerios. Mutsuhiko Yamada, presidente de la Asociación para la Promoción de la Libertad de Esparcir Cenizas, expresa sus recelos: "¿Por qué ignora el Gobierno los diversos valores y sentimientos religiosos de los ciudadanos? No puedo evitar preguntarme si no está protegiendo los intereses de ciertas organizaciones religiosas y negocios a cambio de trabajos lucrativos para burócratas jubilados en las compañías que gestionan cementerios".
La obligación de usar terrenos designados ha llevado a una funeraria de Tokio a comprar Kazurashima, una isla deshabitada de un kilómetro cuadrado, para que cada año 100 de sus clientes puedan esparcir cenizas. El límite se ha establecido con el fin de no dañar el medio ambiente, ya que la isla forma parte del parque nacional Daisen-Oki.
La preocupación por la contaminación ha motivado otras iniciativas, como la comercialización de ataúdes de cartón o el cálculo del CO2 emitido en todo el proceso funerario para que el usuario pueda compensar el daño mediante donativos. "Nosotros, los humanos, podemos vivir gracias al medio ambiente. Lo que proponemos es mostrar nuestra gratitud en el momento de marcharnos", explica Nyokai Matsushima, responsable de una organización que promueve funerales ecológicos.
Lo que de momento parece tener difícil solución es la escasez de incineradoras. Muchas de las más de 1.500 en funcionamiento en todo el país están al límite de su capacidad, pero su ampliación se enfrenta a la oposición de los vecinos. Por ello, en Tokio existe un proyecto para realizar las incineraciones en alta mar en un ferri que transportaría 10 hornos crematorios.

Coches fúnebres depresivos
En tierra firme, uno de los problemas es que, según el calendario tradicional, en Japón hay días considerados tomobiki, es decir que tiran de los amigos, y los japoneses los evitan para los funerales, lo que aumenta la saturación de los hornos en algunas fechas. Otro obstáculo son las condiciones que imponen los vecinos para permitir su funcionamiento. En algunos lugares del país, por ejemplo, asociaciones de vecinos han conseguido que se prohíba el uso de los miyagata, coches fúnebres tradicionales con extravagantes tejados que asemejan una pagoda. Argumentan que la visión de estos vehículos tiene un efecto depresivo. De todos modos, incluso en los municipios donde se permite su uso, cada vez circulan menos, posiblemente por la tendencia a tratar la muerte como un trámite que hay que cumplir sin hacer ostentación.
Pasaron los tiempos en que los trabajos funerarios se reservaban a los burakumin, la casta que hasta el siglo XIX vivía segregada, pero el trato con los muertos acarrea aún un estigma. "Estar presente en el lugar de la separación de los difuntos, y ayudar en su partida; este trabajo está lleno de cariño", dice Kobayashi, el protagonista de
Okuribito, que ya han visto más de tres millones de japoneses.