miércoles, julio 30, 2008
La 'Rambla' japonesa del buen vestir
jueves, julio 17, 2008
Más de mil años de desfiles contra la peste
Cada verano se celebra en Kioto el Gion Matsuri, la gran fiesta de la ciudad. Desde el día 1 hasta el 31 de julio hay actos relacionados con el sintoísmo, la religión ancestral de Japón, pero es ahora, a mediados de mes, cuando más gente participa, y hoy es el día grande. Durante los días anteriores, en algunas calles del centro se han instalado numerosos puestos de comida y bebida a los que cientos de miles de personas acuden al atardecer, muchas vestidas con yukata (quimono de algodón para el verano), a pasear y a ver los yamaboko, auténticos protagonistas de la fiesta. Se trata de unas enormes carrozas de madera, de más de 20 metros de altura y 12 toneladas de peso, con sofisticados trabajos de tapicería y marquetería, en las que montan músicos que tocan el ritmo conocido como Gion-bayashi.
Un festín para olvidarse del hambre
Los líderes del G-8 disfrutaron de una comilona tras hablar del hambre en África
La opípara cena se preparó con ingredientes del país
Lunes 7 de julio, Tanabata, el romántico día en que, según la leyenda china, las estrellas Vega y Altaïr, condenadas a vivir separadas durante todo el año, se permiten cruzar la vía láctea para pasar unas horas juntas. En Japón es tradición colgar tiras de papeles de color con deseos escritos en ramas de bambú que se sitúan en muchos lugares públicos.
En un lujoso hotel, a orillas del lago Toya, en Hokkaido, la gran isla del norte de Japón, siguiendo el ejemplo de su anfitrión, el primer ministro japonés Yasuo Fukuda, los políticos más poderosos de la tierra anudan a un arbusto sus buenas voluntades. El presidente de Estados Unidos, George Bush, escribe: “Deseo un mundo libre de tiranía: de la tiranía del hambre y la enfermedad.”
Poco antes, los líderes de los países más industrializados de la tierra y Rusia se han reunido con un grupo de invitados africanos que les han reclamado acciones inmediatas para frenar la escalada de los precios de la energía y los alimentos, que están amenazando de hambre a millones de personas en sus países. Los mandatarios ricos los han obsequiado con buenas palabras y se han comprometido a ofrecer ayudas que en muchos casos beneficiarán a sus propias industrias.
Cumplidos los rituales de las buenas palabras, Fukuda, Bush, Merkel, Brown, Sarkozy, Harper, Berlusconi, Medevedev y Durao Barroso, acompañados algunos de ellos de sus cónyuges, se disponen a disfrutar de una opípara cena de 19 platos preparada con excelentes ingredientes de la región: sopa de marisco, bocadillos de salmón ahumado y erizo de mar, cordero lechal con trufas, ternera con algas o rollitos de anguila son algunos de los manjares que les han preparado los cocineros del hotel Windsor, sede de la cumbre, dirigidos por Katsuhiro Nakamura, de 64 años, que en 1979 se convirtió en el primer japonés en obtener una estrella Michelin cuando estaba al frente de la cocina del restaurante Le Bourddonnais, en París.
Mientras nos disponemos a escribir la crónica del día, el informativo de la NHK, la televisión pública japonesa, nos ofrece un extenso reportaje sobre los preparativos del banquete. Una sonriente presentadora nos muestra, desde algún lugar cercano al hotel, algunos de los productos que se están usando en la cocina. “Los chefs del hotel se han pasado más de medio año escogiendo cuidadosamente todos estos ingredientes”, dice con admiración, mientras muestra un gran centollo y un reluciente manojo de espárragos.
El reportaje nos enseña unos corderitos blancos, como los que se van a zampar Fukuda y sus colegas, brincando por un monte de Hokkaido. También nos ofrece imágenes de pescadores recogiendo erizos antes de pasar a la cocina, donde los cocineros están usando estos ingredientes para preparar las exquisiteces que se van a servir durante la cumbre.
“Vamos a hacer disfrutar a todos con unos platos en que hemos usado ingredientes seguros. Productos de calidad japoneses, por supuesto de Hokkaido, seleccionados con cuidado para esta ocasión que tenemos de mostrarlos”, declara el chef Nakamura.
Mientras en Gran Bretaña todavía resuenan las palabras del primer ministro británico instando a sus conciudanos a no malgastar la comida mientras el mundo vive una situación de carestía, Gordon Brown y sus compañeros del G-8 se disponen a sentarse a la mesa para degustar la cena.
En los alrededores del hotel, la periodista japonesa prosigue su emocionada presentación de los productos de la tierra: “Con estos platos, que extraen el máximo sabor de los ingredientes, se da una extraordinaria oportunidad de promocionar el encanto de los abundantes alimentos de Hokkaido. ¿Cómo los degustarán los líderes? En unos momentos la comida de la cena de gala estará frente a ellos”.
Las economías emergentes plantan cara al G-8
Bush se va de Hokkaido satisfecho por la falta de medidas concretas
El último día de la cumbre del G-8 en el lago Toya (Hokkaido, norte de Japón) fue el de la foto de los países ricos con las cinco grandes economías emergentes (India, China, Brasil, México y Suráfrica) para mostrar el deseo común de reducir las emisiones de CO2 a la mitad hasta el año 2050, de acuerdo con la declaración de intenciones hecha el día anterior por los miembros del exclusivo grupo.
“Apoyamos la visión común para una actuación cooperativa a largo plazo, incluyendo un objetivo global para la reducción a largo plazo de las emisiones que asegure el crecimiento, la prosperidad y otros aspectos del desarrollo sostenible, incluyendo esfuerzos importantes hacia un consumo y una producción sostenibles, todo ello dirigido a conseguir una sociedad de bajo consumo de carbón”, afirma el comunicado de la Cumbre de Grandes Economías sobre Seguridad Energética y Cambio Climático.
A pesar de esta grandilocuente declaración, fruto sin duda de la buena disposición de los invitados (que también incluían a Indonesia, Corea del Sur y Australia), para no desairar a su anfitrión japonés no fue posible ocultar el desacuerdo básico existente entre los ricos y los que aspiran a serlo sobre quién debe asumir la mayor responsabilidad para solucionar el problema del calentamiento atmosférico. Antes de la gran reunión de ayer, el grupo de los cinco, integrado por los presidentes de México, Brasil, China y Suráfrica y por el primer ministro de India, dejó clara su postura al pedir que los países desarrollados lideren el proceso con objetivos concretos a medio plazo.
“Creo que hemos logrado grandes resultados”, declaró ayer el anfitrión de la cumbre, el primer ministro de Japón, Yasuo Fukuda. A pesar de la voluntad de Fukuda de presentar como un éxito la cumbre de Hokkaido, la reunión en el lago Toya será posiblemente recordada como la de las grandes palabras vacías, con el mundo preocupado por el encarecimiento de los alimentos y la energía y por la falta de acción contra el cambio climático, mientras los líderes hacían una vez más muestra de su falta de tacto malgastando enormes cantidades de recursos en transporte, seguridad, alojamiento y comida mientras pedían a los ciudadanos del mundo que se preparen para hacer grandes sacrificios.
Entre los que pueden volver a casa más satisfechos por los resultados de la reunión está el presidente de Estados Unidos George Bush, impulsor de la Cumbre de Grandes Economías y considerado por muchos el principal responsable político de los grandes problemas económicos que afectan al mundo. “Para solucionar el problema del cambio climático todas las grandes economías tienen que estar en la mesa, y eso es lo que ha sucedido hoy”, declaró el mandatario estadounidense, que parece haber acudido a Japón con la firme voluntad de que no se lograra ningún acuerdo multilateral concreto. Bush aprovechó su viaje a Japón para avanzar con el primer ministro de la India en la consecución de un acuerdo bilateral sobre uso civil de la energía nuclear.
El G-8 dice que quiere reducir a la mitad las emisiones de CO2 en 2050
El precio del petróleo y los alimentos también preocupan en Hokkaido
Los líderes de los siete países más industrializados del mundo y Rusia acordaron ayer en el lago Toya (Hokkaido, norte de Japón) un compromiso para reducir las emisiones de CO2 a la mitad hasta el año 2050 y tomando como base el nivel actual. Sin embargo, por el momento el acuerdo no es más que una declaración de intenciones por parte de unos líderes en algunos casos (Bush, Brown, Fukuda) cuestionados en sus propios países y que en gran parte no vivirán para ver si el compromiso se cumple. “Este es un reto global y sólo se puede afrontar con una respuesta global, en concreto por parte de las grandes economías”, dice el comunicado hecho público ayer.
El texto habla de las Naciones Unidos como el marco para concretar los objetivos a corto y medio plazo. “Tenemos que construir un marco en el que todos los países puedan participar. El G-8 ha dado el primer paso y tenemos que estar juntos para hacer que los países en vías de desarrollo y los países emergentes se nos unan”, declaró ayer el primer ministro de Japón, Yasuo Fukuda.
La referencia a la ONU parece un alegato en favor del multilateralismo, pero es sobre todo la consecuencia de la incapacidad de llegar a un acuerdo para implementar medidas concretas y a la voluntad de Estados Unidos de obligar a China e India a reducir sus emisiones. “Siempre he defendido que debe haber un entendimiento común y que eso comienza por poner un objetivo. Y también soy suficientemente realista para decir que si China e India no comparten esa misma aspiración, no vamos a resolver el problema”, explicó George Bush el pasado domingo, antes de comenzar la cumbre de Hokkaido.
La declaración del G-8 incluye elementos de compromiso entre la posición americana de responsabilizar a los países emergentes y la postura de los que desan que los países ya desarrollados den ejemplo comprometiéndose primero y en un grado superior. “Reconocemos que las economías más desarrolladas difieren de las economías en desarrollo, por lo que pondremos en marcha objetivos ambiciosos a medio plazo para conseguir reducciones absolutas de emisiones y, cuando sea posible, paralizar el aumento de las emisiones según las circunstancias de cada país”, dice el comunicado.
Preocupación por la economía
Igual de ambiguas son las referencias del G-8 a la economía, en concreto a la preocupación por los precios de los alimentos y la energía. “Estamos profundamente preocupados por que el súbito aumento del precio de los alimentos, acompañado de problemas de disponibilidad en algunos países en vías de desarrollo, está amenazando la segruidad alimentaria global”, dice la declaración conjunta.
Los ocho líderes, que hoy se reunirán con los mandatarios de otros países como India y China, se muestran de acuerdo en la necesidad de combatir las presiones inflacionistas causadas por el alza del precio del petróleo. Para conseguirlo proponen una serie de medidas que parecen sacadas de un manual de sentido de común: aumentar las inversiones en producción y capacidad de refinado, mejorar la eficiencia energética, promover fuentes de energía alternativas y desarrollar nuevas tecnologías.
África y el precio de los alimentos acaparan la atención en Hokkaido
Múltiples reuniones bilaterales y una cena para estrechar lazos
La primera jornada de la cumbre del G-8 en el lago Toya, a unos 100 kilómetros de Sapporo, sirvió ayer para que los miembros de este exclusivo grupo se reunieran con los líderes de siete países africanos invitados. En la agenda estaba el compromiso de los países ricos para hacer posible que se cumplan los planes de desarrollo fijados por la ONU para combatir la pobreza y el hambre en África.
El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, urgió a los países ricos a respetar sus compromisos: “Cuando se trata del cambio climático… y de la crisis global de los alimentos, estas campañas deberían ser lideradas por los países industrializados. Ellos tienen la capacidad, tienen los recursos, y espero que los líderes muestren su voluntad política.
Por su parte, el primer ministro japonés, Yasuo Fukuda, hizo votos para que el grupo muestre su unidad para hacer frente a los grandes problemas del momento. “Espero que esta cumbre del G-8, que tiene lugar con una gran cantidad de temas, como la economía mundial, el calentamiento global y los progresos para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio, manden un mensaje claro de que nosotros, como G-8, actuaremos juntos”, declaró ayer el anfitirón del encuentro.
Por su parte, el presidente de Estados Unidos hizo referencia a la necesidad de medidas concretas para ayudar a África. “Me preocupa que la gente pase hambre. Seremos muy constructivos en el diálogo sobre el medio ambiente, pero hoy hay mucho sufrimiento en el continente africano. Ahora es el momento de que los países confortables se levanten y hagan algo”, declaró Bush.
Los representantes de Argelia, Etiopía, Ghana, Nigeria, Senegal y Suráfrica están en Japón en busca de algo más que buenas palabras. Ayer el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, anunció que la UE aportará mil millones de euros suplementarios en ayuda para comprar fertilizantes y semillas para los agricultores de los países pobres.
Sin embargo, los países africanos, además de ayudas al desarrollo de su infraestructura agrícola, reclaman una solución a corto plazo al alza de los precios de los alimentos, consecuencia en gran parte de la desviación de producción agrícola hacia el bioetanol, combustible obtenido de diversas plantas como el maiz.
Además de asistir a la reunión para tratar los problemas de África, los líderes del G-8 realizaron numerosas reuniones bilaterales para eliminar las diferencias que parecen existir todavía para alcanzar acuerdos que se reflejen en la declaración conjunta. El resultado de la cumbre, a la que también están invitados otros países como China, la India o Brasil debería servir para calmar las incertidumbres que amenazan a la economía global.
Japón sigue insistiendo en la necesidad de mantener el medio ambiente como elemento central de la acción conjunta de la comunidad internacional. El país anfitrión desea que se fijen objetivos concretos para la reducción de emisiones de CO2. En esta postura cuenta con el apoyo de la Comisión Europea, representada en el lago Toya por su presidente.
“Si en esta cumbre de Hokkaido conseguimos un comromiso a largo plazo para reducir en un 50% las emisiones hasta el 2050, y en el principio de un objetivo a medio plazo, creo que podremos hablar de un éxito”, declaró ayer Durao Barroso.
Al respecto, Estados Unidos, que presiona a favor de un mayor apoyo a la energía nuclear como solución para reducir las emisiones de CO2 y la dependencia del petróleo, pasa parte de la responsabilidad del problema a las dos economías emergentes de Asia: “Siempre he defendido que debe haber un entendimiento común y que eso comienza por poner un objetivo. Y también soy suficientemente realista para decir que si China y India no comparten esa misma aspiración, no vamos a resolver el problema”, explicó George Bush en Hokkaido.
viernes, julio 11, 2008
Japón consolida como tradición no llevar corbata en verano
• Los dos sucesores del exprimer ministro Koizumi, impulsor de la idea, la han mantenido
Dejar la corbata en el armario para poder así, con una vestimenta más informal, subir la temperatura en el lugar de trabajo y ahorrar con ello energía es una solución aún muy nueva en España (se estrenó tímidamente en el 2007 y ha cogido vuelo esta semana por la decisión de un ministro de predicar con el ejemplo). Pero en Japón, con solo cuatro años de historia, es ya una sólida tradición. Este es el cuarto verano en el que los japoneses, bajo el paraguas de una campaña conocida como cool bizz (en traducción libre, negocios a la última moda), trabajan en mangas de camisa y con los termostatos de las oficinas a 28 grados, según la recomendación oficial.
El padre del cool bizz fue, en el verano del 2005, el Ministerio de Medio Ambiente. Pretendía poner así un pequeño grano de arena a los compromisos medioambientales del protocolo de Kioto, pero la iniciativa adquirió pronto fama internacional por el respaldo personal que le brin-dó el entonces primer ministro Junichiro Koizumi, político de magné-tico carisma, al que de inmediato comenzaron a imitar sus compatriotas. De hasta qué punto Koizumi sentó las bases de una tradición da fe el hecho de que sus dos sucesores en el cargo, Shinzo Abe, primero, y el actual primer ministro, Yasuo Fukuda, han mantenido la medida.
Al parecer, una de las claves del éxito fue la inteligencia de Koizumi de dirigirse a las mujeres y presentarlas como víctimas de la corbata. "Las mujeres no llevan corbata y en general visten de forma más ligera que los hombres. Muchas tienen que pensar muy bien cada día qué se van a poner para no coger un resfriado en el tren o en el lugar de trabajo", explicó. Así, ya el primer verano más de un tercio de las oficinas japonesas ajustaron sus termostatos a una temperatura superior a la habitual. Se calcula que con ello se redujeron, durante el verano del 2005, en casi medio millón de toneladas las emisiones de CO2.
RETICENCIAS
La campaña cool bizz, sin embargo, no agradó a todo el mundo. Los fabricantes de corbatas vieron reducir las ventas el 10%, pero las tiendas especializadas en ropa para hombre se lanzaron a anunciar conjuntos ideales para ir a trabajar bien vestido sin corbata, con lo que lograron aumentar su negocio en más del 2%. Fueron los funcionarios los que más rápido se adaptaron al cambio. En el sector privado, sin embargo, el éxito dependió más de la actitud de los directivos.
domingo, julio 06, 2008
Genji cumple 1.000 años
Hace diez siglos, en la corte imperial, en Kioto, una noble que firmaba como Murasaki Shikibu escribía para las mujeres de su misma clase el libro que más ha marcado la cultura japonesa hasta nuestros días, Genji monogatari (que se puede traducir como “romance”, “cuento” o “historia” de Genji). Se trata del relato ficticio de la vida del príncipe Hikaru Genji, centrado en sus amores y desamores en la refinada corte de la era Heian (794-1185).
Muchas lenguas tienen su gran obra o su autor cumbre, como el Tirant, el Quijote o Shakespeare, que se han convertido en el canon de su literatura. Es también el caso de Genji Monogatari en la literatura japonesa, pero su importancia va más allá de las letras, es el gran referente estético clásico de Japón. Este año se celebra el milenio del nacimiento literario de Genji y se ha programado una gran cantidad de actos dedicados en su honor, especialmente en Kioto y sus alrededores, escenario de su vida.
Entre los eventos más pintorescos está la representación en forma de danza de diversos episodios de la vida de Genji por parte de las geisas de Gion. También se han organizado actividades para rememorar pasatiempos que aparecen en la obra, como un festival para contemplar la luna en Kobe. Pero quizás el acto más importante sea la gran exposición “Genji Monogatari Sen-nen Kinen” (El Milenio de la Historia de Genji), presentada en el Museo de Kioto. La muestra ha servido para repasar tanto la vida del Genji del relato como la de su autora en la corte imperial y la del propio libro durante sus mil años de existencia.
Una de las características fundamentales del libro es que no se conserva su original y existen numerosas versiones. La más antigua que se conserva es la copia dirigida por Teika Fujiwara cerca de doscientos años después de la fecha en la que se calcula que Murasaki Shikibu lo empezó a escribir. Se cree que las reproducciones a mano se multiplicaron desde sus primeros días, así como las versiones con ilustraciones y las obras gráficas basadas en episodios de la vida de Genji.
La llegada de la imprenta supuso la fijación de la obra, pero sólo hasta cierto punto, ya que la dificultad del lenguaje en el que está escrita ha provocado que hasta nuestros días se sucedan las adaptaciones. Entre las más célebres del siglo XX se cuenta la de Junichiro Tanizaki, el autor de El elogio de la sombra o Las hermanas Makioka. La versión más popular de nuestros días, con más de dos millones de copias vendidas, es la que terminó en 1998 Jakucho Setouchi, una escritora de vida agitada, convertida en monja budista y, posteriormente, en uno de los autores de mayor éxito de Japón, gracias en gran parte a sus apariciones en los medios de comunicación.
Mil años después de que comenzara a escribir su relato, se discute sobre si se puede considerar a Murasaki Shikibu la primera novelista del mundo, ya que muchos expertos dudan de que su obra pueda ser catalogada como tal. De lo que parece que no hay duda es de que es una de las primeras muestras de literatura femenina, en el doble sentido de estar escrita por una mujer y para mujeres, y una pieza imprescindible para comprender la estética japonesa.
miércoles, junio 25, 2008
Japón debate la necesidad de que sus niños tengan móvil
Unas niñas de primaria usan el móvil en un tren. JJuste
Aumenta el número de crímenes relacionados con su uso
Los padres lo ven como un instrumento para la seguridad
“No puedo pensar en una buena razón para dejar que los niños tengan teléfono. Me gustaría que todo el mundo se plateara si los móviles son realmente necesarios”, afirmó recientemente el primer ministro, Yasuo Fukuda, en relación con el incremento de crímenes con víctimas infantiles relacionados con los móviles. A pesar de la seriedad del problema, las declaraciones sorprenden por venir del jefe de un gobierno que dice querer implantar una sociedad en que todo el mundo pueda estar conectado a la red telemática a cualquier hora y desde cualquier lugar. Además, parecen llegar un poco tarde ya queel 96% de alumnos japoneses de bachillerato, el 58% de secundaria y el 31% de primaria ya tienen móvil.
Según los datos oficiales, el número de delitos relacionados con el uso de los teléfonos móviles por parte de los niños japoneses supera ya los 1.000 por año e incluye casos de distribución de pornografía, prostitución y hasta 43 violaciones después de citas concertadas en sitios de internet accesibles desde el móvil. Además, tambien han aumentado las páginas conocidas como gakko ura saito (o sitio trasero de la escuela), en que los niños a veces dedican crueles comentarios anónimos dedicados tanto a sus profesores como a sus compañeros.
El gran índice de penetración del teléfono entre los niños se debe a que los padres lo ven sobre todo como un instrumento casi imprescdindible para la seguridad. “Mi hija tiene teléfono desde cuarto de primaria y eso me permite estar más tranquila cuando estoy trabajando, porque puedo saber dónde está. La mayoría de sus amigas también tienen, sobre todo las que sus padres trabajan. No creo que sea necesario implantar restricciones, es suficiente con explicar bien a los niños cuáles son los peligros de los móviles”, explica Eri, madre de una niña de quinto de primaria.
El trabajo de los padres fuera de casa también parece ser la razón principal por la que a Toki, de 12 años, le compraron un móvil hace dos meses: “Normalmente, cuando llego a casa no hay nadie y muchas veces tengo que llamar a mi madre para saber qué tengo que preparar para comer. Aunque también lo uso para quedar con los amigos y para escuchar música. Y si voy a jugar hasta tarde, a veces mi madre me llama para decirme que ya tengo que volver”.
La opinión del primer ministro ha venido seguida de la presentación de un programa para conscienciar a padres y escuelas de la necesidad de limitar el uso de los móviles. “En Japón los móviles se han convertido en un juguete caro. Los padres japoneses están dando teléfonos a sus hijos sin pensar suficientemente”, explicó el experto Masaharu Kuba, durante la presentación de las recomendaciones.
La mayoría de niños japoneses acuden a las escuelas públicas de su barrio, es decir a poca distancia de sus domicilios, pero los que van a escuelas privadas a menudo lo hacen en lugares alejados y acuden usando los transportes públicos. Por eso es muy normal ver a niños de menos de diez años viajando en el metro o en el tren sin estar acompañados por adultos. Además, entre los que siguen en la escuela pública también hay muchos que por la noche y los fines de semana tienen actividades extraescolares o van a los juku, las escuelas de repaso para prepararse mejor para pasar los exámenes de ingreso a escuelas de élite. Para todos ellos el móvil es una forma de estar en contacto con la familia.
Es el caso de Taisei, de 12 años a quién sus padres le compraron el móvil hace un año para que pudiera ir solo en metro al entreno de fútbol. Su madre defiende la necesidad del teléfono, pero es partidaria de las restricciones públicas y familiares: “Me parecería bien que el filtraje de algunas páginas, para que no puedan acceder los niños, fuera obligatorio. A mi hijo mayor, que ahora tiene 17 años, nosotros se lo pusimos hasta que entró en bachillerato. Y es cierto que algunos niños abusan. Por ejemplo, según Taisei, hay compañeros que por la noche están despiertos hasta muy tarde mandando mensajes. Nosotros pusimos la norma de que el teléfono en casa hay que dejarlo siempre en el recibidor. Además hemos puesto un límite de horario y de cantidad de uso”.
viernes, junio 20, 2008
Un fuerte terremoto causa seis muertos en Japón
• El temblor provocó una pequeña fuga radiactiva sin riesgo para la población
Un terremoto de una intensidad de 7,2 en la escala de Richter sacudió ayer el norte de Honshu, la isla principal de Japón, causando por lo menos seis muertos, 11 desaparecidos y unos 200 heridos, además de cuantiosos daños materiales. Durante todo el día se produjeron múltiples réplicas y el Gobierno alertó de la posibilidad de que se sigan sucediendo durante toda la próxima semana.
jueves, junio 19, 2008
Japón ejecuta a su Hannibal Lecter
Tsutomu Miyazaki, de 45 años, fue ejecutado ayer en la horca por el asesinato hace veinte años de cuatro niñas de entre 4 y 7 años en los alrededores de Tokio. Ayer también se ahorcó a dos presos más condenados por asesinato, con lo que Japón lleva ya ejecutadas a diez personas en lo que va de año y se calcula que unas 100 más esperan la misma suerte.
Japón tiene uno de los índices de criminalidad más bajos del mundo, pero periódicamente se producen casos de asesinatos espectaculares o especialmente crueles que reciben una gran atención informativa. Hace sólo una semana un joven mató a siete personas en el centro de Tokio, primero arrollando a varias con un camión en una zona peatonal y luego apuñalando indiscriminadamente a cuantas encontró en su camino.
Detalles macabros
Hace dos décadas, el caso de Miyazaki conmovió a los japoneses, especialmente cuando supieron que había abusado sexualmente de los cadáveres, los había mutilado y se había comido algunas partes. Antes de ser arrestado, el asesino había mandado diversos mensajes a las familias de las niñas relatando sus muertes y en un caso mandó las cenizas de una de ellas.
La noticia de que Miyazaki guardaba una colección de más de cinco mil vídeos pornográficos y de terror le valió el apelativo de “El asesino otaku” (en referencia a los jóvenes que viven obsesionados por los manga) y abrió un debate sobre si el porno y los cómics podían estar creando una generación de japoneses insensibles al dolor ajeno.
Miyazaki fue arrestado en julio de 1989 después de ser atacado por el padre de una niña de la que estaba abusando en un parque. Al parecer confesó rápidamente los asesinatos y en ningún momento perdió la calma, aunque posteriormente explicó que cuando las niñas a las que había secuestrado lloraban aparecía un “hombre rata” que era quien las mataba.
En los años que duraron su juicio y las apelaciones de su condena no mostró nunca ninguna muestra de arrepentimiento por sus acciones, pero en varias ocasiones declaró sentirse como en medio de un sueño. Diversos forenses certificaron durante el proceso que Miyazaki sufría esquizofrenia, a pesar de lo cual los jueces lo consideraron responsable de sus acciones. “Los atroces asesinatos de cuatro niñas para satisfacer sus deseos sexuales no dejan espacio para la indulgencia”, dijo en 2006 Tokiyasu Fujita, magistrado del Tribunal Supremo, en la confirmación de la condena.
Ejecuciones sin aviso
En Japón las ejecuciones se hacen públicas a posteriori y se producen siempre por ahorcamiento. El propio ajusticiado es informado de que va a morir la misma mañana de su último día de vida y a sus familiares y representantes legales sólo se les comunica cuando ya es un hecho.
Según la ley, las ejecuciones se deben llevar a cabo, tras la orden del Ministro de Justicia, en el transcurso de medio año desde que la condena a morir es confirmada por el Tribunal Supremo. Sin embargo, hasta hace poco la media de espera en el corredor de la muerte era de más de ocho años.
Con el nombramiento de Kunio Hatoyama como ministro se ha producido una aceleración de las ejecuciones y Hatoyama ya se ha convertido en el ministro que más ha ordenado, exactamente trece desde que asumiera el cargo hace diez meses.
“Estamos llevando a cabo las ejecuciones después de escoger personas a las que podemos ejecutar con un sentimiento de confianza y reponsabilidad”, declaró ayer Hatoyama.
Por su parte, el primer ministro, Yasuo Fukuda, se mostró partidario de seguir con la actual política. “En Japón, la opinión mayoritaria es hay que mantener la pena capital, así que no veo ninguna necesidad de cambiar lo que hemos venido haciendo hasta ahora”, declaró Fukuda.
A pesar de que es cierto que la mayoría de japoneses no se oponen a la pena de muerte, el debate sobre su utilidad y la forma de llevarla a cabo se va haciendo cada vez más presente en los medios de comunicación. Ayer mismo, Ichiro Furutachi, presentador del informativo de mayor audiencia de la televisión japonesa, se preguntaba si era casualidad que cada vez que se produce un crimen que conmociona a Japón al cabo de unos días se autoriza una serie de ejecuciones.
El G-8 alerta sobre la inflación
Los ministros de economía del Grupo de los Ocho (formado por Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Canadá, Italia y Rusia) cerraron ayer en Osaka dos días de reuniones con un comunicado conjunto en que expresan su preocupación por el precio de las materias primas, especialmente del petróleo y los alimentos.
“Los altos precios de las materias primas, especialmente del petróleo y de los alimentos, suponen un reto al crecimiento mundial estable, tienen graves implicaciones para los más débiles y pueden incrementar las presiones inflacionarias globales. Esta condiciones hacen nuestra elección de medidas políticas más complicada. Nos mantendremos vigilantes y tomaremos accciones apropiadas, individual y colectivamente, para asegurar la estabilidad y el crecimiento en nuestras economías y globalmente”, dice el anuncio.
A pesar de esta aparentente voluntad de reaccionar conjuntamente a la crisis, en las declaraciones posteriores a la presentación de los resultados de la cumbre se apreciaron sensibles diferencias entre los participantes en cuanto a la interpretacón de sus motivos.
El Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Henry Paulson, destacó que estamos ante un problema de falta de acuerdo entre una gran demanda y una oferta insuficiente, y alertó de que “esto no es algo que se preste a soluciones a corto plazo”.
Por su parte, el Canciller británico, Alistair Darling, puso el acento en el hecho de que los ministros expresaran la necesidad de interpelar al Fondo Monetario Internacional y a la Agencia Internacional de la Energia sobre los factores financieros que se encuentran detrás de la crisis. “Hay visiones diferentes sobre los efectos que la especulación está teniendo sobre los precios”, aceptó Darling. A pesar de estas palabras, ningún país abogó durante la cumbre por medidas concretas contra la especualción.
La importancia del tipo de cambio
En los días anteriores a la reunión de Osaka, el ministro de economía de Japón, Fukushiro Nukaga, apuntó hacia el tipo de cambio de las principales divisas como uno de los motivos detrás de la actual crisis energética. Nukaga admitió haber hablado del tema con su homólogo estadounidense, aunque sin especificar los detalles de las dicusiones. Para muchos expertos, la debilidad del dólar ha contribuido a acelerar la escalada del precio del petróleo al empujar hacia las materias primas gran cantidad de capitales que antes se refugiaban en la divisa norteamericana.
Ayer, el ministro de economía japonés habló ante los medios de comunicación de la importancia de haber podido alcanzar una interpretación común de la crisis. “Hemos conseguido formular una comprensión común que será importante para alcanzar un crecimiento estable de la economía mundial”, explicó el anfitrión del encuentro, que sirvió para preparar la cumbre de jefes de estado y de gobierno que tendrá lugar del 7 al 9 de julio a orillas del lago Toya, en Hokkaido (norte de Japón).
Fondos de Inversión para el Clima
Una de las pocas acciones concretas visibles del G-8 en la cumbre de Osaka ha sido la presentación de unos fondos financieros diseñados para ayudar a los países en vías de desarrollo a luchar contra el cambio climático provocado por el calentamiento atmosférico.
“Nosotros, los ministros de finanzas del G8, damos la bienvenida y apoyamos el lanzamiento de los Fondos de Inversión sobre el Clima, incluido el Fondo de Tecnología Limpia y el Fondo Estratégico del Clima. Estamos comprometidos con la ayuda a los países en desarrollo para hacer frente a los retos del cambio climático de manera consistente con las necesidades de desarrollo de su población”, establece el comunicado de la cumbre.
“Estos fondos ofrecen una oportunidad para actuar sobre el cambio ahora. Son un paso concreto adelante para afrontar el reto del cambio climático global”, declaró el presidente del banco Mundial, Robert Zoellick, durante su presentación.
Por el momento Estados Unidos ha anunciado que aportará unos 1.500 millones de euros, el Reino Unido mil millones y Japón 800 a esta iniciativa, que se presenta como una medida provisional hasta que esté en acción la nueva política multilateral para afrontar el cambio climático, que debería sustituir en 2012 el Protocolo de Kioto.
Matanza en la meca de la electrónica
Siete muertos y 14 heridos es el resultado provisional del ataque perpetrado ayer por un hombre de 25 años en Akihabara, un barrio del distrito de Chiyoda, en Tokio, famoso por sus tiendas de electrónica y de productos relacionados con los cómics y los dibujos animados.
Poco después del mediodía, Tomohiro Kato irrumpió a gran velocidad y haciendo zigzag con un camión alquilado en la calle principal de Akihabara, convertida todos los fines de semana a esa hora en zona peatonal, y arrolló a por lo menos tres personas. Tras el atropello bajó del vehículo y, con un cuchillo de explorador con una hoja de trece centímetros, apuñaló a todos los que se interpusieron en su camino hasta que fue desarmado y detenido por la policía unos cinco minutos después.
“He venido a Akihabara porque quería matar a alguien. Estaba harto de vivir y quería matar, no importa a quien”, declaró el agresor a la policia. Sobre la vida y la personalidad de Kato, por el momento sólo se sabe que vivía en un apartamento de una sola habitación alquilado por una empresa de trabajo temporal en Susono, en la provincia de Shizuoka, al sur de Tokio. La mayoría de sus vecinos apenas lo habían visto entrar o salir, siempre solo, y lo consideraban una persona poco comunicativa. Según la policía, en el momento de la detención estaba lúcido y no parecía estar bajo los efectos ni del alcohol ni de ninguna otra droga.
Los testigos de la matanza explicaron que Kato atacó a sus víctimas indiscriminadamente mientras gritaba en tono amenazador con palabras incomprensibles. Uno de los heridos es un policía de tráfico que acudió para socorrer a uno de los atropellados y recibió una cuchillada en una pierna. La mayoría de los muertos y heridos son hombres jóvenes, aunque también hay dos mujeres y un hombre de 74 años que acudió a Akihabara junto a su hijo a comprar material informático.
Poco después de la irrupción de Kato con su camión la policía recibió la alerta en la comisaría cercana a la estación de tren de Akihabara. Varios agentes fueron en su persecución y uno de ellos trató de desarmarlo utilizando su porra como arma de esgrima, pero Kato sólo entregó el cuchillo tras ser encañonado con una pistola.
Mientras, el pánico se había apoderado del barrio. En Japón las zonas peatonales, abundantes los fines de semana en el centro de Tokio, son denominadas “paraísos de peatones”. El de Akihabara se había convertido en cinco minutos en un infierno poblado de grupos de personas dando primeros auxilios a las víctimas y esperando la llegada de las ambulancias.
Akihabara es considerada la meca de los aficionados a los ordenadores, los video-juegos, el manga (cómic japonés), el anime (dibujos animados) y el cosplay, o afición a disfrazarse, principalmente de algún personaje de estos dos géneros artísticos.
Los fines de semana sus calles están llenas de compradores y personas que acuden a presenciar alguno de los muchos eventos promocionales, a menudo protagonizados por las llamadas aidol, mujeres jóvenes convertidas en objeto de deseo de parte de los cientos de miles de hombres solteros que trabajan en la capital de Japón.
En Japón son muy raros los ataques perpetrados usando armas de fuego y casi siempre forman parte de las luchas entre bandas mafiosas. Sin embargo, en los últimos tiempos se han producido diversos apuñalamientos indiscriminados.
Ayer se cumplían siete años del más grave, la masacre de Ikeda, en que Mamoru Takuma mató a ocho niños e hirió a otros quince en una escuela primaria de Osaka. Takuma fue posteriormente condenado a muerte y ejecutado.
En enero de este año un chico de dieciséis años atacó con un cuchillo a cinco personas en unas galerías comerciales de Tokio, hiriendo a dos de ellas. Y en marzo, en la provincia de Ibaraki, un hombre buscado por asesinato atacó con arma blanca a diversos desconocidos, uno de los cuales murió posteriormente como consecuencia de las heridas sufridas.
Cui-daoré Taro dice sayonara
El nombre Cui-daoré, viene de la expresión kuidaore, que puede traducirse como “gastarse la fortuna en comer y beber” y se considera representativa de los habitantes de Osaka, en contraposación a los de la vecina Kioto, cuyo espíritu se refleja en la palabra kidaore, que significa gastarse la fortuna en kimonos. Ambas se reúnen en el dicho popular “Kioto no kidaore, Osaka no kuidaore”, que contrapone el espíritu de refinamiento estético con que se identifican los habitantes de la antigua capital imperial al epicureismo de sus vecinos comerciantes del sur. No es que en Kioto no gasten en comida sino que los platos de su gastronomía, ejemplificados en la lujosa cocina kaiseki, son más apreciados por su apariencia que por su sabor, lo contrario de lo que pasa en Osaka.
En 1949, cuando Japón, todavía bajo la ocupación americana, luchaba por resurgir después de la guerra, Rokuro Yamada tuvo el acierto de ponerle a su restaurante el nombre de Osaka Meibutsu Cui-daoré, convirtiéndolo así en símbolo de los deseos populares de recuperar los placeres perdidos durante la contienda. Además, en 1950, para atraer a la clientela infantil, puso frente a la puerta a Cui-daoré Taro, un autómata que representa un payaso con un vestido a rayas rojas y blancas tocando el tambor. Dicen que de inmediato se convirtió en un gran éxito y así empezó el desfile diario para sacarse fotos a su lado, que dura hasta la fecha.
Cui-daoré está en la calle Dotombori, un bulevar donde se suceden restaurantes, teatros, salas de juegos, karaokes y otros negocios de entretenimiento en Shinsaibashi, en el centro de Osaka. Cualquier día pasan por la zona cientos de miles de personas, que se pueden convertir en millones los fines de semana. Ahora la empresa ha decidido arrojar la toalla aduciendo la incapacidad de mantenerse como un negocio familiar y por el envejecimiento del edificio de ocho pisos que lo alberga. Sin embargo, es fácil suponer que tras la decisión se encuentre la voluntad de rentabilizar mejor la extraordinaria situación del inmueble.
El anuncio del cierre y la incertidumbre del futuro paradero del muñeco han hecho incrementar todavía más la peregrinación al Cui-daoré. Además, muchos de los que no van aposta para el retrato, si pasan por la zona, no dejan escapar la ocasión de sacar una foto con el móvil, así que los fines de semana se forman aglomeraciones de personas esperando turno para inmortalizarse en compañía de Taro.
miércoles, mayo 28, 2008
Lentejas con chorizo en el corazón de la ciudad
Pero, entre todos los restaurantes de cocina tradicional española, destaca por su solera El Castellano, que hace 31 años se convirtió en el primero regentado por un español. Corría el año 1977, España acababa de salir de la dictadura y todavía faltaba mucho para que se produjera el boom de lo español, que llegaría a su máxima expansión en 1992. Vicente García, un joven profesional de la restauración salido de Santa Cruz de la Zarza (Toledo), decidió desafiar a los que no veían futuro a los pucheros castizos en Japón.
"Me dijeron que no iba a tener éxito porque los japoneses no comían garbanzos, ni lentejas, ni conejo..., y yo dije que perfecto, que así no tendría competencia. La verdad es que los japoneses no comían nada de eso porque no había. Se trataba de ir educando su gusto", explica Vicente, que se toma tan en serio su empeño pedagógico que se niega a servir whisky con agua o café durante la comida.En cuanto a los ingredientes, él nunca ha tenido problemas. Dice que todo es cuestión de relacionarse y saber negociar con los proveedores y si de algo no hay, se crea, como hizo con un socio japonés cuando decidieron producir jamón serrano, chistorra, morcilla o salchichón, aquí, en Japón.
"La clave del éxito es ser tú mismo y ofrecer lo que podría encontrar un japonés que fuera a comer a casa de un amigo en España", añade antes de declararse a años luz de la comida que ofrecen el Sant Pau, el Ogasawara o Barahona, de quien lamenta que siguiera la estela de Ferran Adrià en lugar de mantenerse fiel a la cocina tradicional catalana que ofrecía en sus primeros años en Japón.
El Castellano es un mesón decorado con muchos de los atributos de la iconografía típica española, donde no pueden faltar el flamenco, los toros, ni la tuna. Está en un segundo piso de un pequeño edificio de oficinas, en una de las zonas más apreciadas de Tokio, entre Shibuya, la meca de la moda juvenil asiática, y la calle Omotesando, donde se suceden las tiendas de las marcas más prestigiosas del mundo. Según Vicente, entre sus clientes hay extranjeros residentes en la capital, aunque la mayoría son japoneses (sobre todo mujeres) y famosos de paso, como el bailarín Antonio, el escritor Fernando Sánchez Dragó, el levantador de piedras Iñaki Perurena o el expresident Jordi Pujol.
martes, mayo 20, 2008
Sushi bajo los cerezos en flor
El símbolo indiscutible de la primavera japonesa es la sakura, o flor del cerezo. Los japoneses sienten verdadera devoción por ella. Por eso, todo el país está repleto de diferentes clases de cerezos, cuya finalidad principal es ofrecerles durante unos días la oportunidad de reunirse con los amigos y disfrutar de su belleza efímera mientras degustan alguna delicia alimentaria y, a menudo, beben alcohol en grandes cantidades.
lunes, mayo 12, 2008
La gasolina vuelve por las nubes
• El impuesto pone contra las cuerdas al Gobierno de Fukuda
"Apago el letrero, porque dentro de poco se nos va a terminar la gasolina", le decía, a las siete de la tarde del 30 de abril, un empleado a otro en una estación de servicio. Cuando se apagaba la luz, la gasolina normal estaba a 127 yenes (80 céntimos) el litro y cuando volvía a encenderse, en la madrugada del 1 de mayo, ya estaba a 157 yenes (98 céntimos) como consecuencia de la reinstauración del impuesto especial sobre la gasolina. El gravamen se impuso hace 30 años, supuestamente con carácter temporal, y la ley estipula que debe dedicarse solo a la construcción y mantenimiento de carreteras.
jueves, mayo 08, 2008
Hu visita Japón en un clima de desconfianza
El emperador Akihito i el presidente Hu en la portada del Kyoto Shinbun
Es la primera visita de un máximo líder chino en 10 años
Tibet, las intoxicaciones alimentarias y el gas del mar del sur, principales obstáculos
Las esperanzas generadas por el viaje de Hu a Japón se refieren más a aspectos simbólicos que a la resolución de problemas concretos. En estos momentos la historia no se interpone especialmente entre Pekín y Tokio como lo hizo en el pasado. Hace 10 años la visita del entonces líder Jiang Zemin terminó en fracaso por su dureza al recordar, en un encuentro protocolario con el emperador, las atrocidades del ejército imperial japonés en la primera mitad del siglo XX. Posteriormente, entre 2001 y 2006, los años en que el primer ministro japonés era Junichiro Koizumi, los sufrimientos chinos por el pasado imperialista japonés volvieron a ser el principal tema de intercambio, gracias sobre todo a las visitas del mandatario nipón al santuario sintoísta de Yasukuni, donde se rinde homenaje a más de dos millones de combatientes japoneses y a 14 criminales de guerra.
Hace dos años, con un liderazgo mucho más joven en China y con el relevo de Koizumi por Shinzo Abe en Japón, se inició un deshielo diplomático que culminó con la visita del primer ministro chino Wen Jiabao. El actual primer ministro, Yasuo Fukuda, es un conocido defensor de la mejora de relaciones con China.
Ahora los dos gobiernos dicen que hay que mirar hacia el futuro, pero cuando intentan concretar su anhelado entendimiento se encuentran con asuntos sobre los que no se ponen de acuerdo, como la explotación conjunta de los campos de gas del sur del mar de China, en aguas que ambos países consideran parte de su territorio, o la resolución en falso del problema de las empanadillas intoxicadas importadas a Japón desde China, un asunto que ha creado un clima de desconfianza de los consumidores japoneses hacia los productos que llegan del país vecino.
Además, el último levantamiento en Tíbet y la represión ordenada desde Pekín han servido para aumentar la presión sobre el primer ministro nipón por parte de los sectores que desean una actitud más firme ante una China que perciben como un peligro creciente debido a su poderío económico y militar. “En lugar de cálidas expectativas de un salto hacia delate en los lazos bilaterales, una desilusión enfriante está surgiendo ahora entre los dos países”, decía el editorial del diario Asahi Shimbun ante la visita de Hu.
La estancia del presidente chino en Japón incluye diversos encuentros con el emperador Akihito y el primer ministro Fukuda, así como una conferencia en la universidad Waseda y una visita cultural a Nara. Se espera que culmine con la presentación de una declaración conjunta que podría incluir algún acuerdo sobre medidas para evitar el calentamiento atmosférico global.
Japón estableció relaciones diplomáticas con China en 1972 siguiendo el camino marcado desde Washington por Richard Nixon. En 1978, bajo el mandato del primer ministro Takeo Fukuda (padre del actual jefe de gobierno), se firmó un tratado de paz y reconciliación entre los dos países. Veinte años más tarde, en 1998, Jiang Zemin se convirtió en el primer presidente de la República Popular China en visitar Japón. Las relaciones contemporáneas entre Pekín y Tokio se han visto marcadas a menudo por las luchas internas por el poder en ambas capitales.
A pesar de diversos altibajos en los intercambios políticos, desde los años 70 no ha dejado de aumentar la dependencia económica mútua. Japón ha aportado ingentes cantidades de dinero al desarrollo chino en forma de ayuda oficial y en inversiones privadas de empresas que deseaban tener una base de producción barata y abrir a sus productos un mercado muy prometedor. En estos momentos, la estabilidad de la economía japonesa depende en buena medida de la salud económica china.
lunes, abril 28, 2008
Un signo de la globalización
Este año me ha tocado asistir a la ceremonia de ingreso de la escuela primaria de mi barrio en calidad de padre de uno de los nuevos alumnos y como presidente de la AMPA. Dicen que es la primera vez que un extranjero preside una institución de este tipo en Kioto y posiblemente una de las primeras en todo el país. Un signo de la globalización que, por el momento, no ha encontrado ningún reparo y sí muchas reacciones de alivio por parte de los que saben que, si este año yo presido, no tienen que hacerlo ellos.
El cargo es más bien protocolario y las que trabajan de verdad son las madres que integran la junta, todas japonesas. Ellas están dispuestas a dar el callo por la escuela, pero no la cara, así que mi primer trabajo importante ha sido subirme al estrado del gimnasio y leer, ante niños, padres y autoridades locales, un discurso lleno de expresiones honoríficas y frases hechas. Con poco margen para la creatividad y un gran miedo a salirme ni siquiera un milímetro del guión. Solo quien haya pasado por semejante trago será capaz de imaginarse cómo pueden bailar los caracteres japoneses sobre el papel.
Además de en una lectura correcta, el éxito de la actuación en la ceremonia radica en tener muy claro cuándo y hacia dónde hay que saludar, con la inclinación adecuada del tronco. Según mis cuentas, en mi caso son ocho reverencias desde que me levanto tembloroso de mi silla en la zona de autoridades hasta que regreso aliviado a ella.
Si uno no tiene un papel protagonista, estas celebraciones son un espectáculo interesante, que puede llegar a ser divertido. El decorado presenta mínimas variaciones: siempre lo presiden la bandera nacional y la local, hay un gran jarrón con flores y muchas veces un biombo dorado. Uno de los momentos más emotivos es el canto del himno nacional, esa canción que en muchos sitios de Asia recuerdan como símbolo de atrocidades. Para la mayoría de los japoneses el Kimigayo es hoy en día solo una muestra de su sentimiento de pertenencia, aunque queda una minoría que se resiste a mostrarle un respeto que cree que no merece. Normalmente, todos los congregados se ponen en pie y la mayoría lo entonan con una maestría que prueba, tanto como su patriotismo, la buena formación musical.
Otro de los puntos importantes es el discurso del director. El nuestro es un hombre entrañable, amante de Europa y devoto de su trabajo. Tiene cierto aire cómico, vestido con frac y dirigiéndose a niños de 6 años, gesticulando y vocalizando. Les habla de las tres semillas que a partir de hoy tendrán que hacer crecer: valentía, ganas de hacer y buena salud.
Los verdaderos protagonistas, los aproximadamente 60 nuevos alumnos de la escuela, lo escuchan intentando ver esas semillas en la palma del profesor. Van vestidos todos muy elegantemente y representan su papel a la perfección. Entran, se sientan, se levantan, hacen reverencias, se sientan de nuevo, se vuelven a levantar... Todo en un orden que ya han tenido oportunidad de ensayar en la gran cantidad de ceremonias que han vivido en el parvulario y que perfeccionarán en las que les aguardan en su vida en Japón.
jueves, abril 10, 2008
Gigantes en apuros
En febrero la policía arrestó en Aichi a tres luchadores y al jefe del gimnasio donde en junio murió Takashi Saito, un luchador novicio de 17 años. La policia estableció que la causa había sido un paro cardíaco, pero una autopsia mostró que Saito había sido golpeado repetidamente con objetos contundentes poco antes de perecer. La policía se vió obligada a abrir una investigación y el caso se convirtió rápidamente en noticia nacional. El jefe del gimnasio admitió haberle dado un “golpecito” a su pupilo, pero se ha podido establecer que lo golpeó repetidamente en la cabeza con una botella de cerveza. Después indicó a otros luchadores que se lo llevaran al ring para terminar de darle una lección por haber intentado abandonar el gimnasio y su carrera en el sumo.
A la sorpresa por la muerte de Saito se añadió rápidamente la indignación por la negligencia policial y la lentitud en la reacción de la Asociación Japonesa de Sumo. Hasta el primer ministro, Yasuo Fukuda, se vió obligado a pronunciarse sobre el asunto: “Que esto haya sucedido en el sumo, el deporte nacional y símbolo de Japón, es un asunto grave”. La presión del gobierno obligó a la entidad que rige el sumo a pedir disculpas y a expulsar al jefe del gimnasio, una acción que para muchos es insuficiente y llegó tarde. “La asociación de sumo debería aceptar miembros externos y recomenzar. De otro modo, los jóvenes que aspiran a convertirse en luchadores profesionales se mostrarán reacios y los aficionados abandonarán el deporte”, concluía recientemente el diario Asahi Shinbun su editorial.
Prejuicios machistas
Algunos historiadores remontan el nacimiento del sumo a los orígenes del país, aunque adoptó su forma actual en la época de Edo (siglos XVII a XIX). Sus rituales están emparentados con los del sintoísmo, la religión ancestral de Japón, con la que comparte creencias como la impureza de la mujer. Esto provocó el inicio de una larga controversia en 2000, cuando Fusae Ohta se convirtió en la primera mujer gobernadora de Osaka, provincia donde se celebra uno de los cinco grandes torneos anuales. La Asociación de Sumo no permitió a Ohta durante sus ocho años en el cargo subir al dohyo (ring) para entregar la copa al vencedor.
Escándalos periódicos
La muerte del joven Saito es la crisis más grave que ha vivido el sumo últimamente, pero no la única. Las sospechas de combates amañados reaparecen periódicamente. En la última ocasión apuntaban al yokozuna (gran campeón) Asashoryu, un mongol de 28 años que ya ha alcanzado el quinto puesto en el ranking de luchadores de todos los tiempos. Además, Asashoryu ha protagonizado enfrentamientos con periodistas y provocado la indignación de los tradicionalistas por protestar decisiones de los árbitros o no mostrar respeto a los contrincantes. El año pasado fue noticia tras ser sorprendido jugando al fútbol en Mongolia, adonde había acudido para recuperarse de una misteriosa lesión. El sumo profesional ha vivido en las últimas décadas un influjo constante de luchadores extranjeros, provenientes de lugares con luchas similares, como Hawai, Polinesia, Bulgaria, Rusia o Mongolia y en estos momentos hay unos 20 no japoneses en las dos máximas categorias. En 2002 se limitó a uno por gimnasio el número máximo de foráneos, pero cada vez resulta más difícil convencer a niños y padres japoneses para que entren en un mundo que exige sacrificios extremos.
martes, abril 08, 2008
La torre Eiffel japonesa cumple medio siglo
jueves, abril 03, 2008
Los homeless japoneses se hacen más visibles
Desde hace cuatro años no hace falta ir a los parques o barrios degradados de Japón para ver a los sin techo. Algo más de un centenar de ellos están apostados en las esquinas más transitadas de las grandes metropolis del país blandiendo un ejemplar The Big Issue, la replica de la revista fundada en 1991 en Londres para dar una oportunidad profesional a las personas que no tienen un lugar digno donde vivir. Se trata de un negocio social, que se gestiona profesionalmente y aspira a no perder dinero aunque su ojetivo no sea ganarlo.
“Yo nunca me habría imaginado que terminaría dedicándome a ayudar a los sin hogar, pero una tercera parte de los que hay en Japón están en Osaka. Como persona nacida y criada aquí, como miembro de la sociedad que los veía cada día, me di cuenta de que había que hacer algo para ayudar a resolver el problema. Entonces supe lo que se hacía en Inglaterra y decidí poner en marcha el proyecto”, explica su máximo responable, Shoji Sano.
Según el gobierno, en la actualidad hay 19.000 personas sin hogar en Japón, unas 6.000 menos que hace cinco años. Es posible que la mejora en las cifras refleje en parte la reducción del paro durante el quinquenio, pero para Sano la cuestión se explica por el criterio que usan las autoridades para definir al colectivo: “Si lo que se cuenta es realmente los que viven en la calle o en parques, es posible que su número haya disminuido. Ahora bien, si se tiene en cuenta a las personas que pasan la noche en lugares como los cibercafés o en hoteles baratos y que no tienen un lugar fijo para vivir, entonces ha aumentado”.
Después de la burbuja económica de los años 80, los trabajos en la construcción y en la industria descendieron drásticamente y con ello aumentó el número de personas sin hogar. El empleo ha crecido en los últimos años hasta situar el paro en el 4%, aunque a costa de aumentar el número de los que pasan apuros para llegar a fin de mes a pesar de trabajar los siete días de la semana. La mayoría de los sin hogar proceden de sectores cada vez más mecanizados, como la construcción, o de negocios que van quedando desfasados en la nueva economía, como pequeños comercios y hostales tradicionales, donde algunos además de trabajar vivían.
Kenzo Nitta, de 57 años, vende The Big Issue frente a la estación central de Osaka desde hace cuatro años. Antes trabajaba como mecánico en una bolera, pero ésta cerró y ya no puedo encontrar un nuevo trabajo, en parte por la edad. “Es duro, pero sin trabajo no se puede vivir. Al principio me daba vergüenza, pero cuando llevas mucho tiempo vas acostumbrándote. Pienso seguir hasta que encuentre otro trabajo.”, explica Nitta, que recientemente ha empezado a vivir en un piso junto a dos vendedores más.
Otro veterano de The Big Issue es Imamura, un ex librero de viejo de 50 años que defiende con vehemencia la dignidad de su trabajo: “Me daría vergüenza tener que pedir limosna, no lo aceptaría, pero con esto me gano mi comida y un lugar para dormir. Me gustaría ahorrar y poder encontrar otro trabajo pero, sin tener una dirección registrada, en Japón eso es muy difícil”, explica Imamura, que regala una fotocopia con sudokus preparados por él mismo a cada cliente.
The Big Issue es bimensual y se vende a 300 yenes (unos dos euros), de los cuales 160 van directamente al bolsillo del vendedor. La revista tiene una circulación de unos 30.000 ejemplares y en todos los números ofrece artículos sobre ocio y asuntos sociales y una entrevista o reportaje sobre algún personaje famoso de la escena internacional, gracias a su sindicación con una red mundial de revistas similares
Para vender The Big Issue se necesita ser una persona atrevida, comprometerse con un código de buena conducta y no tener un lugar estable de residencia, aunque esta última condición se aplica con flexibilidad y se permite seguir como vendedores a los que ya han encontrado un lugar donde vivir pero no un empleo mejor. Algunos, como Imamura y Nitta, llevan vendiendo la revista desde su inicio, pero muchos otros lo dejan después de un año y medio, a veces sin dejar rastro. Según la empresa, de los 600 vendedores que ha tenido en cuatro años, un 10% ha encontrado otro trabajo.